El Vaticano paraliza su aprobación y los laicos piden a los obispos que se enfrenten a Roma Pesimismo (y cabreo) del Comité Sinodal alemán tras el golpe de autoridad de los cardenales de Curia
El veto del Vaticano está provocando insatisfacción, incomprensión y frustración entre los miembros del Comité sinodal. Mientras algunos creen que el comité seguirá existiendo, otros lo ven como un fracaso
La carta de los cardenales de la Curia vaticana coloca a los obispos alemanes en una situación insostenible. “La Conferencia Episcopal tendrá que ‘pagar’ por la decisión de eliminar del orden del día el punto sobre el Comité Sinodal con una nueva pérdida de confianza”
Decepción, insatisfacción, incomprensión, impotencia y, desde luego, enfado. Son los sentimientos indisimulados que se ha encontrado el portal de noticias alemán Katholisch al pulsar la opinión de los miembros no obispos del Comité Sinodal, la polémica estructura eclesial nacida como fruto de años de trabajo conjunto con el episcopado en el Camino Sinodal alemán.
Siempre en el filo de la navaja en su relación con el Vaticano, ahora los miembros de este Comité -del que Roma ha advertido sobre su difícil encaje canónico pues teme que sea un organismo que esté por encima de los obispos- critican sin tapujos la suspensión de la votación sobre sus estatutos prevista para la plenaria que la Conferencia Episcopal que se está celebrando, tras la petición expresa al respecto solicitada en la carta que los cardenales Parolin, Fernández y Prevost le hizo llegar a su presidente el pasado viernes.
Eb este sentido, la intervención romana muestra el "reflejo de los sistemas en decadencia, ante la falta de confianza y visión, de aferrarse con miedo y fuerza a lo viejo y luchar por ello hasta el punto del colapso", según señala el secretario general del Servicio Social para Hombres Católicos (SKM), Stephan Buttgereit.
La “negativa crónica a hablar que estamos experimentando desde Roma lleva a la incapacidad de actuar de todos los involucrados”, añade este laico, para quien la carta de los cardenales de la Curia vaticana coloca a los obispos alemanes en una situación insostenible. “La Conferencia Episcopal tendrá que ‘pagar’ por la decisión de eliminar del orden del día el punto sobre el Comité Sinodal con una nueva pérdida de confianza”.
Falta de comunicación
La intervención vatican muestra la falta de estilo de comunicación entre los obispos alemanes y el Vaticano, según la teóloga Margit Eckholt. "El Sínodo Mundial de octubre de 2023 dejó claro lo importante que es desarrollar un nuevo arte de argumentación en la Curia escuchando las diferentes dinámicas pastorales y culturales en las distintas iglesias locales".
Eckholt pide regulaciones legales sobre cómo debe integrarse el oficio de obispo en las estructuras sinodales. En general, es necesaria una "nueva cultura de unión" que conduzca a "un reconocimiento de las necesidades concretas de la Iglesia en Alemania y una apreciación de la forma de sinodalidad, tal como corresponde al catolicismo en Alemania, que se caracteriza por una cultura democrática".
Stefan Eschbach, del Consejo Diocesano de la Arquidiócesis de Friburgo, ve la carta romana como "una nueva escalada del conflicto entre la Conferencia Episcopal Alemana y Roma". "Necesitamos personas que desarrollen nuevos conceptos y soluciones y no obispos débiles y divididos". En este sentido, espera que el Comité Central de los Laicos Alemanes fortalezca la creación de redes internacionales y siga de cerca la experiencia del Sínodo amazónico, que, estima, "podría proporcionar información importante para los procesos sinodales en Alemania y Europa".
El Comité Sinodal, "en el aire"
Christian Gärtner , presidente del consejo diocesano de la diócesis de Eichstätt, se mostró sorprendido por el momento de la intervención: "Evidentemente, con esta táctica sorpresa se pretendía impedir que las fuerzas reformistas de la Conferencia Episcopal pudieran ponerse de acuerdo sobre una contraestrategia adecuada". Aunque el Comité Sinodal sigue "en el aire" después de carta del Vaticano, las decisiones del Camino Sinodal son, sin embargo para él, una "buena base teológica para un mayor debate sobre las reformas necesarias en la Iglesia católica, no sólo en Alemania, sino en todo el mundo".
La ex presidenta de la Asociación de mujeres católicas alemanas, Maria Flachsbarth está “profundamente decepcionada” por la exigencia de Roma. "Es desconcertante el rechazo a las reformas que se supone que deben realizarse expresamente en el Derecho Canónico". Esto demuestra “una vez más la incapacidad de dialogar entre la Curia Romana y la Conferencia Episcopal Alemana"m en su opinión.
El comportamiento de "una minoría de obispos alemanes que aparentemente logran repetidamente sembrar en Roma la desconfianza contra el proyecto de reforma alemán" les deja perplejos. “¿Qué es lo que realmente les hace estar tan seguros de que el espíritu de Dios sólo les muestra a ellos el camino hacia el futuro, pero no a la mayoría de sus compañeros ministros que quieren seguir el camino sinodal?”, se pregunta Flachsbarth.
Obispos leales a Roma, pero no a sus fieles
Andrea Heim, director federal de la educación católica de adultos, se pregunta por su parte por qué "la lealtad de los obispos está siempre en Roma y nunca en tantas personas que pelean con la Iglesia y quieren cambios". Y exige que los obispos alemanes no olviden la “causa fundamental del Camino Sinodal –la violencia sexualizada sistemática– y que trabajen en el Comité Sinodal como se decidió por unanimidad”.
Lisa Holzer, de la Asociación Federal de la Juventud Católica tiene la impresión de que estos bloqueos curiales "quitan la motivación para trabajar por una Iglesia sostenible". "Espero que el Comité Central de Laicos (ZdK) adopte una postura clara que deje claro que nosotros, los no obispos, estamos muy contentos y convencidos de ayudar a construir nuestra Iglesia. Pero sólo estaremos dispuestos a hacerlo si los esfuerzos merecen la pena", afirma. "También debe quedar claro que no hay alternativa a las reformas. Las causas sistémicas del abuso espiritual y la violencia sexual deben abordarse de tal manera que pueda surgir una iglesia sin ningún tipo de violencia".
Para Marcus Leitschuh, miembro del ZdK, es incomprensible que el Vaticano se haya posicionado repetidamente en contra antes de las reuniones, pero nunca haya buscado una conversación con el Presidium del Camino Sinodal. "Tengo la sensación de que los redactores de las cartas de Roma no han leído los estatutos del del Comité Sinodal ni sus fundamentos. Porque no hay nada en ello que sea criticable desde Roma", señala a Katholisch, para acabar mostrando su impresión de parecen "ancianos con magníficas túnicas que viven en un mundo paralelo".
No evitar el choque con Roma
Birgit Mock, vicepresidenta del ZdK, estima por su parte que no se debe evitar el enfrentamiento con Roma y espera que los obispos alemanes mantengan las reformas, porque las decisiones sobre el Camino Sinodal "no se tomaron a la ligera; fueron precedidas por años de consultas con muchos expertos y afectados".
"Hemos comenzado el Camino Sinodal para abordar las causas sistémicas de la violencia sexual. Esto incluye otras estructuras de poder y de toma de decisiones, esto incluye una imagen diferente de los sacerdotes, y esto incluye una Iglesia con equidad de género que ve la diversidad como un enriquecimiento". Estas reformas, afirma a continuación, son necesarias, especialmente porque muchas personas en Alemania se están alejando de la iglesia. "Cualquier retraso adicional en la adopción de estas medidas significa que estamos desperdiciando esta oportunidad", subraya.
"Casi da la impresión de que el Vaticano quiere hacer desfilar a los obispos alemanes. Eso es degradante e irrespetuoso", dice la hermana Philippa Rath. En esta situación, admira "la calma y la compostura del obispo Georg Bätzing", presidente del Episcopado germano. Respecto a los futuros trabajos del Comité Sinodal, considera que "haría falta un pequeño milagro para que los representantes vaticanos y los obispos alemanes llegaran a un acuerdo llegar a un acuerdo al respecto antes de junio".
La continuación del trabajo en el Comité Sinodal ahora está "muy en duda" y las señales de romanas cuestan mucha energía, señala la religiosa, "que podrían utilizar de manera más sensata para aquellos que ya abandonaron la iglesia". "No podremos convencer a los obispos que no están dispuestos a reformar de que estas decisiones tienen sentido", dijo Rath en alusión al puñado de obispo críticos con el Camino Sinodal.