Antonia Pinho, de 61 años, trabajaba con ancianos abandonados y drogadictos. Uno de ellos la mató El asesinato y posterior violación de una monja conmocionan a la sociedad portuguesa
Conocida como la "monja radical", la religiosa fue abordada por un sujeto de 44 años, con antecedentes penales de tráfico de drogas, violación y secuestro
El hombre fue detenido y, tras un pequeño interrogatorio, admitió que estranguló y violó a la religiosa
La fallecida estudió Medicina en España, y dedicó su vida a ayudar a los más necesitados
La fallecida estudió Medicina en España, y dedicó su vida a ayudar a los más necesitados
La conocían como la “monja radical”, porque siempre se desplazaba en moto por las calles más peligrosas de San Joao de Madeira (Aviero), en Portugal. A sus 61 años, y después de haber estudiado Medicina en España, Antonia Pinho llevaba el Evangelio a ancianos abandonados, drogadictos y pandilleros. Uno de ellos acabó esta semana con su vida de la forma más cruel.
El asesinato, que ha conmocionado Portugal, tuvo lugar el pasado domingo, cuando Antonia Pinho (conocida como 'Tona'), que había ingresado a los 20 años en las Siervas de María, dijo que iba a misa. Nunca regresó. Según relata Correio da Manha, fue encontrada sin vida esa misma tarde dentro de la casa de un hombre de 44 años, con antecedentes penales de tráfico de drogas, violación y secuestro.
Violada, asfixiada y violada
Había sido violada y asfixiada hasta la muerte. El sospechoso, además, pudo volver a abusar sexualmente de ella una vez asesinada. Según las primeras investigaciones, sor Antonia llegó hasta la vivienda voluntariamente. Al parecer, su asesino -que había pasado 16 años en prisión por dos violaciones- intentó forzarla dos semanas atrás.
Ese domingo, el hombre la invitó a su departamento para pedirle perdón por su actuación. Una vez allí, atacó a la mujer, la estranguló y posteriormente violó su cadáver.
Dos días después, el hombre fue detenido y, tras un pequeño interrogatorio, admitió que estranguló y violó a la religiosa.
Según relata El Mundo, en una entrevista con una revista local -en cuya portada apareció pocos días antes de su muerte- la fallecida afirmó que siembre quiso ser monja "y así poder dedicarme a ayudar a los enfermos". Restaba importancia a su mote de "radical", y decía que su mayor prioridad era cuidar de su madre anciana, pero que en su tiempo libre intentaba atender a los otros desfavorecidos de la zona, dando igual la vocación religiosa o carácter de los mismos. "Si puedo contribuir al bienestar de otras, contenta estoy".