BARTOLOMÉ MOSTAZA entre nosotros hoy (7). TRES ÚLTIMOS POEMAS y DESPEDIDA
En el post de hoy despedimos, de momento, al poeta del "corazón abierto". Como no hemos encontrado en internet fotografía alguna del invitado de estos días, nos asomamos gráficamente al humilde villorrio que le vio nacer, Santa Colomba de Sanabria (Zamora), que no llega al centenar de habitantes, pero está enclavado en el corazón del Parque Natural del Lago de Sanabria, el mayor lago de origen glaciar de la Península.
Quisiera destacar algo que no nos ha sido posible señalar en pasadas entregas. Tanto Sáinz de Robles como Leopoldo de Luis destacan muy elogiosamente la habilidad de nuestro poeta para, gran conocedor de los metros clásicos, renovar, sobre todo, el viejo hexámetro latino. Así se expresaba Sáinz de Robles en 1967:
"Como lírico, es Mostaza contrario al neoclasicismo y al versolibrismo. Ama la forma ceñida a la regularidad estrófica; y ha inventado muchas estrofas, así como versos y metros que desde los griegos y latinos parecían inacomodables a la poesía castellana. Ha castellanizado el hexámetro, el pentámetro, el asclepiadeo, logrando la mayor armonía a través de la disonancia."
"DESDE ESTE RISCO ALTÍSIMO EN QUE ACABA EL MUNDO..."
Como final de la serie, hemos seleccionado tres breves poemas muy variados,"Desde lo alto de mi frente", "El páramo" y "Buscador de palabras".El primero de ellos, soneto clásico que descubrí en la Antología de Aguilar de 1967, resulta, a primera vista, algo extraño, un punto esotérico. Pero su contenido es hermoso, y probablemente está inspirado en la teoría oriental de los chakras.
Estos versos, que aluden a la parte superior de la cabeza (coronilla), corresponderían al séptimo chakra, también conocido como el loto de los mil pétalos de luz. Centro de Conciencia Cósmica, nos conectarían con la divinidad. Lo más admirable del poema es el terceto final, que integra el desasosegado corazón(cuarto chakra) en la aventura espiritual del amor y la paz.
DESDE LO ALTO DE MI FRENTE
Desde este risco altísimo en que acaba
el mundo, ¡qué otra tierra, qué infinito
mar oteo ondeando luz! (El grito
de asombro en su estocada el ser me clava.)
Se agolpan en la boca de mi aljaba
todas las flechas. ¡Vértigo! Tirito,
me adelgazo de anhelo, me espirito,
toco ya de lo hermético la aldaba...
Por la punta puntita de su antena
–al cabo de dolor, al cabo de alto
afán– se quema, chispa a chispa, el alma.
Y al corazón, que desviviendo pena,
encogido ya en sí para el gran salto,
le envía señas la perpetua calma.
"SIN TROPEZAR EN ÁRBOL, BESTIA U HOMBRE..."
Conocedor, por propia experiencia, de la inmensa meseta castellana y su singular, interminable llanura, expresa Mostaza en varios poemas sus sentimientos ambivalentes de soledad y angustia, de plenitud y vuelo.
En los versos de “Desde el centro del páramo”,aunque se siente muy solo (“Pesa el silencio como un monte. // Desalmado vacío sin un pájaro / que cante, sin un pétalo / que exhale su caricia, ni un madroño / que brinde al peregrino bayas...”), le arde al tiempo por el pecho un anhelo irresistible de echarse a “¡Volar, volar a la aventura! / Ardo en sed de horizontes lozanísimos / con cielos de azul bóveda... / Este campo absoluto, sin paisaje, / no me embaraza los sentidos.” Conmovedora espera de la noche, recordando a fray Luis: “Es preciso aguardar la noche mística / para escuchar la música / mental de las estrellas y apagarse / en el relente la congoja...”
El poema de hoy, “El páramo”,fechado en 1949 (a sólo cuatro años del fin de la Guerra Mundial), es triste, desolador, como si atravesase el poeta un campo de batalla. Bartolomé Mostaza, “en el centro, mirando a la redonda”, se pregunta y pregunta, obsesivamente, por qué tanta devastación (hasta se imagina una “inmensa lápida sin nombre” aplastando un Paraíso cadáver...).
EL PÁRAMO
Se cansa la mirada de ver páramo,
sin tropezar en árbol, bestia u hombre.
Se cansa el pensamiento de cernerse
sobre la nada quieta.
Y el páramo perdura, inmensa lápida,
sin nombre que humanice su abandono,
pesando que te pesa, sin alivio,
sobre un Edén cadáver.
Rasa llanura parda sin relámpagos
de color, desdoblada como tabla
–como tabla de mesa– sostenida
a cuatro patas, tiesa.
Las cuatro patas de los rumbos índices...
Y en el centro, mirando a la redonda,
plantado, yo, como una esfinge seria,
preguntando al silencio.
"SOY EL CAMPANERO QUE TIRANDO
DE LA SOGA Y TAÑENDO..."
En breve ensayo, presenta Mostaza en 1953 su poemario"La vida en vilo". Uno de sus pensamientos más arraigados es la necesidad de tallar sus versos con laboriosa artesanía. La escritura automática no es poesía. Pero será mejor conocer de primera mano su propio discurso:"Poesía -escribe en dicho prólogo- es palabra artística, lograda por esfuerzo y acendramiento. La espontaneidad no es poesía."
En algún poema de meticuloso orfebre su estilo es brillante y, además, de notable lirismo. Pero otras veces, sobre todo en su primera época, la influencia del maestro Góngora y la generación del 27 complicaron sus labores, excesivamente cerebrales.En otras ocasiones en las que dejó fluir el curso de la inspiración, vertió al papel sorpresivamente alguno de sus mejores poemas.
Los siguientes versos de "Buscador de palabras"muestran, acaso, con grandiosa belleza y angustioso dramatismo, la decepción de haber estirado tan fuerte la cuerda del esfuerzo que se vino abajo, como castillo de naipes, el blanco palomar de la inspiración.
BUSCADOR DE PALABRAS
Condenado a la palabra diaria,
a decirme en gesto, voz o silbo,
me atiranto a ramas invisibles,
en anhelo de un fruto.
Huecas las palabras me ensordecen,
como nueces hueras que alguien mueve
del desván del alma. Sufro (¡y cómo!)
por decirme de veras.
¿Dónde está el sentido de las cosas?
¿Y por qué el absurdo de ignorarlas?
¡Oh palabra necesaria y llena
que no encuentro y que busco!
Este es el afán de mi jornada.
El fallido afán en que me gasto.
Soy el campanero que tirando
de la soga y tañendo
una a una sus campanas, terco,
siente que de pronto se le rompe
y a los pies le cae la soga; y callan
las campanas zumbando...
BARTOLOMÉ MOSTAZA. SORPRENDENTE BIOGRAFÍA
Como reflexión final, se me ocurre destacar, en primer lugar, el pudor, la humildad de quien publicara su primer libro de versos,“Búsqueda” (1949), a los 42 años. Y su segundo y último poemario, “La vida en vilo” (1952) tres años después. Hasta 1982, que fallece con 76 años, no vuelve a publicar libro de versos y es entonces cuando se descubre lo mejor y más extenso de su producción, que llega a ocupar las casi 500 páginas de una conmovedora antología,“A corazón abierto” (Ediciones del Orto 1997).
Una segunda y última observación: he dejado para el final la referencia precisa de su biografía en Wikipedia. Vivimos desquiciado tiempo de regreso interesado a las dos, o muchas más, españas. Bartolomé Mostaza tomó partido por la España entera y libre. Me encantaría que la noticia de esta opción no oscurezca la valoración, ojalá que positiva, que habéis ido construyendo, poema a poema, por las íntimas galerías de vuestro corazón.
Si queréis conocer alguna referencia más del poeta zamorano, os diré que se casó con Sara Martínez Fernández del Puy y tuvo siete hijos, que perteneció al claustro de la Escuela de Periodismo de la Iglesia y dirigió la Oficial. Que... Pero será mejor que pulséis aquí y aquí. Y se os facilitará información más completa y precisa que la que pudiera acercaros yo. Hasta la próxima entrega de algún otro fascinante, y acaso poco conocido, poeta...
BARTOLOMÉ MOSTAZA
entre nosotros hoy
1.Dos intensos poemas: "Llamando" y "Plegaria"
LLAMANDO
PLEGARIA
2.De la algarabía al silencio
UN MAR DE OSCURAS VOCES
SILENCIO VIVO
EL PERRO DEL SILENCIO
3.Su lucha con el ángel
DESAFÍO A VIDA
4.Y va de vuelo
ALCOTÁN SIN FATIGA
LA CORZA HERIDA
5.El árbol de la vida
PALENQUE DE COMBATE
SALMO DE LLAMADA
EL TELAR CÓSMICO
NUESTRO VÉRTICE
6.Tres amaneceres
AMANECER
PREGÓN MAÑANERO
A LA ESPERA DEL ALBA
7.Tres últimos poemas y despedida
DESDE LO ALTO DE MI FRENTE
EL PÁRAMO
BUSCADOR DE PALABRAS