Se viene hablando de Gloria Fuertes, la genial madrileña cuya pérdida lloramos en estas fechas, a diez años de su escondida (un 27 de noviembre de 1998, rondaba los ochenta años). Me vais a permitir acercaros uno de sus deliciosos poemas, todo amor, todo luz:
TREN DE TERCERA EDAD
Y ahora,
a envejecer bien
como el jerez.
Ser también útil de viejo,
ser oloroso,
ser fino,
no ser vinagre,
ser vino.
Este fue siempre su talante: desde la vida cotidiana, en un lenguaje cercano, directo, alegre como bengala, como cohete de fiesta, desconcertarnos, hacernos pensar, acercar alas de esperanza a nuestro desaliento...
Como bien escribió en el prólogo de "Obras Incompletas":
“Mi lenguaje era y es, directo-comunicativo, mi «yoísmo» no es egoísta, porque es un «yoísmo» expansivo. Sólo quiero darme a entender, emocionar o mejorar con aquello que a mí me ha emocionado o mejorado antes de escribirlo; o más todavía: gritar a los sordos, hacer hablar a los mudos, alegrar a los tristes, poner mi verso en el hombro de los enamorados, hacer pensar a los demasiado frívolos, describir la belleza a los ciegos de espíritu, amonestar a los injustos, divertir a los niños; esto es lo que quiero y a veces consigo.”
TRES PUBLICACIONES A DESTACAR
Asomándonos al boum editorial de la efeméride centenaria, apuntaremos tres éxitos, de agradecer a la poderosa industria del libro, que se interesa, hoy más que nunca, por la persona y la obra de la genial madrileña Gloria Fuertes.
“Gloria Fuertes. Me crece la barba. Poemas para mayores y menores”, de Reservoir Books. Antología realizada por Paloma Porpetta, directora de la Fundación Gloria Fuertes, que aglutina con habilidad, tanto la poesía adulta de Gloria, como la más popular, que muchos identifican con poesía infantil (poeta para mayores que escribía para los niños en asombrosa unidad de estilo). Destaca la crítica el acento irónico de sus versos, que manejan con habilidad cuestiones tan universales como el amor, el dolor, la muerte o la soledad…
“Gloria Fuertes. Geografía Humana y otros poemas”, de Nórdica Libros, recoge algunos de sus mejores poemas publicados entre 1950 y 2005…, en diálogo con el brillante trabajo gráfico de Noemí Villamuza. Prólogo de Luis Antonio de Villena, que destaca la sintonía existencial de Gloria que siempre estuvo del “lado de los humillados y ofendidos y de los perdedores de la clase que fueran”. Sin olvidar el regalo epilogal del poeta José Hierro que tanto la quiso.
La tercera propuesta que presentamos es “El libro de Gloria Fuertes. Antología de poemas y vida”, en edición de Jorge de Cascante, un volumen de 448 páginas a todo color, casi 300 poemas, 60 fotografías, doce dibujos de Gloria… Y una carta de Gómez de la Serna, sus objetos más queridos y un montón de anécdotas de su fascinante vida. Como veíamos anteriormente, Gloria Fuertes es mucho más que la poeta de los niños: “feminista, comprometida, a veces triste, siempre cercana y sabia…” "El libro de Gloria Fuertes" contiene probablemente “la biografía glorista más completa hasta la fecha.”
"EN EL CENTRO DEL MUNDO SIN UN LIBRO, SÉ TODO"
A sus tímidos, pero proféticos, diecisiete años, escribe y publica Gloria su primer autobio. Asombra el luminoso inventario que confirmará, medio siglo después, al publicar (1979) la prodigiosa antología de sus "Obras Incompletas". Ignorada entonces -ella adolescente y España desangrándose-, hoy es reconocida por críticos, poetas y corazones a la deriva...
ISLA IGNORADA
Soy como esa isla que ignorada
late acunada por árboles jugosos
en el centro de un mar
que no me entiende,
rodeada de nada,
–sola sólo-.
Hay aves en mi isla relucientes
y pintadas por ángeles pintores,
hay fieras que me miran dulcemente,
Y venenosas flores.
Hay arroyos poetas
y voces interiores
de volcanes dormidos.
Quizá haya algún tesoro
muy dentro de mi entraña.
¡Quién sabe si yo tengo
diamante en mi montaña,
o tan sólo un pequeño pedazo de carbón!
Los árboles del bosque de mi isla
sois vosotros, mis versos.
¡Qué bien sonáis a veces
si el gran músico viento
os toca cuando viene del mar que me rodea!
A esta isla que soy, si alguien
llega, que se encuentre con algo es mi deseo
-manantiales de versos encendidos
y cascadas de paz es lo que tengo-.
Un nombre que me sube por el alma
y no quiere que llore mis secretos;
y soy tierra feliz -que tengo el arte
de ser dichosa y pobre al mismo tiempo-.
Para mí es un placer ser ignorada,
isla ignorada del océano eterno.
En el centro del mundo sin un libro,
sé todo, porque vino un misionero
y me dejó una cruz para la vida
-para la muerte me dejó un misterio-.
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