Las “exclarisas” van perdiendo apoyos Los dulces de Belorado no serán su salvación
Las de Belorado encuentran las primeras trabas para seguir vendiendo su repostería
El círculo de apoyos se reduce cada día
| Vicente Luis García Corres (Txenti)
El sábado es el día de la plaza, del mercado en Vitoria-Gasteiz, y tras unas semanas de ausencia los dulces de Belorado han vuelto a exponerse al público. Pero esta vez no era una hermana la que atendía el puesto sino una mujer y una niña pequeña que podría estar a acompañando a su abuela, mientras esta atendía al único cliente que se acercó al puesto mientras un servidor hacía la cola para las zanahorias del puesto de al lado.
No había mucho género a la venta, y la sensación es que tampoco había mucha clientela.
Por otro lado una plataforma que durante mucho tiempo ha estado sirviendo de canal on line para la venta de los productos de las Clarisas de Belorado, lo mismo que para otro gran número de conventos, decidió ayer mismo eliminar de su carta de productos monásticos los de las que están a punto de ser excomulgadas. Y no sólo ya porque dan mala imagen a esta plataforma si continúa siendo intermediario de ellas, sino por pura coherencia: sólo productos monásticos de comunidades pertenecientes a la Iglesia Católica.
Además, al parecer las exclarisas de Belorado se habían vuelto muy exigentes y “tikimikis” en sus correos electrónicos con el tema del dinero.
Total, que su fuente de financiación se está viendo poco a poco limitada y vetada.
De igual manera otras instituciones y fundaciones que han ido surgiendo para apoyar la vida monástica se están apartando de la comunidad de Belorado y desean incluso no ser ni mentadas en relación con este asunto.
Non solum sed etiam
Cada día esta comunidad de mujeres se está viendo más sola y abandonada. Su rebeldía sigue atrayendo a los medios de comunicación locales, pero lo justo, y si tienen algo “nuevo” que decir.
El silencio de instituciones que apoyan a la vida de clausura también es significativo. Ponen distancia sin hacerlo público, reniegan de las que reniegan pero sin decirlo. Hacen suyo el dicho popular de que “no hay mayor desprecio que el no hacer aprecio”.
Aunque la Santa Sede y el Arzobispo de Burgos tienen abierta la puerta de la Misericordia, parece que ya hay sectores de la Iglesia que ante la cerrazón de algunas de estas mujeres la opción es “ni agua”. Ellas se lo han buscado podría ser la conclusión, y que llegados hasta aquí, que a partir de ahora cada palo aguante su vela.
Una pena que en lugar de seguir disfrutando de la cascada del Nervión hayan tomado el camino de lanzarse por el precipicio de la insensatez.
Y qué lejos están de la hermosa imagen de libertad que de la vida monástica ha trasladado el documental de Libres.
