Se celebran cinco siglos del milagro de las lágrimas Las hogueras de la Virgen del Miracle se pospondrán hasta el fin de la pandemia
Hoy 19 de abril, todavía aún confinados por la pandemia del coronavirus, la villa valenciana de Cocentaina celebra el V centenario del milagro de las lágrimas
Cuenta la tradición que el 19 de abril de 1520, cuando el sacerdote Onofre Satorre daba la misa, miró la imagen de la Virgen y observó como de los ojos del icono salían lo que parecían lágrimas como de sangre
La Virgen del Miracle es venerada por los ciudadanos de Cocentaina con 27 hogueras, que se encienden en el Pla del Palau Comtal en recuerdo de las 27 lágrimas derramadas por Santa María
La Virgen del Miracle es venerada por los ciudadanos de Cocentaina con 27 hogueras, que se encienden en el Pla del Palau Comtal en recuerdo de las 27 lágrimas derramadas por Santa María
Hoy 19 de abril, todavía aún confinados por la pandemia del coronavirus, la villa valenciana de Cocentaina celebra el V centenario del milagro de las lágrimas. Desgraciadamente la celebración de esta ciudad condal en honor de la Virgen del Miracle, se pospondrá, hasta que acabe esta pandemia.
Hace falta recordar que el año 1248, las tropas del rey Jaime I poblaron Cocentaina con cristianos y el rey Conquistador mandó levantar un templo que, como hacía siempre, dedicó a la Virgen María bajo la advocación de la Asunción. Y fue el 19 de abril de 1520, hoy hace cinco siglos, cuando, en la capilla de San Antonio Abad del palacio de los Condes de Cocentaina, tuvo lugar el milagro de las lágrimas que dio lugar al patronazgo de la Virgen del Miracle sobre la capital de la comarca valenciana del Comtat. Según cuenta la tradición, el 19 de abril de 1520, cuando el sacerdote Onofre Satorre estaba acabando la misa, miró la imagen de la Virgen y observó como de los ojos del icono bizantino de Santa María, salían lo que parecían lágrimas como de sangre.
El sacerdote hizo bajar el santo icono y vio que las 27 lágrimas eran realmente de sangre. Para asegurarse del todo, el sacerdote tocó con el dedo una de las lágrimas que caían del ojo izquierdo de la Virgen, que quedó marcado de sangre, según testificaron los allí presentes.
Para conmemorar este V centenario, el 5 de mayo del año pasado se abrió un año santo que la Santa Sede va concedió a Cocentaina, para conmemorar los 500 años del milagro de las lágrimas.
La Virgen del Miracle, un icono del siglo XIV, es venerado por los ciudadanos de Cocentaina, (llamados coloquialmente “socarrats”) con las 27 hogueras que se encienden en el Pla del Palau Comtal, en recuerdo de las 27 lágrimas derramadas por Santa María, aunque este año este acto se verá alterado debido al Covid-19.
El santo icono, de origen bizantino y con unas medidas de 30 cm de ancho y 35 de alto, se venera todo el año en el convento de la Virgen Mare, desde donde es trasladado cada 19 de abril a la parroquia de Cocentaina, donde permanece hasta que el martes siguiente vuelve de nuevo al convento, donde es venerada desde hace cuatro siglos, 100 años después del milagro. Este icono de Santa María, con el rostro de color rosado, lleva una toca blanca y un manto azul oscuro que le cubre la cabeza. En la base del icono hay una inscripción que, en valenciano, dice: “Mare de Déu”, llamada por el escritor valenciano del siglo XV Joan Roiç de Corella: “humil tostemps i verge,/ llum d’aquest món, del cel lluent carboncle”.
Según la tradición (evidentemente incompatible con el origen medieval del icono) el rostro de Santa María fue pintado por el evangelista San Lucas. Según esta creencia, esta tabla estuvo en Jerusalén hasta el siglo V, cuando la emperatriz Aelia Pulqueria la trasladó a Constantinopla, donde le dedicó una basílica. En el siglo XV, Gregorio Bassarion, Patriarca de Constantinopla, viendo que la santa imagen podía ser profanada por los turcos y por los herejes, la trasladó a Roma, y se la regaló al papa, según escribió fray Agustí Arques.
Pero según Miquel Àngel García Arocas, la presencia de este icono en Cocentaina, se explica mejor por un hecho histórico que relata Escolano. Según Escolano, en su obra de 1879, “Historia General del Reino de València”, sobre el 1445, el papa Eugenio IV, asediado por el capitán Francisco Sforça, pidió ayuda al rey valenciano Alfonso V el Magnánimo, que envió sus tropas bajo las órdenes de Eiximén Pérez de Corella, para defender la causa del Pontífice. Cuando el 1448 el papa Nicolás V, sucesor de Eugenio IV, recuperó el territorio, en señal de gratitud ofreció al comandante Pérez de Corella este icono de Santa María. Y cuando aquel mismo año Pérez de Corella, primer conde de Cocentaina, compró la Baronía de Cocentaina, trasladó la imagen de la Virgen hasta la capilla de su palacio condal.
En un primer momento la Virgen era conocida bajo la advocación de la Concepción. Pero fue después del milagro de las Lágrimas, cuando pasó a llamarse, Mare de Déu del Miracle. Sea como sea, lo importante es la devoción de Cocentaina a la Virgen del Miracle, una de las pocas representaciones de Santa María que tiene el nombre en valenciano. Una Virgen que, afortunadamente, no ha sufrido la castellanización a la que la Iglesia ha sometido a los valencianos desde hace siglos.
Cuando se produjo el milagro de las Lágrimas y debido al aumento de la devoción a la Virgen, los Señores de Cocentaina fundaron un convento de monjas para que custodiaran este santo icono. Así, el día 1 de diciembre de 1653, el Conde obtuvo la licencia para fundar el convento, que acogería a las monjas capuchinas descalzas procedentes de Granada. En un primer momento las monjas se instalaron en las estancias superiores de la ermita, la Sala de Embajadores, hasta que, el 1670, cuando se acabaron las obras del convento.
Agradecidos por el milagro, los ciudadanos de Cocentaina proclamaron a la Mare de Déu patrona de esta villa condal.
Que Santa María, que como dice el Concilio Vaticano II, “precede con su luz al Pueblo de Dios, como signo de esperanza y de consuelo” (LG nº 68) sea para los ciudadanos de Cocentaina, Madre y guía en el camino de la fe, en estos momentos tan difíciles y tan dolorosos debido al coronavirus.
Que la oración a la Mare de Déu del escritor medieval valenciano, Joan Roiç de Corella, recogida por mossèn Vicent Sorribes en su Eucologi, nos ayude a alabar a María, Mare del Miracle, en este V centenario del milagro de las Lágrimas:
“Amb plor tan gran
que nostres pits abeura,
i greu dolor
que nostre cor esquinça,
venim a Vós,
filla de Déu i Mare,
que nostra carn
dels ossos se arranca
i l’esperit
desitjant l’ésser perdre,
pensant, que mort/
per nostres greus delictes,
ver Déu e hom,
el Fill de Déu i vostre
jau tot estés
en vostres castes faldes”