"Su honda, su púlpito y su pluma. Sus piedras, la palabra evangélica vivida" David contra Goliat: El décimo purpurado filipino, Monseñor Pablo Virgilio David, un obispo de los pobres

Monseñor Pablo Virgilio David
Monseñor Pablo Virgilio David

"El nuevo purpurado filipino se sintió, según sus propias palabras, como en un torbellino. Monseñor Pablo Virgilio David, obispo de Kalookan, una sufragana de la gran iglesia de Manila y una diócesis pobre, todavía no se lo podía creer hasta que le enviaron un vídeo del momento en que el Santo Padre hacía el anuncio desde la legendaria ventana del Palacio Apostólico"

"David es el cardenal filipino número 10. Un obispo de los pobres, luchador vociferante contra los asesinatos extrajudiciales perpetuados por el régimen de Duterte y que le mereció la enemistad de este"

"La honda del David filipino fue su púlpito y su pluma. Sus piedras la palabra evangélica vivida con y para los pobres. Su Goliat no es solo Duterte, sino un sistema oprimente operante en la vida cotidiana filipina"

"¿Permanecerá David en Kalookan o se irá al sur, como Cebú, quien a partir de Francisco ha dejado de ser sede cardenalicia?  Solo el papa puede responder a esta pregunta. Pero está claro qué tipo de hombres formarán la mayoría en un eventual cónclave"

Pensó que era una broma cuando le llegó el mensaje de un sacerdote del Collegio Filippino que le daba la enhorabuena. Anteriormente no había cogido una llamada, presumiblemente de la Santa Sede estando él tan cerca de ella, pues se halla en la Ciudad Eterna para la 16 Asamblea General Ordinaria del Sínodo.

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El nuevo purpurado filipino se sintió, según sus propias palabras, como en un torbellino. Mons. Pablo Virgilio David, obispo de Kalookan, una sufragana de la gran iglesia de Manila y una diócesis pobre, todavía no se lo podía creer hasta que le enviaron un vídeo del momento en que el Santo Padre hacía el anuncio desde la legendaria ventana del Palacio Apostólico, que con este pontificado sirve como punto estratégico para el Ángelus dominical y que no es una ventana a la vida cotidiana del Sumo Pontífice que, como bien se sabe, reside en otro lugar dentro del recinto vaticano. Nada de palacios para Francisco si no es para reuniones, audiencias y encuentros, entre ellos la cita semanal con los fieles congregados tanto en la Piazza di San Pietro como enfrente de sus televisores, radios, teléfonos u ordenadores.

David es el cardenal filipino número 10. Un obispo de los pobres, luchador vociferante contra los asesinatos extrajudicialesperpetuados por el régimen de Duterte y que le mereció la enemistad de este. Dentro del territorio de su diócesis, que forma parte de Metro Manila, se derramó sangre indefensa e inocente durante el holocausto duterteiano, el más vil de los dirigentes filipinos desde Marcos Sr. De verdad, se puede decir que sobre todo en aquellos momentos más álgidos del régimen Duterte, que para siempre ha manchado nuestra conciencia colectiva, David fue un David contra un gigante, un titán en la política que sigue en pie pero que ya había perdido la cabeza racional y moral públicamente tanto por sus actuaciones como por sus declaraciones.  Y ahora le acosa el Tribunal Penal Internacional.

Al parecer, el régimen del hijo del dictador Marcos Sr., con mucho gusto, entregará a dicho tribunal el exdirigente, rompiendo una alianza sellada con una cantidad infranqueable de dinero, tachada por muchos tanto en la iglesia como en la sociedad civil de diabólica.  Esto ha resultado, entre otras cosas, en el divorcio político, caracterizado por amargura y resentimiento, entre Marcos Jr. y la hija de Duterte, Sarah, actualmente la vicepresidente de este país asolado por lo poderosos.

La honda del David filipino fue su púlpito y su pluma. Sus piedras la palabra evangélica vivida con y para los pobres. Su Goliat no es solo Duterte, cuyo régimen carecía de la cabeza (cuya decapitación racional y moral debida a los caprichos de este dirigente funesto para los filipinos fue demostrada con creces por la espada evangélica de David y muchos pastores y ciudadanos buenos filipinos), sino un sistema oprimente operante en la vida cotidiana filipina. Este mismo sistema ha producido (y lamentablemente seguirá produciendo) gente como Duterte y sus familiares y otras dinastías políticas, entre ellas la que actualmente ostenta el poder en el Palacio Presidencial de Malacañang. Es de lamentar que este Goliat sea multicéfalo y que siga multiplicando con rapidez inusitada sus cabezas cual una Hidra indominable e indomable de Lerna. 

"Francisco y Benedicto XVI han dado a la iglesia filipina un nuevo molde de cardenales, muy evangélicos que huelen a sus ovejas"

Seguramente todo esto lo ha tenido en cuenta el papa Francisco al hacer a este prelado, de origen pampango (nacido el 02.03.1959 en Betis, Guagua Pampanga), que como otro purpurado filipino, Tagle, tiene o tenía presencia mediática, su tercer cardenal filipino.  De hecho, Francisco es el papa quien nos ha dado el mayor número de cardenales, empezando con el ahora emérito Orlando Quevedo O.M.I. de Cotabato (2014) y los electores José Advincula de Manila (2022) y el neocardenal David de Kalookan (2024), que forma parte de la Provincia Eclesiástica de Manila. 

Decree from Jose F. Cardinal Advincula, Archbishop of Manila - Roman  Catholic Archdiocese of Manila

Francisco y Benedicto XVI han dado a la iglesia filipina un nuevo molde de cardenales, muy evangélicos que huelen a sus ovejas. Cabe recordar que el papa Ratzinger elevaron al Sacro Colegio a dos hombres muy pastorales, ambos para Manila, Gaudencio Rosales (2006) y Luis Antonio Tagle (2012). Ni siquiera el gran Pablo VI, muy respetuoso de las tradiciones y amante de las grandes iglesias en donde todo converge, logró nombrar a hombres tan evangélicos pero seguramente nombró a dos de los mejores entonces, pero que eran del molde clerical y carrerista y quienes tenían una conciencia aguda de ser ‘príncipes de la iglesia’. Me refiero a Julio Rosales de Cebú (1969) y Jaime Sin de Manila (1976).  Juan XXIII había dado el birrete al más ‘principesco’ de todos, Rufino Santos de Manila (1960), el primer purpurado filipino.  Los cardenales filipinos creados por Juan Pablo II, a saber, Ricardo Vidal de Cebú (1985) y José Sánchez de la Sagrada Congregación para el Clero (1991) son del mismo molde.  

Gracias a Benedicto XVI todo esto cambió cuando los hombres elevados por él eran servidores y no príncipes. Y Francisco siguió esta estela rompiendo los moldes al nombrar primero a Quevedo de Cotabato (del sur, de la isla de Mindanao en que los musulmanes son la mayoría), después a Advíncula de Cápiz (del sur también pero luego trasladado a Manila cuando Tagle fue nombrado para el Dicasterio de Propaganda Fide) y ahora a David de Kalookan (geográficamente en el norte, cerca de Manila, pero económica y culturalmente un ‘sur’, esto es, un lugar marginal). 

En realidad, Kalookan no es el único enclave de los pobres de Metro Manila. Lo es también las iglesias locales y sufraganas de Pasig y Novaliches. Cubao y Parañaque son las diócesis sufraganas más prósperas de Manila pero también ahí moran muchos pobres. ‘Los pobres los tendréis siempre con vosotros’ (Mt. 26, 11). Palabras estas lapidarias de Jesús. Y lo irónico en este país consiste en que sean los pobres el verdadero sostén no solo de los ricos en esta escala social colectiva sino sobre todo de la iglesia. Se necesitan buenos y valiente pastoresque protejan a estos sostenes de los que quieran aprovecharse de ellos, es decir, los políticos, los miembros de las dinastías políticas que convierten a este país en su Disneylandia personal, por no decir feudo personal pues al menos en los feudos se cultiva el arroz o el maíz mas en Disneylandia solo se da rienda suelta a las fantasías egocéntricas. En el caso de Duterte, es o era una Disneylandia violenta como las películas de mafiosos o de westerns o de vigilantes.

Ya habíamos escrito de Mons. David, que junto a Tagle y Advíncula será elector filipino en un futuro cónclave, en esta columna. Era precisamente cuando fue vilipendiado por Duterte, incluso sus mismos familiares fueron chantajeados por el entonces dirigente filipino, por lo cual el papa mismo le expresó su apoyo y solidaridad. David, doctor en teología como Tagle (pero por Lovaina no como el pro-prefecto que hizo su doctorado en Washington, D.C.), tenía una lista víctimas de las fuerzas oscuras de Duterte de su diócesis. 

Ha habido algunos sacrificados cual unos corderos en la oscuridad de la noche que no figuraban en esa lista negra. También se enfrentó al gran boxeador convertido en senador, Manny Pacquiao, quien abogaba, como una medusa decapitada, por la pena de muerte apoyándose en su lectura fundamentalista y sin fundamento de las Sagradas Escrituras. Kalookan, como parte de Metro Manila, era mucho más que una cátedra de teología en una gran ciudad. Esta tradición kalokooanense había comenzado con el antecesor de David en la sede, Mons. Deogracias Yñíguez, ahora jubilado, otra voz profética en pro de los marginados.

File:BishopDeograciasS.Iñiguez,Jr.jf0193 02.JPG - Wikimedia Commons

Dos cardenales para Metro Manila. Dos voces para los de la periferia si bien uno de ellos es pastor de una iglesia de periferias. Pero ambos son voces para los marginados. Los tipos de cardenales que gustan a Francisco, el papa sinodal quien toma por punto de partido a Pablo VI, el papa de los sínodos. Advíncula estaba en el sur geográfico al ser nombrado cardenal por Francisco pero fue trasladado a Manila.

¿Permanecerá David en Kalookan o se irá al sur, como Cebú, quien a partir de Francisco ha dejado de ser sede cardenalicia?  Solo el papa puede responder a esta pregunta. Pero está claro qué tipo de hombres formarán la mayoría en un eventual cónclave.

De Pablo VI a Francisco se ve un paso, un crecimiento del sínodo a la sinodalidad, del anuncio del Evangelio (Evangelii Nuntiandi) al gozo del mismo (Evangelii Gaudium). Todo comienza como reto del evangelio y tiene que crecer. Pablo VI, el papa del diálogo, hablaba de convergencias en grandes ciudades por lo que Cebú se hizo sede cardenalicia en sus tiempos que coincidieron con el mandato de Marcos Sr.  Con Francisco, el diálogo en las grandes ciudades pasó a las periferias. Con Pablo VI era una iglesia que entraba en su profundidad de comunión. Con Francisco esta misma iglesia ahora en salida sale al encuentro, que es la finalidad del diálogo, de los marginados por lo que Cebú dejó (por el momento) ser sede cardenalicia y se repartieron birretes cardenalicios por lugares marginales o sureños como Cotabato y Kalookan.

Nuestros parabienes al neocardenal, portador de un reto en su tierra, que no es de Francisco sino del mismo Jesucristo. Su reto consiste en seguir siendo un David con la espada y sonda, para los pobres, frente a los Titanes de abusones multicéfalos.

Archivo:Bishop Pablo Virgilio S. David.jpg - Wikipedia, la enciclopedia  libre

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