Los "recasados" por la Iglesia Matrimonios “nulos”, por televisión

(A. Aradillas).- La noticia del anuncio de la celebración del "XII Simposio Martín Azpilcueta", organizado por le Universidad de Navarra, y cuya clausura será presidida por Mons. Munilla, obispo de San Sebastián, me proporciona algunos de los elementos de estas reflexiones.

Otros -los más- me los sirven las declaraciones efectuadas por el presidente del mismo, don Antonio Fuentes, recogidas por RD./EFE, con puntualidad, discreción y concreción informativas. A ellas pertenecen estos párrafos, con referencias a la temática central "El matrimonio en la Iglesia: la nueva acción judicial", a propósito del "motu proprio" "Mitis iudex", del papa Francisco.

"El coste de los procesos de nulidad matrimonial en España nunca fue superior al de un televisor de 65 pulgadas". "Hay diócesis que desarrollan el proceso sin coste alguno, y en los lugares en los que supone un coste, se han incrementado los procesos gratuitos". "Es de destacar la rapidez con que se consiguen, y la proximidad entre el juez eclesiástico y los cónyuges que quieren "anular" el matrimonio". "Basta con solicitarlo en el Tribunal para que todo se tramite sin la mínima dificultad económica para los fieles, salvo que se soliciten abogados privados".

¿Nunca, nunca, lo que se dice nunca, fue superior el coste...? ¿Pero qué es eso de importe, ganancia, compraventa y coste -"cantidad o precio que se da por alguna cosa"-, aplicado a la recepción de un sacramento, y al reconocimiento de que este después sea declarado nulo? Resulta imposible digerir tal aseveración, en la que el adverbio "nunca" -"en ningún tiempo o caso"- se haya hecho presente...

Creo con seriedad religiosa que en la programación del "XII Simposio" aludido, no debieran faltar testimonios de parejas que se sometieron a procesos de nulidad -"anulación"- matrimoniales por la Iglesia, con la documentación oficial correspondiente, que demuestran muy sobradamente que, por baratos, o caros, que sean los televisores de 65 pulgadas precisamente, su precio (¡¡) total -en conformidad con las tasas diocesanas- "et supra", bastaría para equipar varias casas con más y mejores aparatos electrodomésticos.

No me sorprende en demasía la alusión- comparación con los televisores, y no con cualquier otros elementos relacionados con la celebración de las bodas, convencido de que también a don Antonio Fuentes le traicionó el subconsciente, que le hizo recordar la cantidad y "calidad" de bodas y contrabodas, de famosos y famosas que, "descasados" canónicamente mediante el debido y "santo" proceso, aparecieron y aparecen en las pantallas de los televisores , "recasados" de nuevo por la Iglesia, con la "Bendición de SS.", previas considerables inversiones en dinero y en favores.

El hecho de que el papa Francisco facilitara con urgencia la publicación y puesta en práctica de su "motu proprio", urgiendo la celeridad y gratuidad de los procesos canónicos matrimoniales, apunta y denuncia con rectitud y seguridad tantos escándalos "religiosos" y sociales, como se han registrado, y registran en estas esferas curiales.

Las nulidades matrimoniales, tal y como han sido, y siguen, todavía tramitándose, con "exprés" o sin él, en la Iglesia, constituyen uno de los episodios más lamentables- denigrantes- en su historia antigua y moderna. Por eso, resultaría cristiano y evangélico, que en los días, en ponencias y en celebraciones litúrgicas del referido "XII Simposio", se les hubiera reservado tiempo y lugar para pedirle perdón a Dios por cuantos pecados personales e institucionales les fueran -y les son- achacados a los Tribunales Eclesiásticos.

Partir del convencimiento del papa Francisco de que "una gran mayoría de matrimonios, en y por, la Iglesia no fueron sacramentos", avalaría con pulcritud y decencia tales prácticas penitenciales.. El carácter de "gente de tropa" que "itinerantemente" les es aplicado a los contrayentes -ministros a la vez en este sacramento- agrava la situación y el pecado.

Por fin, y gracias sean dadas a Dios y al papa Francisco, la concesión de las nulidades matrimoniales no solo será "cosa de ricos". También lo será para los pobres. Con el tiempo, el lenguaje judicial, curial y canónico con el que son tratados y "juzgados" contrayentes y ex contrayentes, será algún día -pronto- pastoral, humano, amistoso, fraterno y, en definitiva, cristiano. También los "anulados" o no, tendrán opción para recibir la Eucaristía sin complejos, y con tranquilidad de conciencia, "pasando a mejor vida" la institución de los Tribunales Eclesiásticos", tanto por lo de "tribunales" , como por lo de "eclesiásticos".

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