A propósito del viaje del Papa Francisco a Marsella El Mediterráneo desde Europa, atravesado por el instinto de vida y las ansias de libertad
"En una Iglesia necesitada también de abrazos y cordialidades, de dar y de darse como visibilidad rompedora que anime a la profecía necesaria, valiente, arriesgada, afectada y vital como necesario es el pan de cada día, yo también lo recibo en mi situación actual como si me lo entregara a mí mismo"
A esta nueva cita marsellesa de septiembre además de alcaldes y obispos del área están convocados muchos jóvenes de todos los credos de 30 países del Mediterráneo. Hace diez años no llegaban a 20 los participantes miembros de la Comisión Mixta Magreb-Europa-Mediterráneo. Una participación , como me alegro ahora, prolongada en los Re-Encuentros del Mediterráneo mucho más creciente, variada y plural
"El papa va a Marsella a intentar puentear las aguas mediterráneas que inundan esos fosos permanentes que bañan Europa y África"
"El papa va a Marsella a intentar puentear las aguas mediterráneas que inundan esos fosos permanentes que bañan Europa y África"
| José Luis Pinilla Martin s.j.
Recuerdo crónicas de hace diez años sobre la salida del Papa a Lampedusa con motivo del viaje pontificio actual a Marsella. También hoy a los diez años de ese su primer viaje fuera de Roma a la isla italiana. Refuerzan mi momento actual con emigrantes, con la espiritualidad ignaciana y apoyando al Papa Francisco .
Y es que en la cuesta empinada que va del puerto a la parroquia de Lampedusa, una mujer joven se enjugaba las lágrimas con la visita del papa Francisco y le decía a su hija: “No lloré cuando te parí y estoy llorando ahora”. Y tanto le debió impactar al Papa este viaje que lo sigue celebrando anualmente en el Vaticano. Con gestos, palabras, signos recordados. Para recordarlo y recordarlo a otros …
En aquel viaje lanzó una corona de flores en el Mediterráneo. Expresaba su abrazo a los descartados de la tierra. Recuerdo que en los meses posteriores al naufragio descubrieron a algunos cadáveres abrazados. La corona lanzada al Mare Nostrum era un gesto impactante más. Un abrazo para ellos, para ti, para mí. Para todos. En una Iglesia necesitada también de abrazos y cordialidades, de dar y de darse como visibilidad rompedora que anime a la profecía necesaria, valiente, arriesgada, afectada y vital como necesario es el pan de cada día , yo también lo recibo en mi situación actual como si me lo entregara a mí mismo.
Abrazo para ti, para mí. Para todos. Caminantes y emigrantes de muchas riberas .
Diez años atrás , que me han dado ocasión de recordar unas palabras de entonces de un obispo en Africa ; "Mi catedral es el desierto y el diálogo con los musulmanes, mi labor". Así me decía Monseñor Claude Rault: Obispo del Sahara en Argelia. A lo que añadía : “ Cada vez que yo abro la puerta de mi casa en Gardhaia, no me encuentro más que con musulmanes. El dialogo con ellos es lo que da sentido a mi labor de sacerdote. Más allá de todos los movimientos que atraviesan el mundo árabe nosotros vamos tejiendo lazos fraternos atravesando el tiempo». Su intervención pública en 2013 en el marco de un encuentro de Migraciones entre obispos y expertos en migraciones y relaciones interreligiosas en Marsella , que hoy retomo , nos invitaba a un reto que yo considero de permanente actualidad : No hacer solamente UNA LECTURA EUROCÉNTRICA DEL PROBLEMA, sino a ser consciente de la necesidad de definir una postura más clara y universal, tanto respecto a los mismos desplazamientos internos de los países árabes entre sí como en el sostenimiento de la defensa de los derechos humanos por parte de Occidente.
Una lectura más clara y universal, repito . Porque la Jornada mundial del emigrante de estos días nos recuerda esta dimensión universal. Necesitamos el milagro que trata sobre la mujer encorvada. Levantar la cabeza y la mirada.
Tuve ocasión de participar en varios de aquellos encuentros , como Director del Secretariado Migraciones de la CEE ( Hoy Subcomisión Episcopal para las Migraciones y la Movilidad humana) , El primero al que acudí fue aquel de Marsella en el año 2013. Alli donde el papa Francisco viaja este año, para participar en los llamados Encuentros del Mediterráneo. Se toma el relevo de Bari (2020) y Florencia (2022) con activa participación española.
Aquel año se trató el tema de la influencia de la «primavera árabe» y las repercusiones de las revoluciones árabes, así como los trágicos acontecimientos y cambios sucedidos en la región subsahariana del Sahel Ante la cruda realidad migratoria – que hoy persiste- la participación Española y la Francesa advertimos del desenfoque de la ayuda en cooperación, que buscaba más la seguridad y la externalización de fronteras hacia los países del Centro de África, que el propio desarrollo de los países afectados a través de la Cooperación internacional. Seguridad y externalización con olor de egoísmo y de cortas miras, mantenidas hoy , que prolonga fronteras fuera de nuestras tierras. Fronteras invisibles …y de las de verdad (las de los muros, vallas, concertinas y armas…) . Respuestas fáciles que no pueden taponar ni responder con dignidad el “Derecho a emigrar y a no emigrar” que sustenta desde la libertad , el lema de la Jornada Mundial del Emigrante.
A esta nueva cita marsellesa de septiembre además de alcaldes y obispos del área están convocados muchos jóvenes de todos los credos de 30 países del Mediterráneo. Hace diez años no llegaban a 20 los participantes miembros de la Comisión Mixta Magreb-Europa-Mediterráneo. Una participación , como me alegro ahora, prolongada en los Re-Encuentros del Mediterráneo mucho más creciente, variada y plural.
Y con una muy rica aportación comunicativa y de contenidos de la Iglesia Española con motivo de la Jornada mundial del emigrante. Disfruté mucho – en el sentido de sentirme agraciado- elaborando en 2016 los primeros materiales de la revista Migraciones de la CEE, hoy día más rica y sugerente.
Posteriormente pude participar en la dinámica generada en estos encuentros ( Malta, Vilnius, etc) . Incluso tuvimos ocasión de organizarlo en Madrid ( 2016 ). Alli se trató sobre acoger y acompañar a los catecúmenos inmigrantes de tradición árabe-musulmana . Con una clausura en la catedral de Toledo diócesis significativa de las tres culturas y un compartir fraterno organizado por “Mandela” , una cooperativa culinaria respaldada por Pueblos Unidos y cuajada en un Comedor-Restaurante en Madrid como obra de inserción gestionada por los mismos migrantes
Son muchas las miradas migratorias de estos días. Pero quiero seguir advirtiendo la deriva europea que supone tanta tragedia migratoria en el Mediterráneo a la que son y somos incapaces, política y socialmente, de solucionar., Vergonzosamente, Europa diez años después sigue siendo en muchos aspectos castillo encantado y con fosos . El papa va a Marsella a intentar puentear las aguas mediterráneas que inundan esos fosos permanentes que bañan Europa y África.
Europa, sigue siendo un castillo amurallado porque casi diez años después del trágico naufragio del 3 de octubre de 2013, la UE sigue proponiendo muchas acciones inaceptables
Europa, sigue siendo un castillo amurallado porque casi diez años después del trágico naufragio del 3 de octubre de 2013, la UE sigue proponiendo muchas acciones inaceptables. Esto demuestra la falta de voluntad para abordar el fenómeno de las personas obligadas a huir de sus hogares. Mientras tanto, la gente sigue sufriendo. Mientras la UE debería unir fuerzas para abrir vías seguras y legales para las personas que buscan protección, e invertir en sistemas de acogida sólidos y dignos, donde trabajar en la integración y la inclusión social de las personas desde el primer día. Y ante los 10 puntos del nuevo plan de Von der Leyen , presidenta de la Comisión Europea, es preciso seguir denunciando que no se menciona la necesidad de vías seguras y legales para eliminar la necesidad de que las personas se embarquen en el peligroso viaje a través del mar. Ni la necesidad de solidaridad entre los Estados miembros para organizar la posibilidad de que las personas en Lampedusa – muchos más estos días de aniversarios - sean trasladadas a otros Estados miembros de la UE, de forma voluntaria. Los puntos clave: Caminos seguros y acogida digna
No lo olvidemos . La migración es un fenómeno complejo; impulsado en gran medida por las desigualdades del mundo en el que vivimos y el instinto humano de sobrevivir y buscar seguridad y oportunidades. Y bloquear las llegadas no sólo contrasta con nuestras obligaciones legales y morales hacia los refugiados sino que también ha resultado en gran medida inútil.
Porque de nuevo se olvida de lo que mueve a los emigrantes . Para no olvidarlo siempre me ayuda un texto cervantino de Goytisolo en una ceremonia de la aceptación del Premio Cervantes. “Es empresa de los caballeros andantes, decía don Quijote, “deshacer tuertos y socorrer y acudir a los miserables” e imagino decía Goytisolo al hidalgo manchego montado a lomos de Rocinante (…) a Estrecho traviesa, al pie de las verjas de Ceuta y Melilla que él toma por encantados castillos con puentes levadizos y torres almenadas socorriendo a unos inmigrantes cuyo único crimen es su instinto de vida y el ansia de libertad”. Ansias de vida y libertad como las tuyas y las mías.
Y volvía a dibujar de nuevo en mi memoria un cuadro medieval de Europa como una fortaleza, como un castillo con sus murallas y sus fosos. Ahora con manos de niños y adultos sobresaliendo del agua intentando asirse al puente levadizo que cerraba las puertas de la muralla europea. El cierre del foso también cerraba la luz de la esperanza. Mientras, las miradas perplejas de los habitantes del viejo continente desde las almenas no sabemos muchas veces cómo reaccionar ante el panorama dantesco de vidas pidiendo auxilio, y nos debatimos entre hacer o no lo suficiente para ayudar o no , los niños, hombres y mujeres morían y mueren en el foso de nuestras murallas.
Goytisolo en su discurso hablaba si os dais cuenta de manera parecida. Como lo que el gran Eduardo Galeano, había dejado escrito en una entrevista a la revista italiana “Una Città” sobre las migraciones: «Es la tragedia de las fronteras que se abren mágicamente al paso del dinero, al paso de las mercancías, pero que se cierran al paso de los seres humanos, al paso de la gente. La mía es una acusación contra todo sistema que prefiere los objetos, las cosas, a las personas”.
La mía desde el evangelio, también…
El reto, ayer y hoy, sigue de actualidad. En Marsella, en el Mediterráneo y en todos los mares. En otros mil lugares . Fuera y dentro de la Iglesia
Reto para seguir caminando. Como quiere Francisco: “ El camino sinodal que, como Iglesia, hemos emprendido, nos lleva a ver a las personas más vulnerables —y entre ellas a muchos migrantes y refugiados— como unos compañeros de viaje especiales, que hemos de amar y cuidar como hermanos y hermanas. Sólo caminando juntos podremos ir lejos y alcanzar la meta común de nuestro viaje.”
Juntos. El reto, ayer y hoy, sigue de actualidad. En Marsella, en el Mediterráneo y en todos los mares. En otros mil lugares . Fuera y dentro de la Iglesia
Y desde la corta automirada europea de Europa ( mirada al ombligo propio) siempre me invaden los ojos de los náufragos de los mil mares ( y desiertos, y caminos ¡ ) . Y mi mirada se abre la universalidad necesaria e imprescindible de tantos náufragos .
De aquellos de los que habla Benedetti:
“Fueron náufragos en el mar; lo fueron antes en tierra
las voces ya no llaman/ya no piden
el cielo está crispado y sin auxilio,
jadea el viento harto de palabras,
hay ausencias que cercan, que respiran,
no es un naufragio de los de antes,
es decir, oceánico y famoso,
es un naufragio en tierra y por lo tanto,
los salvavidas son inútiles (…).
Así escribe Benedetti en su poema “Náufragos” .
Y más adelante continúa:
“o sea, es un naufragio en el olvido,
sin justicia, ni faros a la vista,
en el pasado esperan sombras,
los salvamuertes son imprescindibles”.
Son, si cabe, “más” náufragos porque son náufragos “intencionados”, olvidados y rechazados muchos en medio del mar -como si se tratara de una partida de ping-pong de estrategias políticas donde son moneda de cambio - . Lejos de puertos que les cierran o alejan, precisamente, de sus “puertas”. O que inundan los centros de acogida. Mirad hoy a Lampedusa por ejemplo
Y mientras tanto, acaricio el cabello ensortijado de un niño subsahariano, rescatado de nuestros mares occidentales (también sin horizontes ni riberas para muchos) a quien su madre emigrante me dejó tenerlo a mi lado. Y le doy a beber un vaso de agua limpia
Agua de todos los ríos y mares que quedan limpias por las lagrimas de los emigrantes que los quieren cruzar .
Aquellos que, como tú y yo , quieren ejercer el sagrado don de la vida y la libertad. Y que tantos no pueden practicarlo.
“Libres de elegir si migrar o quedarse”