El famoso monasterio, ante la pandemia: "Silos no es solamente sus monjes" Padre Alfredo, monje de Silos: "Las celebraciones nos resultan extrañas sin visitantes, huéspedes, peregrinos..."
"Recordamos a las víctimas, sus familiares, a los profesionales que están en la tarea de cura y seguridad, y a cuantos con gestos sencillos y solidarios están ayudando en lo que pueden"
"Estamos orgullosos de poder crear puestos de trabajo directos e indirectos en esta pobre zona rural. ¿Qué pasará ahora si no viene nadie?"
"Algunos tenemos lejos a nuestros padres ancianos y pensamos en ellos desde el impedimento de la distancia"
"Algunos tenemos lejos a nuestros padres ancianos y pensamos en ellos desde el impedimento de la distancia"
| Padre Alfredo
Un dispensador de gel hidroalcóholico sustituye a la vacía pila de agua bendita a la entrada del coro. Como ya no quedaba en la farmacia del pueblo, lo hemos tenido que improvisar de forma casera utilizando el alcohol de hacer licor benedictine junto con otro elixir preparado por el hermano herbolario conocedor y recolector de plantas naturales.
Las celebraciones –siempre tan concurridas en Silos- nos resultan extrañas con los bancos vacíos de fieles, sin visitantes, sin huéspedes, sin peregrinos…
Son muchos los que nos piden oraciones y palabras de consuelo a través del correo electrónico. También nos preguntan cómo estamos nosotros. Ayer nos llamó la Guardia Civil, siempre tan atenta. Gracias a todos.
Nunca falta en nuestras plegarias personales y comunitarias el recuerdo por cuantos lo están pasando mal. Recordamos a las víctimas, sus familiares, a los profesionales que están en la tarea de cura y seguridad, y a cuantos con gestos sencillos y solidarios están ayudando en lo que pueden. A tantos hermanos sacerdotes, religiosos y religiosas, a tantos laicos, que de forma ingeniosa y aun arriesgada, llevan el consuelo de la Palabra de Dios y la oración. Ellos son nuestras manos.
Rogamos a Dios el final de la pandemia. El canto de los salmos refleja un desgarrador grito de actualidad: “¿Hasta cuándo Señor?" (Salmo 13)...
"Como ya no quedaba en la farmacia del pueblo, lo hemos tenido que improvisar de forma casera utilizando el alcohol de hacer licor benedictine junto con otro elixir preparado por el hermano herbolario conocedor y recolector de plantas"
Aunque estemos solos, no se ha reducido en nada el ritmo litúrgico y con fuerza emocionada cantamos el introito gregoriano: “Exsurge Domine, adiuva nos et libera nos, propter nomen tuum…”. ¡Que la cercana irrupción de la Pascua aleje de una vez este flagelo que nos azota! ¡Que pase pronto esta cuaresma descarnada y mortal!
Silos no es solamente sus monjes. El Monasterio tiene una irradiación social a su alrededor. Estamos orgullosos de poder crear puestos de trabajo directos e indirectos en esta pobre zona rural. ¿Qué pasará ahora si no viene nadie?
Nosotros somos autosuficientes y estamos bien. Necesitamos poco para pasar el día a día. También tenemos la huerta. Pero al no contar con ingresos extras no podremos mantener por mucho tiempo al personal contratado, seguir con obras de mantenimiento y restauración propias de un monumento como éste, y lo que es peor, nos vemos limitados a realizar donativos solidarios como el que hemos hecho hace poco a una misión africana.
Recomendamos la compra online de productos monásticos. Algunos monasterios no tienen más ingresos que la venta de sus productos que ahora nadie puede comprar en sus tornos. Apoyémosles en estos momentos, no dejemos todo para las grandes plataformas de venta online.
"Nosotros somos autosuficientes y estamos bien. Necesitamos poco para pasar el día a día. También tenemos la huerta. Pero al no contar con ingresos extras no podremos mantener por mucho tiempo al personal contratado"
Lógicamente no nos cuesta estar “encerrados”. No tenemos que salir. Pero nos preocupan los mayores y enfermos por ser personas de alto riesgo con sus achaques propios de la edad y enfermedades crónicas. Sería muy arriesgado tener que acudir ahora de urgencia a un hospital.
Y no podemos olvidarnos de nuestros hermanos del priorato de Montserrat de Madrid, la mayoría mayores, y de la residencia de ancianos que alberga. ¡Que la moreneta matritense les proteja!
También recordamos a nuestros propios familiares. Algunos tenemos lejos a nuestros padres ancianos y pensamos en ellos desde el impedimento de la distancia. Gracias a nuestros hermanos y familiares más próximos que les cuidan. Ellos son nuestras manos.
No desesperamos de la misericordia de Dios. Sus designios son inescrutables y no renunciamos a realizar una lectura creyente de lo que está ocurriendo. Nos confiamos a su providencia y sabiduría.