"¿No será en el fondo que somos muy selectivos para hacer solidaridad?" Ucrania: aluvión de solidaridad

La verdad es que da gusto ver como se ha movilizado todo el mundo o gran parte, ante la guerra o invasión de una gran potencia política, económica y militar como es Rusia con Ucrania y que nos hace pensar que está pasando, qué quieren, a dónde nos lleva esto…y tal vez el trasfondo sea que no se resisten al poderío que tuvieron cuando eran “unión de republicas” y por eso Putin, con estilo mas de zar que de demócrata, quiere arrasar y no tiene limites. Y menos mal que occidente no está devolviendo la misma moneda, sino que ha tirado por otros derroteros con el fin de persuadir de que asi no vamos a ningún sitio y ese no es el camino.

Pero yo quiero orientar mi reflexión por otro camino, que es el de la respuesta de la gente ante una situación de tanto sufrimiento, y por ello todo el mundo se ha movilizado y grano a grano no arreglaremos el problema pero si aportaremos aunque sean “migajas de vida” a tanto dolor y muerte.  Por eso lado genial y me alegro, y el bien venga de donde venga bien venido sea, además de que asi damos una lección al mundo. Ojala siempre fueramos asi.

Pero….ahora vienen los “peros”. Reiterando que hacer el bien, siempre. Y lo aplaudo. Pero confieso que mi termómetro de medir está un poco frio por lo que a continuación quiero expresar.

Pero ¿por qué estamos demostrando ahora esta calidad de solidaridad, y esta rapidez en las respuestas, y esta eficacia, cuando tenemos la experiencia que con otros no lo hemos hecho ni lo estamos haciendo igual?. Yo conoci un poco  de cerca la situación que vivió Siria, y visite algunos campos de refugiados en Grecia, incluso Lesbos fue una lección al mundo y las penurias que esta pobre gente pasó sobre todo para ser admitidos con dignidad en los países del entorno.

Me estoy acordando de Presevo…que sufrimiento de miles y miles de personas.  Se les trató como decimos por aquí “con la punta el pie”. Todavia hay campos de refugiados que se han eternizado y ahí siguen sin respuesta, en Aman y en tantos otros sitios, cercanos a Atenas. Imagino que estas pobres gente deben ser “ciudadanos de segunda”.

No digamos ya la realidad “negra” de los hermanos africanos, que unos huyen de la guerra, otros de amenazas guerrilleras islamistas, y otros huyendo de la peor guerra, “la del hambre”, sin bombas, ni fusiles, ni tanques, pero dura y cruel, porque si malo es morir de un mortero, malo es morir, lentamente de hambre y desesperación, mientras ves como al otro lado del mundo, a pocos kilómetros, entre dos continentes…hay buena vida, buenos coches, lujos.

Y ante esta situación somos y estamos siendo mas apáticos, intolerantes, incluso agresivos…seguramente porque entre los pobres no hay ni petróleo, ni gas, ni otro sin fin de intereses. Los pobres estorban en todos los sitios, no son rubios, de ojos azules, ni de 1.80 de estatura, y además “vienen a quitarnos el trabajo” y otros a delinquir.

Es decir estamos ciudadanos y seres humanos de muchas categorías y jugando el partido de la vida en divisiones distintas. ¿No seria revisable en cada corazón o en cada estructura legal la capacidad de solidaridad que tenemos y por  qué con unos mas que con otros? ¿No será en el fondo que somos muy selectivos para hacer solidaridad, caridad, practicar justicia y queremos pobres a “la carta”?. No lo se. Por eso no me atrevo a juzgar, ni soy quien para ello, y dentro de cada corazón cada cual sabe lo que se cuece y cuales son sus razones.

Pero si creo que hay muchas clase de ciudadanos y “unos son de primera, otros de segunda y otros  de tercera” y algunos ni son. Me gustaría que la solidaridad fuese igual para todos. ¿Sera posible algún dia? ¿Será posible algún dia que los problemas se arreglen sin bombas ni amenazas? ¿Será posible  que algunos entiendan que la democracia,  si no la mejor forma de gobierno, es al menos la menos mala?.

¿Será posible que se acaben los “Caines y los Abeles” y  unos hagan sufrir tanto a otros? Pero si el mundo no es nuestro, si nos vamos a ir como vinimos, sin nada, por qué nos empeñamos en tener tanto, mandar tanto… Como diría el Papa Francisco, cuando llegue la hora,  “nadie  va a llevar detrás del coche fúnebre, al camión de la mudanza”.  ¡Ay, como somos los humanos!