"Colocan dianas a las que disparar en el pimpampumde los paredones de papel contra la libertad" Jesús Sanz se defiende y llama "melancólicos resentidos y amargados" a los críticos con su gestión
"Se idean relatos, se publicitan con artera maquinaria jaleos inventados, se escriben cartas anónimas en nombre de una muchedumbre de tres melancólicos resentidos y amargados, se aportan datos sin ningún soporte estadístico veraz, se etiquetan con sambenitos a quienes algunos pretenden estigmatizar", perpetra el arzobispo de Oviedo en su última carta semanal
"Se tapuja la verdad erigiendo las mentiras como tribunal del poder dominante, se distrae la conciencia con señuelos ante lo verdaderamente importante, y en medio de tanta y tamaña zafiedad alicorta, parece que triunfa fatalmente la mediocridad de los mindundis que confunden la humilde fecundidad con su estéril eficacia"
"Es una radiografía de lo que nos está sucediendo en tantos escenarios culturales, políticos, sociales e incluso eclesiales"
"Se vuelven a cavar trincheras, se señala, se insulta y se excluye, al disidente del pensamiento único y totalitario, y todo en nombre de una democracia dictatorial y de una libertad liberticida"
"Es una radiografía de lo que nos está sucediendo en tantos escenarios culturales, políticos, sociales e incluso eclesiales"
"Se vuelven a cavar trincheras, se señala, se insulta y se excluye, al disidente del pensamiento único y totalitario, y todo en nombre de una democracia dictatorial y de una libertad liberticida"
Jesús Sanz se defiende de las críticas. El arzobispo de Oviedo, azote de progresistas y héroe de ultracatólicos, ha publicado una nueva carta semanal en la que acusa a sus críticos de "colocar dianas a las que disparar en el pimpampum de los paredones de papel contra la libertad y la dignidad de las personas" y les tilda de "melancólicos resentidos y amargados".
La carta, que lleva por título 'El pato apresurado en tiempo de inclemencia', sirve al prelado para arremeter contra los cientos de críticas recibidas por su polémica homilía el Día de Asturias en Covadonga, en la que mezclaba 'la leyenda del Beso' de Rubiales con los "matarifes de la eutanasia", entre otras lindezas. Lejos de pedir perdón, como se le ha solicitado desde instancias políticas y eclesiásticas, Sanz continúa arremetiendo contra lo que considera"nerviosismo ansioso, hartura saturada e incertidumbre temerosa", incluyendo "las Danas con las últimas tormentas de verano, algunas de ellas presurosas en sencillos vasos de agua".
"Paredones de papel"
"Vemos por doquier que se idean relatos, se publicitan con artera maquinaria jaleos inventados, se escriben cartas anónimas en nombre de una muchedumbre de tres melancólicos resentidos y amargados, se aportan datos sin ningún soporte estadístico veraz, se etiquetan con sambenitos a quienes algunos pretenden estigmatizar, se colocan dianas a las que disparar en el pimpampum de los paredones de papel contra la libertad y la dignidad de las personas, se imponen cordones sanitarios desde el prejuicio y la intolerancia por quienes mal digieren su fracaso personal o heredado en tantos sentidos, y así tantos sainetes que llenan las noticias que caducan en pocas horas, en pocos días… hasta la cita siguiente con el nuevo relato a meter en la moviola insidiosa", clama Sanz, olvidando que horas antes de su polémica homilía, cuando únicamente él conocía su contenido, ya aventuraba que algunos titulares ya estaban escritos. Seguramente, en su propio texto.
No concluye ahí Sanz, quien se reafirma en la tesis de que "se tapuja la verdad erigiendo las mentiras como tribunal del poder dominante, se distrae la conciencia con señuelos ante lo verdaderamente importante, y en medio de tanta y tamaña zafiedad alicorta, parece que triunfa fatalmente la mediocridad de los mindundis que confunden la humilde fecundidad con su estéril eficacia".
"Es una radiografía de lo que nos está sucediendo en tantos escenarios culturales, políticos, sociales e incluso eclesiales", recalca el arzobispo, quien vuelve a denunciar que vivimos un momento "en donde se reabren heridas, se vuelven a cavar trincheras, se señala, se insulta y se excluye, al disidente del pensamiento único y totalitario, y todo en nombre de una democracia dictatorial y de una libertad liberticida".
Sin embargo, como "el pato apresurado", concluye Sanz, "al final, no hay doblez que resista, ni engaño que no sea desenmascarado, ni pretensión inconfesada que no declare su engañifa". Por eso, "tras tanta marejada de alharaca posturada tenemos el alma esponjada a pesar de sentir en carne propia la calumnia que golpea, la persecución que acorrala y la incomprensión intolerante, mientras recibimos la fortaleza con la que Dios nos sostiene, la ternura de la Virgen que nos cuida y el consuelo de tantos hermanos de veras, auténtica multitud no anónima, que te acoge, te defiende y te abraza. ¡Gracias!".