Mi JMJ: catequesis con Mons. Óscar Maradiaga

He asistido con un buen grupo de jóvenes españoles y latinoamericanos a la catequesis impartida por el Cardenal de Tegucigalpa (Honduras), el salesiano Óscar Maradiaga, en la parroquia Nuestra Señora de Europa, que, por cierto, estaba a rebosar. Se notaba que la información secreta había circulado y muchos jóvenes hondureños, por un lado, y miembros del Movimiento Juvenil Salesiano, por otro, íbamos no a ver qué obispo tocaba en suerte, sino a escuchar a este cardenal en concreto.

El cardenal hondureño habló, como tocaba, sobre la fe, de modo sencillo, y a la vez, con profundidad de contenido. No voy a hacer un resumen sistemático de lo tratado porque no lo pretendo.
Lo que me ha llamado la atención, y fascinado a los jóvenes durante casi toda la mañana, es el nivel comunicativo de Mons. Maradiaga. Canta, hace cantar, cuenta chistes, lanza preguntas… Se nota que habla desde el corazón. La prueba es que, para mí, lo mejor, donde aumentó más la atención de los jóvenes, fueron sus respuestas improvisadas en el coloquio. Se pasó en un suspiro y hubo que cortar las preguntas porque la hora se echaba encima.

Quiero destacar su lenguaje. Se nota el trato de siempre con jóvenes. En ningún momento dejaron de seguirle, pese al calor y al sueño. Sus ejemplos hablan de alguien que vive la vida real, de modo cercano a los chavales. A lo largo de la catequesis citó estos ejemplos: cómo es un ipod, un iphone, cómo funciona un gps (y cómo la fe hoy debe servirnos de gps), cómo es internet, cómo usamos el ratón, cómo funciona el radar de un avión (aquí contó que a los 14 años se sacó de strangis el carnet de piloto de avión), qué sale en el Discovery Channel, cómo son las estrellas de Hollywood (citó a algunas), dijo la palabra “botellón” (Dios mío, un cardenal…), se refirió a los disturbios de Londres, a los seísmos en Chile y en Japón, al hambre en Somalia… Se nota que recuerda la frase de San Juan Bosco: “Si queréis que los jóvenes amen lo que nosotros amamos, antes tenéis que amar lo que ellos aman”. Vamos, que se note, por ejemplo, que el obispo pisa el mismo mundo que los jóvenes, no otros mundos paralelos

Y así tuvo encandilados a los jóvenes durante toda la mañana. Y no solo los jóvenes. Yo reconozco que salí encantado. Sólo recuerdo haber tenido una impresión semejante oyendo hablar en directo a un obispo español, Mons. Carlos Amigo. He dicho obispo, no Papa. Juan Pablo II, como sabemos, también fue un comunicador nato.
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