Una salesiana desde Haití: dignidad en el sufrimiento
Carta de Sor Elizabeth Corsino, salesiana de República Dominicana que ha visitado a las salesianas en Puerto Príncipe.
Barahona (República Dominicana). Sufrimiento, solidaridad y dignidad, es cuanto surge de la narración de Sor Elizabeth Corsino, Hija de María Auxiliadora (FMA) y directora de la comunidad de Barahona en República Dominicana que, junto a Sor Angela Michelon, ha ido a Puerto Príncipe en los días pasados. Llegadas a la capital haitiana, el escenario que se ha abierto ante su mirada era de veras dramático. Han llegado a la casa de las Hermanas y han visto que estaban preparando la comida para la gente y para las niñas que les han sido confiadas.
Las FMA que están en Puerto Príncipe no han tenido la posibilidad de tener noticias de los propios familiares. Las comunicaciones son imposibles. Las Hermanas están durmiendo a cielo raso, en camas de chiripa, ellas y las muchachas. Las FMA de Santo Domingo están organizando llevar colchones ligeros. Duermen en las sillas, intentando estar atentas también a quien quisiera entrar en sus casas, o en lo que queda de ellas.
Las FMA están acogiendo a las familias cercanas durante la noche, para que puedan dormir todas más seguras y ellas mismas así no se queden solas, aunque se duerme muy poco.
En la Comunidad de Petion Ville, la más afectada por el seísmo, han quedado cuatro de las siete FMA. Las otras, las más mayores se han trasladado a la casa Provincial que es más segura. Petion Ville también es sede del aspirantado, y todas las aspirantes han sido enviadas a la casa Provincial, aquí están todas juntas, en la parte frontal de la casa. La parte de la casa Provincial donde estaban hospedadas las internas se ha caído toda, y las 40 muchachas están con ellas, al raso. La noche es algo fría porque en este período las temperaturas en el Caribe son más bajas.
“Verdaderamente – explica S. Elizabeth – las Hermanas sienten muy fuerte la protección de María Auxiliadora, y con fe y serenidad, aunque asustadas por las sacudidas que todavía continúan, esperan”.
Las FMA, no obstante el shock, están intentando dar esperanza y se han hecho cargo de las muchachas que están con ellas. Su preocupación es el no poder comunicarse.
“Cuando llegamos ante la casa de Petion Ville – continúa S. Elizabeth – desde fuera ya se percibía en qué estado estaba. Encontramos a la directora S. Aline Nicolás, nosotras estábamos asustadas, pero ella sonriéndonos nos ha acogido con un fuerte abrazo y nos ha dicho: ‘estamos todas salvadas'. La casa quizás habrá que derrumbarla, pero las Hermanas y las aspirantes están bien. También las Hermanas de Kenscoff están bien. De la comunidad de Jacmel no se tienen noticias, entonces estamos pensando ir allí pasando por otro camino que está menos frecuentado ahora”.
“Una última cosa quisiera explicar – dice todavía S. Elizabeth – y concierne al pueblo de Haití tan afectado. Durante el viaje de regreso, he visto columnas de personas que buscan a sus seres queridos o que se trasladan para irse de la ciudad. En sus rostros he visto la dignidad en el sufrimiento. Sus rostros doloridos que he visto, son también rostros de esperanza. También nuestras Hermanas llevan en su corazón el dolor, pero logran mostrarse con esperanza y comparten lo que poco que les ha quedado”.
Se temen desórdenes, y se espera que los organismos internacionales que están llegando a la isla, puedan con su ayuda, sostener el pueblo. Un gran problema está también en la frontera con Santo Domingo, adonde en masa se están trasladando para poder pasar a la otra parte.
Para ayudar: cf. www.misionessalesianas.org