| Carmelo Ampelio
EL QUE OBRA LA VERDAD SE ACERCA A LA LUZ.
Cristo Jesús,
vivo en ciudades extrañas,
ruidosas
obsesionadas,
como si huyeran disfrazándose
entre alcohol y coches de alta gama.
Cristo Jesús,
vivo en tiempos extraños,
entre gentes
con desolados paisajes interiores:
sus rostros son rostros disecados,
sus manos son salas de espera sin esperanza,
sus miradas arrugadas rezuman desolación.
Vivo tiempos de éticas para náufragos.
Vivo tiempos de sequía ruidosa.
Vivo tiempos de desiertos llenos de lagartos enfermos.
Vivo tiempos como si viajara
a bordo de un barco enloquecido.
¿Quién va orientado?
¿Quién sabe bien lo que hace?
¿Quién va sobrio
y no se miente a sí mismo?
Me cansa tanto y tanto slogan vacío.
Me cansa tanta epidemia de soledad.
Me cansa tantos y tantos arañazos en el corazón.
Cristo Jesús,
¿Dónde las soluciones?
¿Dónde los profetas?
¿Dónde los caminos
con caminantes fraternales?
Cristo Jesús,
¿Acaso una obra de la luz
sea dejar atrás los escombros
y construir,
con algunos restos
y mucha confianza
nuevos navíos,
nuevas relaciones,
nuevas esperanzas?
Cristo Jesús,
¿Dónde los que se acercan a la luz?
Todo el amor humano,
todo el amor divino
me tiembla en el costado.