"El admirable biopic sobre Carlo Acutis, el influencer de Dios" El cielo no puede esperar
"Vivimos tiempos convulsos, tanto a nivel macro como micro, se promulgan estupideces legislativas, la Iglesia Católica está experimentando un cisma de facto, quienes deberían ejercer la autoridad denigran a quienes son fieles a la verdad…"
"En medio de esta barahúnda en la que muchos dejan a la vista sus más rastreras pasiones, surgen luminosas referencias para tornar a recordar que, por encima de las miserias humanas, un edén radiante brilla en lo alto"
"Hay que felicitar a José María Zavala y a su equipo por haber realizado un admirable biopic -El cielo no puede esperar- sobre este estudiante italiano aficionado a la informática"
"Carlo Acutis ha puesto de manifiesto con su existencia, al igual que miles de santos y beatos, que, por encima de las nubes foscas, sigue brillando el sol de la esperanza… Reitero mi agradecimiento a José María Zavala y a los demás implicados en este oportuno largometraje"
"Hay que felicitar a José María Zavala y a su equipo por haber realizado un admirable biopic -El cielo no puede esperar- sobre este estudiante italiano aficionado a la informática"
"Carlo Acutis ha puesto de manifiesto con su existencia, al igual que miles de santos y beatos, que, por encima de las nubes foscas, sigue brillando el sol de la esperanza… Reitero mi agradecimiento a José María Zavala y a los demás implicados en este oportuno largometraje"
Vivimos tiempos convulsos, tanto a nivel macro como micro, en los ámbitos social, económico, político, religioso... Entre las incertidumbres en las que en la actualidad tratamos de surfear se cuenta la acumulación a ambos lados del charco de directivos políticos indocumentados, ofuscados obcecadamente por mantenerse en el poder a cualquier precio, incluido el de su dignidad como personas y, ¡por supuesto!, la ruina financiera y moral de sus países. Bastantes viven inmersos en un concurso para verificar quién alcanza mayor nivel de mediocridad mental y de ostentación supérflua.
Como ha señalado recientemente Bernardito Auza, nuncio de la Santa Sede en España, se promulgan estupideces legislativas como la de condenar a prisión por matar a una rata mientras se ensalza el asesinato de seres humanos aún no nacidos camuflando el crimen tras el mantra interrupción voluntaria del embarazo. Ni Goebbels ni Lenin mentían mejor.
Junto a esto, la Iglesia Católica está experimentando un cisma de facto, encabezado por obispos alemanes. Lo menos malo que puede señalarse de esos prelados iletrados, por no denominarles aviesos, es lo que aseveró el presidente norteamericano Wilson sobre su colaborador menos espabilado: es como un bungalow, le falta el piso de arriba.
Se suma a este turbador panorama, el hecho de que quienes deberían ejercer la autoridad, ignoro si es por estulticia, ingenuidad, miopía, superficialidad, carencia de capacidad estratégica u otra grave patología, denigran a quienes son fieles a la verdad mientras que periódicamente bailan el agua a los refractarios a la fe de nuestros ancestros.
¡Qué bien les haría no pocos responsables de la situación actual releer la Santa Regla de Benito de Nursia! En el capítulo 28 afirma: “al hermano que a pesar de ser corregido frecuentemente por una falta (…) no se enmienda aplíquesele una corrección más severa (…). Pero si ni aun así se corrige, o tal vez, lo que ojalá no suceda, se llena de soberbia y pretende defender su conducta, el abad obre como un sabio médico”. Concluye san Benito recomendando la amputación de quien no se aviene a razones. ¡Qué oportunos los consejos del sabio medieval!
En medio de esta barahúnda en la que muchos dejan a la vista sus más rastreras pasiones, surgen luminosas referencias para tornar a recordar que, por encima de las miserias humanas, un edén radiante brilla en lo alto.
Escuché hablar del influencer de Dios Carlo Acutis hace un lustro, con ocasión de uno de mis viajes de investigación a Bibliotecas y archivos italianos. La sonrisa de Carlo en sus fotografías más conocidas es cautivadora. Su tumba, situada en la ciudad de Asís, se ha convertido en un foco de peregrinación para muchos. He tenido ocasión de visitarla. Impresiona la devoción que genera.
Hay que felicitar a José María Zavala y a su equipo por haber realizado un admirable biopic -El cielo no puede esperar- sobre este estudiante italiano aficionado a la informática, que puso tanto empeño en documentar milagros eucarísticos antes de fallecer por leucemia con 15 años.
Todos, lo explicitemos o no, deseamos parecernos a alguien. La Iglesia, consciente de la imperiosa necesidad de la criatura humana por hallar paradigmas, desde hace 2000 años propone modelos a los que seguir. Carlo Acutis es un referente muy beneficioso en un momento en el que, como en los periodos más nefastos de la kulturkampf, de la revolución francesa o de la caída del imperio romano, una chusma gobernante pretende hacernos hozar cual chanchos en los aspectos más sórdidos.
Carlo Acutis ha puesto de manifiesto con su existencia, al igual que miles de santos y beatos, que, por encima de las nubes foscas, sigue brillando el sol de la esperanza. Reitero mi agradecimiento a José María Zavala y a los demás implicados en este oportuno largometraje su modélica brega por divulgar la vida normal y heroica de un chaval que a tantos está ayudando.
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