"El documental que contribuirá a disminuir el número de ignorantes no culpables" El sano orgullo de nuestro pasado: Llega a las pantallas 'España, la primera globalización'
"Ha llegado recientemente a las pantallas 'España, la primera globalización', el largometraje documental que se centra en divulgar sucesos de la historia de España, desenmascarando mentiras de la penosa operación de marketing -la leyenda negra-"
"La inicua leyenda negra es demolida pieza a pieza en un momento en el que la nesciencia y la mala intención se funden en una risible indigencia intelectual"
"Ni la Malinche, ni los tlaxcaltecas, ni los otomíes, ni los totonacas, ni el resto de tribus de la América precolombina acopiaban una conciencia colectiva que les inclinara a considerar que los españoles eran adversarios per se"
"Para todos, como detallo en mi libro 'Encuentro de cuatro imperios', que aparecerá en la primavera de 2022, el pueblo hostil, en el caso de Mesoamérica, el verdadero enemigo eran los aztecas"
"Ni la Malinche, ni los tlaxcaltecas, ni los otomíes, ni los totonacas, ni el resto de tribus de la América precolombina acopiaban una conciencia colectiva que les inclinara a considerar que los españoles eran adversarios per se"
"Para todos, como detallo en mi libro 'Encuentro de cuatro imperios', que aparecerá en la primavera de 2022, el pueblo hostil, en el caso de Mesoamérica, el verdadero enemigo eran los aztecas"
Ha llegado recientemente a las pantallas la documentada película 'España, la primera globalización'. El largometraje se centra en divulgar sucesos de la historia de España, desenmascarando mentiras de la penosa operación de marketing -la leyenda negra- que ha logrado que incluso algunos descendientes de aquellos españoles tanto de la península como del otro lado del Atlántico la hayan interiorizado como por ósmosis. Las sucesivas entrevistas y explicaciones aportan interpretaciones sobre el período histórico que arranca con el descubrimiento de América. La inicua leyenda negra es demolida pieza a pieza en un momento en el que la nesciencia y la mala intención se funden en una risible indigencia intelectual.
Llevo años estudiando las múltiples formas de expresión del alma hispana a ambos lados del Atlántico. Aterricé en América por primera vez en 1991. Viajaba a Quito como consejero de una fundación puesta en marcha por empresarios españoles y suizos. Su proyecto cardinal era un centro de formación para muchachos con limitaciones físicas o psíquicas. En un periodo de dos años se les habilitaba para un oficio que les ayudara a ganarse la vida: tejer, elaborar pan, fabricar tejas…
Desde entonces he regresado a ese continente en docenas de ocasiones, recorriendo por motivos profesionales -conferencias, sesiones para comités de dirección o consejos de administración, asesoramiento, auditoría de mercantiles y de entidades no lucrativas, impartición de cursos de doctorado, formación de profesores universitarios, etc.- desde Canadá a Chile la práctica totalidad de los países.
A lo largo de tres décadas he visitado una o más veces, entre otros muchos lugares, desde la ciudad maya de Tikal (Guatemala) a la zona arqueológica inca de Pachacamac (Perú), pasando por Comalcalco (México), por no hablar de Teotihuacán (junto a ciudad de México), las abrumadoras cabezas Olmecas (Veracruz), el museo del oro en Bogotá (en sus sucesivas ubicaciones), el antropológico de Santiago de Chile y en reiteradas ocasiones Tenochtitlán (junto al Zócalo, en la capital mexicana), en sus progresivas fases, hasta la extraordinaria actual.
Ni la Malinche, ni los tlaxcaltecas, ni los otomíes, ni los totonacas, ni el resto de tribus de la América precolombina acopiaban una conciencia colectiva que les inclinara a considerar que los españoles eran adversarios per se.
Para todos, como detallo en mi libro 'Encuentro de cuatro imperios', que aparecerá en la primavera de 2022, el pueblo hostil, en el caso de Mesoamérica, el verdadero enemigo eran los aztecas. Algunos miembros de las tribus sometidas obraron como tamemes a la fuerza; la mayoría, con la mejor de las voluntades. Entre muchas otras descripciones, Bernal Díaz del Castillo, cuya lectura debería ser indispensable en los planes educativos, recuerda los agravios de los mexicas que padecían los indios de Guacachula: les robaban las mantas y maíz e gallinas y joyas de oro, y sobre todo las hijas y mujeres, si eran hermosas, y que las forzaban delante de sus maridos y padres y parientes. Nada desemejante de las brutalidades que habían practicado acadios, asirios, egipcios, macedonios, espartanos, cartagineses o romanos.
El conocimiento en profundidad de mexicas, incas, mayas, totonacas, otomíes, etc. me ha imantado, suscitando en mí una inagotable fascinación. Tanto quienes las ensalzan fanáticamente como quienes las denigran de forma bravía exhiben vesania y/o fanatismo.
Como se ha expresado con disparejas formulaciones, la fagocitación de América por parte de España la realizaron en buena medida los indios. La independencia la culminaron los españoles, fundamentalmente los nacidos en América. Los europeos intervinieron en guerras civiles presentes de forma activa o con rescoldos apenas disimulados en múltiples regiones consecuencia de las imposiciones de unos pueblos sobre otros. Enuncia una impresentable estafa ideológica ornada por sectarias camarillas políticas con sus comparsas intelectualoides plantear 500 años después de la llegada de Colón una colisión frontal entre valores occidentales y una presunta inocente pureza originaria indígena. Manifiesta, es de justicia reiterarlo, penuria reflexiva.
El documental 'España, la primera globalización' contribuirá a disminuir el número de ignorantes no culpables.
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