¿Qué pedir al Señor, los abuelos, hijos y nietos?

Termino la temática de “cómo afrontar los ochenta” con unas oraciones que podría formular toda la familia, abuelos, padres e hijos, cada uno con sus posibilidades, necesidades y creencias religiosas. Los primeros temas giran en torno al sentirse amado, la paz y serenidad, la paciencia, la oración como abrazo de Dios. Y el ánimo para caminar.
1ª Sentirme amado-a por ti, Dios mío.
Como siempre, Señor y Padre mío, me comunico contigo para alabarte, bendecirte, darte gracias y, cómo no, para pedirte. ¡Tengo necesidad de tantas gracias y de tantas virtudes! Ante todo, Señor, necesito sentirme MÁS amado por ti y enfocar mi vida cristiana como una amistad contigo. Y sé muy bien que los amigos dan y reciben. Yo recibo todo de ti pero mi respuesta, bien lo sabes, no es ni mucho menos la que yo debiera darte. Pero mi fe me dice que Tú te contentas con poco. Más aún, que un acto de amor profundo borra mis pecados, mis infidelidades.
Te prometo, Señor, ayunar o sacrificarme en algo por ti y por los hermanos, alargar el tiempo de oración, estar contigo, y responder en las tentaciones con la decisión con la que Tú respondiste al tentador. Confío en tu gracia, Señor.
2ª Paz y serenidad
Hoy día te presento, Señor y Padre mío, mi situación frecuente: Tú sabes, Señor que no vivo en paz, tranquilo-a, que me falta serenidad y que me perturbo con facilidad. En ocasiones, porque pretendo metas y respuestas que superan mis posibilidades. Necesito, Señor, ver con claridad cual sea tu voluntad, lo que tú esperas de mí. Que no me deje llevar por los escrúpulos ni tampoco por una conciencia que actúa según mi voluntad caprichosa.
Fortalece mi libertad y también mi sensibilidad para que no camine a saltos, compulsivamente, sino con el paso sereno, pero seguro, de quien se siente acompañado por Ti, de quien sigue el ritmo de tu marcha que es, en definitiva, el camino de tu voluntad.. AMÉN.
3ª Tener paciencia
Señor y Dios mío: al examinar mi vida recuerdo tus reproches:”¡eres un impaciente! Lo quieres todo y al momento!” Sí, Señor, reconozco, que no es la fidelidad la que me guía sino el orgullo de acabar pronto y quedar bien. Estoy equivocado-a y te pido con humildad la constancia de subir peldaño tras peldaño hasta la meta que tú me propones para este día concreto. Propongo para el diálogo de la noche, agradecerte lo positivo que hice con tu gracia y arrepentirme de lo negativo.
Concédeme dormir en paz sabiendo que tu Amor suple mis deficiencias, que tienes para mi pasado “la enfermedad del olvido” pero que terminas preguntándome. ¿Y mañana, qué? Señor, dame lucidez y generosidad para responderte como Tú esperas.
4ª La oración, abrazo de Dios
En diferentes ocasiones me pregunté: ¿y en qué consiste lo fundamental de la oración? Y una vez más encuentro tu respuesta en la Parábola del hijo pródigo y más concretamente en el abrazo del Padre callando la plegaria ensayada de quien no merecía ser tenido como hijo suyo. Es lo que a mí sucede, Señor, pero tú me insistes en que me fije en la oración como la comunicación amorosa contigo para recibir tu amor misericordioso.
Haz, Señor, que vea la oración (abrazo, comunicación) como la ocasión para descansar. El hijo descansó en el banquete que el Padre le preparó. Yo descanso y mi espíritu, que llegó muy tenso, sale muy sereno y fortalecido de la oración, dispuesto a dar un trato misericordioso, amable con quienes me relaciono. AMÉN.
5ª Ánimo para caminarConfieso con humildad que me faltan fuerzas para vivir según tu voluntad. Hoy te pido ánimo para seguir caminando. Mucho me motivan las palabras que dijiste al Pablo muy atribulado,”Pablo, animo estoy contigo” Me parece que ahora me las estás repitiendo a mí que vengo con los ánimos por los suelos. Pero te oigo espiritualmente y mis pilas se van recargando. Siento cómo el trato contigo me cambia. Me haces ver la escasa importancia de mis grandes problemas y lo mucho de positivo que puedo realizar. ¡Tú me necesitas! Gracias, Señor, porque siento en mí cómo crece la convicción de Pablo: “todo lo puedo en Aquél que me conforta” (Flp 4,13): estas palabras resumen el secreto que aviva el corazón incansable de Pablo.
Ciertamente que con Jesús, arropado en su amor, soy capaz de cualquier cosa. Nada temo y todo lo puedo soportar. AMÉN.
En la segunda jornada de oración, los temas serán: la felicidad, la confianza en su amor, la aceptación de los límites y posibilidades, en la escuela de Jesús y María. Y la fortaleza en las tentaciones.
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