"Ha muerto un maestro" Panegírico a Luis Guridi Bernardo
"Sin su presencia reivindicativa entre los docentes de Religión, la historia de este colectivo hubiera sido otra muy distinta"
"Muchos otros han venido después, pero ninguno de ellos con la valentía suficiente que tuvo Luis Guridi para insuflar un pequeño hálito de vida como liberación a un colectivo maniatado por prejuicios, por imposturas y miedos tantas veces irracionales
Fue un maestro, ¡Descanse en paz!
Fue un maestro, ¡Descanse en paz!
En el día de ayer he sabido a través de un mensaje de whatsapp de la muerte de Luis Guridi Bernardo. Me ha impresionado la noticia, más de lo que imaginaba después de no tener ninguna relación con él desde hace muchos años.
Nuestros desencuentros profesionales no lo fueron por el fondo o la forma en el tratamiento de las cuestiones referentes al profesorado de Religión, sino probablemente una cuestión de estilo, o cualquier otra cosa sumergida en la profundidad del alma que la hace insuperable. Eso ya no importa, aunque soy consciente de que me traerá ácidas críticas estas líneas de homenaje.
Pese a todas las dificultades mi recuerdo para y sobre él siempre ha sido amable, reconociendo que su ímpetu y su fuerza doblegaban los obstáculos para no temer a las circunstancias a veces muy sombrías. Las asambleas de FEPER (organización estatal de su propia creación después de romper con APPRECE), realizadas en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería y Diseño Industrial y en el IES Juan de la Cierva de Madrid eran un júbilo de reivindicaciones y pundonor.
Iniciamos el camino sindical juntos, golpe a golpe verso a verso, como decía Antonio Machado, haciendo camino al andar. Nuestro entorno era oscuro y teníamos —y aún tenemos— enemigos entre los compañeros, en la jerarquía eclesiástica y en la Administración que, perpleja, nos quería obedientes como la gran mayoría de organizaciones.
También recuerdo nuestros paseos impertérritos, de ida y vuelta, al Congreso de los Diputados o al Senado con montones de fotocopias que repartíamos y explicaba, pero donde nunca permitía que decayese el proyecto que presentaba aunque supiera que aquellos «representantes del pueblo» caían en largos letargos.
Fue así, con casi todo en contra, como aprendimos el sindicalismo formal mientras discutíamos sobre la naturaleza y esencia de la asignatura de Religión en la escuela pública y, sobre todo, de sus profesores y sus expectativas y anhelos. Convenimos que el sindicalismo era una herramienta necesaria, pero solo instrumental al servicio de los trabajadores, algo que no veíamos en nuestro entorno, convertido en una forma de medrar o desertar del quehacer efectivo para vivir, individualmente, mejor; muchos solo querían, sin más, trasladarse de Vallecas a Galapagar. ¡Tantas veces hablamos de repensar el sindicalismo!
Recorrimos el conjunto de las CCAA, donde Luis Guridi dejaba su poso que animaba a otros a seguir ese camino de liberación de las ataduras socio laborales y eclesiásticas contra natura que el colectivo de profesores de Religión venía asumiendo.
Es evidente que sin su presencia reivindicativa entre los docentes de Religión, la historia de este colectivo hubiera sido otra muy distinta, pues fue él quien puso los cimientos y forjó una singladura que otros hemos intentado seguir, si bien imprimiendo otro paso a un mundo que, ex nihilo, o desde un caos y confusión primigenia, él recreó.
Muchos otros han venido después, incluso alguno antes que se pretendía precursor, pero ninguno de ellos con la valentía suficiente que tuvo Luis Guridi para insuflar un pequeño hálito de vida como liberación a un colectivo maniatado por prejuicios, por imposturas y miedos tantas veces irracionales.
Fue un maestro, ¡Descanse en paz!
PD. Si las fotos tienen derechos de autor háganmelo saber para retirarlas.