Editorial CCM Venturoso 2020

Venturoso 2020
Venturoso 2020

El 2020 es año de tareas exigentes, desafiantes y definitorias para el futuro. De nosotros dependerá que esto no sea una década perdida. No sólo es el inicio de 365 días; se trata del fin de una década y el inicio de la tercera del siglo XXI y del tercer milenio de la era cristiana.

Al concluir un año, es imperativo reflexionar sobre los logros y promesas cumplidas y pendientes. Antaño, el desarrollo del calendario y de los años tenía un objetivo en el ideal del cristianismo, la conmemoración de la obra redentora de Jesucristo en la Tierra y la santificación del tiempo, conceptos que tal vez no digan mucho a una sociedad secularista donde la vacuidad es característica de la vida. La velocidad, cúmulo y administración de la información hacen que la medida del tiempo sea extraordinariamente veloz al punto de no importar el significado de las cosas y su destino último. Todo mundo experimenta esta impresión, los años pasan más apresurados, pero esa sensación no se agota sencillamente con marcar o arrancar días en el calendario

Independientemente de esas reflexiones, el 2019 fue tiempo donde las crisis aparecieron y muchos pendientes quedan sin resolver. Para México, la expectativa de un nuevo tiempo político y el advenimiento de un gobierno anti-neoliberal promisorio de la felicidad, simplemente se ha quedado como esas muchas promesas que inician con ímpetu al sonar las doce campanadas del nuevo año y que, 365 días después, son penosamente reconocidas como irrealizables.

Miedo, confusión, o desesperanza son las sensaciones más comunes de los mexicanos. Se reconoce la violencia imparable y el año que se nos va fue el más teñido de sangre como nunca en la historia. Más y más desaparecidos, guerras no declaradas sin cuartel en distintas regiones de México, inseguridad y constante temor además de la incertidumbre económica cuando la ciudadanía percibe que el dinero se esfuma de los bolsillos sin tener más capacidad económica; degradación ambiental y devastación ecológica han hecho del país un lugar del planeta menos promisorio para el futuro de comunidades y poblaciones. Además, los valores que parecían pilares de una sociedad simplemente se diluyen en el pragmatismo político.

Las dimensiones de nuestro tiempo tienen valor propio. La propuesta cristiana propone e interpela. Cada año debería ser un reflejo del gozo de la redención hecha por Cristo, pero los mismos obispos mexicanos reconocen que eso no se ve, no ha logrado transformar la realidad. Como advierten en el novedoso Proyecto Global de Pastoral PGP 2031-2033, los prelados reconocen: “Somos los primeros que no acabamos de creer nuestra confesión de fe, no se nos nota la Redención, no vivimos de acuerdo con nuestra condición de redimidos. ¿Cómo iluminar entonces la complejidad de la realidad mexicana a la que queremos responder desde el evangelio, sin la certeza de que el Señor Jesucristo, hecho hombre por nuestra salvación, Crucificado-Resucitado nos ha reconciliado con el Padre?” (PGP 2031-2033, No. 92)

El 2020 es año de tareas exigentes, desafiantes y definitorias para el futuro. De nosotros dependerá que esto no sea una década perdida. No sólo es el inicio de 365 días; se trata del fin de una década y el inicio de la tercera del siglo XXI y del tercer milenio de la era cristiana.

Desde la redacción del Centro Católico Multimedial deseamos a nuestros lectores un venturoso 2020. Como afirmó el pensador católico Romano Guardini, “En todas las horas la eternidad habla”. Y en México, es tiempo de ver hacia lo imperecedero para que la década sea el cimiento de un futuro más brillante, lejos de los enconos y egoísmos. A nuestros lectores, feliz año 2020 implorando la bendición de Dios como se lee en la Palabra que jamás se agota del Libro de los Números: “Dios les bendiga y les guarde, haga resplandecer Su Rostro sobre ustedes y tenga de ustedes misericordia. El Señor les mire con benevolencia y les conceda la paz”.

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