"Es un escándalo que la CEE no haya publicado un documento serio y firme sobre un asunto tan grave y urgente" Ante todo, según el Evangelio, la salud
"Cualquiera que lea el Evangelio, no tardará en darse cuenta de que el problema de la salud – de los seres humanos – es lo que más le preocupó a Jesús"
"Le dio más importancia al tema de la salud que a la fiel observancia de lo que dicen y mandan, sobre la Religión, los hombres sagrados del templo"
"Fue entonces cuando el Sanedrín se reunió de urgencia y dictó pena de muerte contra Jesús (Jn 11, 47-53)"
"Es un escándalo que la Conferencia Episcopal, estando las cosas como están, no haya publicado un documento serio y firme sobre un asunto tan grave y urgente como el que estamos soportando con el problema de la salud para todos"
"Fue entonces cuando el Sanedrín se reunió de urgencia y dictó pena de muerte contra Jesús (Jn 11, 47-53)"
"Es un escándalo que la Conferencia Episcopal, estando las cosas como están, no haya publicado un documento serio y firme sobre un asunto tan grave y urgente como el que estamos soportando con el problema de la salud para todos"
Cualquiera que lea el Evangelio, no tardará en darse cuenta de que el problema de la salud – de los seres humanos – es lo que más le preocupó a Jesús. Baste pensar que la palabra “enfermedad” (“astheneia”) se repite, en el Nuevo Testamento, casi 40 veces.
Es más, cuando Dios se hizo presente en este mundo, en la persona y en la vida de Jesús (Jn 1, 18), su dedicación a curar enfermos fue tal y tanta, que desconcertó incluso a Juan Bautista, que mandó a dos de sus discípulos a preguntarle a Jesús: “¿Eres tú el que tenía que venir o esperamos a otro?” (Mt 11, 2). Y la respuesta de Jesús fue tan desconcertante como sorprendente. Jesús no dijo ni “sí” ni “no”. La explicación que dio fue ésta: “Decidle a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven y loc cojos andan, los leprosos se curan y los sordos oyen, y hasta los muertos resucitan” (Mt 11, 5).
"Donde el problema sanitario está bien planteado y eficazmente resuelto, las cosas van como tienen que ir. Donde ese problema no se resuelve, hasta donde eso es posible, no echemos mano ni de creencias, ni de observancias"
La respuesta de Cristo no admite dudas. Donde el problema sanitario está bien planteado y eficazmente resuelto, las cosas van como tienen que ir. Donde ese problema no se resuelve, hasta donde eso es posible, no echemos mano ni de creencias, ni de observancias. Por eso en el Evangelio hay tantos relatos de curaciones, que eran las “señales” (“semeia”) (Jn 6, 2), que venían a indicar la solución de los males y desgracias que tenía que soportar aquella sociedad.
Y conste que Jesús le dio más importancia al tema de la salud que a la fiel observancia de lo que dicen y mandan, sobre la Religión, los hombres sagrados del templo. Un ejemplo, entre tantos otros: la curación de un manco, en sábado, hizo que los hombres más religiosos (fariseos) decidieran matar a Jesús (Mc 3, 1-7 par.). Y la pura verdad es que a Jesús lo mataron porque le dio vida a un difunto (Lázaro). Fue entonces cuando el Sanedrín se reunió de urgencia y dictó pena de muerte contra Jesús (Jn 11, 47-53).
No cabe duda: el problema capital, en la sociedad (sea la que sea) no es ni el poder, ni la economía. Es el cuidado de la salud y la vida.
"Los obispos y el clero dan la impresión de que están más preocupados por la homosexualidad que por el enorme problema sanitario que sufre España y el mundo entero"
Es verdad que nuestra Religión y nuestra Iglesia han hecho mucho por atender a enfermos, ancianos y personas que sufren. Pero tan cierto como eso es que los obispos y el clero dan la impresión de que están más preocupados por la homosexualidad que por el enorme problema sanitario que sufre España y el mundo entero. En todo caso, es un escándalo que la Conferencia Episcopal, estando las cosas como están, no haya publicado un documento serio y firme sobre un asunto tan grave y urgente como el que estamos soportando con el problema de la salud para todos. Y conste que son muchos los hombres y mujeres de Iglesia que han entregado su vida por el bien de los demás.
"No cabe duda: el problema capital, en la sociedad (sea la que sea) no es ni el poder, ni la economía. Es el cuidado de la salud y la vida"
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