Hablar de Jesús fuera de España
Los días 8 y 9 de este mismo mes de Octubre, se ha celebrado en el Seminario da Boa Nova de Oporto, un Coloquio sobre Jesús de Nazaret en el que han participado, junto a colegas portugueses de primer nivel (Anselmo Borges, Paulo Rangel, Isabel Allegro de Magalhaes, Albino Valente dos Anjos), varios estudiosos españoles del cristianismo primitivo cuyos nombres son conocidos: Xabier Pikaza, Antonio Piñero, Juan A. Estrada, José Ignacio González Faus, José M. Castillo, Juan J. Tamayo, Andrés Torres Queiruga.
Han sido días de trabajo intenso. Más de doscientas personas han intervenido en los coloquios que siguieron a cada una de las conferencias. En las distintas intervenciones se ha debatido desde lo que hoy podemos saber sobre la biografía de Jesús hasta lo que significa y representa la fe en la resurrección, pasando por temas de tanta actualidad como Jesús y Dios, Jesús y el dinero, Jesús y la política, Jesús y la Iglesia, Jesús y la religiones, Jesús y las mujeres.
Tres características cabe destacar de este Coloquio, que, desde mi modesto punto de vista, han tenido especial relevancia. Ante todo, el alto nivel de pensamiento en el que se han desarrollado, tanto las exposiciones de los ponentes, como las intervenciones de los participantes. No han sido estas ponencias meras charlas de divulgación. En las distintas intervenciones, se ha recogido el trabajo de largos años de estudio e investigación de los profesores que han intervenido. En segundo lugar, hay que reseñar el profundo respeto a la Iglesia, y a la tradición del Magisterio Eclesiástico, en el que se han desarrollado los temas tratados y los debates que se han mantenido después de cada una de las ponencias. Y, por último, ha sido admirable la libertad con que cada cual ha expuesto el resultado de sus indagaciones y estudios. En definitiva, calidad, respeto y libertad. Tres condiciones enteramente indispensables para pensar en estos tiempos nuestros de búsqueda y oscuridades en los que, con demasiada frecuencia, nos encontramos ante muchas preguntas a las que no acabamos de encontrar la respuesta que pueda indicarnos caminos de esperanza. La sabia y autorizada dirección del profesor Anselmo Borges, de la Universidad de Coimbra, ha hecho posible el éxito admirable de este excelente Coloquio.
Pero también en este caso - como ocurre tantas veces -, hay un aspecto (sólo uno) que resulta inevitablemente lamentable: para quienes vemos las cosas desde España, es penoso que, para hablar con libertad (y siempre con el respeto que merece la Iglesia) públicamente y en un espacio religioso sobre Jesús, tengamos que irnos fuera de nuestro país. ¿Por qué los espacios religiosos están controlados entre nosotros de manera que en ellos sólo pueden expresarse sin censuras quienes se limitan a repetir lo que piensan y dicen nuestros obispos? ¿No ha llegado la hora de que en España se pueda cuestionar abiertamente esta penosa situación? Sobre todo, cuando los temas que se tratan y las respuestas que se aportan, caben perfectamente dentro de la ortodoxia que otros episcopados católicos viven en Europa o en otros continentes.
Han sido días de trabajo intenso. Más de doscientas personas han intervenido en los coloquios que siguieron a cada una de las conferencias. En las distintas intervenciones se ha debatido desde lo que hoy podemos saber sobre la biografía de Jesús hasta lo que significa y representa la fe en la resurrección, pasando por temas de tanta actualidad como Jesús y Dios, Jesús y el dinero, Jesús y la política, Jesús y la Iglesia, Jesús y la religiones, Jesús y las mujeres.
Tres características cabe destacar de este Coloquio, que, desde mi modesto punto de vista, han tenido especial relevancia. Ante todo, el alto nivel de pensamiento en el que se han desarrollado, tanto las exposiciones de los ponentes, como las intervenciones de los participantes. No han sido estas ponencias meras charlas de divulgación. En las distintas intervenciones, se ha recogido el trabajo de largos años de estudio e investigación de los profesores que han intervenido. En segundo lugar, hay que reseñar el profundo respeto a la Iglesia, y a la tradición del Magisterio Eclesiástico, en el que se han desarrollado los temas tratados y los debates que se han mantenido después de cada una de las ponencias. Y, por último, ha sido admirable la libertad con que cada cual ha expuesto el resultado de sus indagaciones y estudios. En definitiva, calidad, respeto y libertad. Tres condiciones enteramente indispensables para pensar en estos tiempos nuestros de búsqueda y oscuridades en los que, con demasiada frecuencia, nos encontramos ante muchas preguntas a las que no acabamos de encontrar la respuesta que pueda indicarnos caminos de esperanza. La sabia y autorizada dirección del profesor Anselmo Borges, de la Universidad de Coimbra, ha hecho posible el éxito admirable de este excelente Coloquio.
Pero también en este caso - como ocurre tantas veces -, hay un aspecto (sólo uno) que resulta inevitablemente lamentable: para quienes vemos las cosas desde España, es penoso que, para hablar con libertad (y siempre con el respeto que merece la Iglesia) públicamente y en un espacio religioso sobre Jesús, tengamos que irnos fuera de nuestro país. ¿Por qué los espacios religiosos están controlados entre nosotros de manera que en ellos sólo pueden expresarse sin censuras quienes se limitan a repetir lo que piensan y dicen nuestros obispos? ¿No ha llegado la hora de que en España se pueda cuestionar abiertamente esta penosa situación? Sobre todo, cuando los temas que se tratan y las respuestas que se aportan, caben perfectamente dentro de la ortodoxia que otros episcopados católicos viven en Europa o en otros continentes.