De Manadas y libertades
Sembramos vientos y recogemos tempestades
Las noticias de violaciones y violencia doméstica se multiplican cada día en los noticiarios. En los últimos tiempos parece que han crecido hasta alcanzar casi un veinte por ciento- Una cifra alarmante. Y, además, han aparecido las “manadas” que ahora se han puesto de moda. Parece como si ya fuera un tema monográfico.
Pero muy pocos se preguntan por qué. Y es la primera pregunta que todos deberíamos hacernos. Porque si no buscamos la causa de esta rotura en la tubería de la sociedad y llamamos al fontanero para que la arregle, el agua seguirá perdiéndose y empapará las paredes y las habitaciones colindantes hasta llenarlas de moho.
Hay una fuga de agua, en tiempo de sequía, y esto es más grave de lo que parece. Evidentemente no hay una sola causa, pero hay muchas circunstancias que se unen como si los astros se hubieran confabulado. A mí, con el peligro de parecer de la ultraderecha, cosa que cada día me preocupa menos, se me ocurren algunas causas, disparatadas y fuera de la realidad, pero si las digo me quedo muy a gusto. ¡Y cómo hay libertad de expresión!
1.-Hace ya tiempo que pensamos y defendimos que cada uno con su cuerpo podía hacer lo que quisiera y esto nos parecía una premisa de libertad. Es un eslogan que se sigue repitiendo como un "mantra", cada vez que hay una manifestación en favor de los derechos de las mujeres. Parece curioso que se siga recurriendo a este tópico que va en contra de las mujeres mismas. Con un cuerpo no se puede hace lo que uno quiera porque, entonces, la prostitución es un derecho y ya nos metemos en un terreno baldío donde la mujer sufre y padece trata, explotación y miseria.
No, un cuerpo, sea el que sea, merece respeto y cuidado, de uno mismo y de los demás, porque en él se apoya la dignidad de las personas y cuando un cuerpo se violenta, o se usa como un objeto, ya vienen detrás todos los males seguidos. Con un cuerpo se hace lo que se debe, no lo que uno quiera porque un cuerpo no es una lata de Coca Cola ni un pañuelo de usar y tirar.
2.-Quitamos las cruces de nuestras escuelas porque eso era proselitismo. Y la cruz es el mayor símbolo de amor, entrega y sacrificio que han forjado los siglos en nuestra cultura occidental.
3.-Le dijimos a nuestros niños que han de ser los mejores, los primeros, los más competitivos y disfrutar de todo y, además, se lo proporcionamos todo para que crezcan pensando que tienen derecho a ello.
4.-No les hemos dicho nunca que no, por si acaso se traumatizan y ellos piensan que para ellos todo es un sí, lo que quieran, lo que les apetezca, lo que les venga en gana, sin límites.
5.-Hemos ido desterrando poco a poco, con la ayuda de las autoridades políticas, la clase de religión, donde aprendimos a respetar, a saber cuál es el mandamiento primero, a descubrir los valores que han hecho grande y fuerte nuestra civilización.
6.-Les hemos ofrecido familias desestructuradas, divididas, separadas, donde el chantaje afectivo se ha convertido en norma de vida.
7.-Les hemos evitado el sacrificio porque ya lo tenían todo sin necesidad de tener que merecerlo con su esfuerzo.
8.-Hemos visto en la televisión y en la prensa como se gritaba “Arderéis como en el 36” y no ha pasado nada, Y hemos paseado las santas vaginas como si fueran pasos de Salcillo por nuestras calles entre gritos estertóreos de odio y venganza.
9.-Los programas de la televisión son una basura maloliente y los vemos con naturalidad y dejamos que los niños los vean sin trabas no sea que sea un ataque a su libertad. Las separaciones y rupturas matrimoniales se han convertido en un concurso a ver cuántos se separan más veces.
10.-La pornografía se la hemos servido en su teléfono móvil que tiene acceso a internet y se lo hemos comprado antes de que hicieran la primera comunión.
11.- Los contemplamos sentados en el suelo del parque haciendo el botellón y pasamos impasibles. Ya sabemos de casos de menores de edad internados en el hospital en coma etílico a altas horas de la madrugada
12.-El modelo de vivir y el horizonte en la vida que les hemos propuesto no es el de ser un investigador que trabaja para curar enfermedades y hacer así avanzar la ciencia, sino a personajes públicos de dudosa moral y de baja talla intelectual que ocupan pantallas de éxito y ganan mucho más que un honrado trabajador de la sociedad.
13.- Los hemos aturdido con grandes macrofestivales de música horrorífica donde se lanzan mensajes constantes de rebeldía contra todo y contra todos, animando al odio, blasfemando y faltando al respeto de las personas y las instituciones pero a los que no se puede prohibir actuar porque es un atentado al derecho a la libertad de expresión y te conviertes de inmediato en representante de la derecha más recalcitrante.
14.- Se trata de que haya poco de Dios y mucho de placer y desbandada y, si es posible, pagado con fondos públicos que mola más ¡Y que viva la movida!
Decían los mayores “Siembra vientos y recogerás tempestades” y esto es lo que estamos recogiendo ahora. Una falta evidente de gusto y de respeto a lo público, de actitudes antisociales constantes, de violaciones en manada, de violencia doméstica, de políticos incoherentes y zafios, de curas pedófilos y de jóvenes sin valores. Y es verdad que no se puede generalizar, pero el número crece de manera alarmante. Tenemos motivos para preocuparnos.
¿Podíamos esperar otra cosa de lo que estamos padeciendo? Y vamos a peor…