Versos para meditar en una noche especial Pregón para una Navidad distinta

Experiencia de pastor con harina de trigo

Cada vez que aparece la palabra Navidad, la mente vuela hacia la infancia como si allí estuviera la clave para entender esta fiesta. Yo no puedo entender la Navidad sin esas reminiscencias infantiles en torno al Belén, colocando las figuras entre musgo y montañas de papel de envolver. Y nada estaba completo hasta que no espolvoreábamos la harina por encima de las montañas y de los pastores y en lo alto de la gruta del Misterio. Sólo así era Navidad. La harina, simulacro de la nieve, acompaña mis recuerdos infantiles de la Navidad; son recuerdos blancos de harina de trigo.

Como soy nieto e hijo de pastor y de niño me gustaba ir a la misa de Gallo vestido de partorcillo, quiero que sea éste el primer personaje que hable en mi pregón. No en vano me enseñó mi padre siendo muy niño aquella cancioncilla que dice:

Los pastores no son hombres

Que son ángeles del cielo

Para ver al Niño Dios

Ellos fueron los primeros.

 Me vais a permitir, pues, que vestido de pastor me coloque en este Belén viviente que es la Navidad para contaros algo de lo que llevo escondido y encendido en el zurrón del alma.

PASTOR:

Era una noche sin luna,

era una noche estrellada,

oscura como las sombras,

helada como la escarcha,

yo estaba con mi ganado

al calor de la majada,

cuando sentí el alboroto

de las ovejas y cabras.

Una estrella deslumbrante

llenó con su luz tan clara

los caminos y los montes,

los barbechos y cañadas.

Sentí gozo y sentí miedo,

se me iluminó la cara.

Cuanto más era de noche,

la estrella más alumbraba.

En un pequeño refugio,

hecho de barro y cañas,

una niña nazarena

en plena noche alumbraba.

¡Ay qué niño tan pequeño!

¡Ay qué madre más amada!

¡Ay qué portal más humilde!

¡Ay qué noche tan helada!

Oí de pronto a lo lejos

cantos de gloria que hablaban

del Niño Dios que nacía

de una doncella sin mancha.

Acercaos los pastores

que el Niño Dios os aguarda.

Sobre la gruta de tierra

Unos ángeles cantaban:

 CORO:

Gloria a Dios en las alturas

Y bendita la mañana

que nos trae la buena nueva

de paz y amor; y proclama

la salvación y la vida

a los hombres que Dios ama.

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