La comunidad seguidora de Jesús, se encontraba en un momento de desolación, perplejidad y miedo ante lo sucedido a su Maestro. En pocas palabras, estaban congelados espiritual y anímicamente. Cuando Pedro, pronuncia estas palabras, Voy a pescar, es como si hubiera despertado, o mejor, se hubiera descongelado. Se está moviendo desde su pensamiento, palabra y acción; puede que sea, a lo mismo, como  lo han dicho los expertos, pero se movió. Y los demás: … 3 Le responden: - nosotros también vamos. Wuaooooo, Ahora Pedro tiene con quien salir, ahora su movimiento ha movido a otros.

… 3 Salieron, y subieron a la barca; pero aquella noche no pescaron nada. Chanfle. En algunos momentos creemos tener la idea ganadora, lo mejor es cuando otros nos siguen y esto reafirma nuestro pensamiento estrella. Pero después…

Quiero preguntarte Pedro:

En medio del dolor paralizante de la pérdida del Maestro; ¿Qué te movió a ir a pescar? ¿Por qué lo dijiste en voz alta y no saliste callado y solo? ¿Qué sentiste cuando ellos dijeron: nosotros también vamos? Y ¿Cómo te sentiste al ver que no habían pescado nada? ¿Pensaste en algo? ¿Trataste de darles alguna respuesta? ¿Sentiste en algún momento que habías fallado?

Te cuento que, en el mundo de hoy, lo que te sucedió se llama fracaso, eso es perder el tiempo y hacerlo perder a otros, eso nos hace sentir tristeza, andar cabizbajos y hasta sentirnos culpables.

Pero, también me gustaría saber ¿Qué sentiste al amanecer, cuando Jesús estaba en la playa? ¿Cuándo te invito a echar la red a la derecha? ¿Cuándo la sacaste llena de peces? Eso en nuestro entorno se llama triunfo, darle al blanco y entonces todos están contigo.

Y ahora, qué tal si nos preguntamos nosotros ¿Qué hubiera pasado si Pedro no se mueve, si no toma la iniciativa?

 Siento también, que es un buen momento para agradecer a aquellos que saben estar a nuestro lado cuando la red de nuestra vida está vacía y se quedan con nosotros hasta ver cómo se llena y de manera muy especial, quiero agradecer a Jesús, nuestro Señor y Maestro, por salir a nuestro encuentro aun cuando caminamos a oscuras.