¡Viva el Rey!
| toño casado
Una tarde el Rey Felipe entró en nuestra Iglesia del Pilar. Me enteré en la sacristía 5 minutos antes de que iba a venir al funeral que íbamos a celebrar pues por lo visto el finado era su amigo.... Entró acompañado de una persona que se sentó a su lado en el segundo banco. Y tras la misa saludó a toda la familia y los que allí estaban con mucho cariño y cortesía. Es un tipo muy alto, de mirada azul y profunda y con unos rasgos que transmiten educación y no sé si se puede decir, nobleza de espíritu. Se marchó con un saludo mientras miraba sorprendido a mi perro Max y decía "Vaya perro...". Lo recuerdo ahora valiente frente a la airada multitud bajo una lluvia de barro y de insultos con las manos extendidas pidiendo calma.
Somos tierra de reyes, desde aquellos godos de la lista interminable hasta los Austrias con el piadoso Felipe II o los Borbones de mejor o peor desempeño. También en nuestra religión resuenan las historias del Rey David, Saúl y otros muchos menos conocidos por el común de los mortales.
En nuestro imaginario de cuentos de niños aparece la figura del Rey, príncipes y princesas, hoy fichadas todas por Disney en cuentos de hadas que nos hacen soñar con esos palacios que suele fotografiar la revista Hola, retratistas oficiales de la realeza europea...
El Rey Herodes estuvo a punto de cargarse a Jesús viéndolo como un peligroso competidor, que salió huyendo a Egipto como nuestros esperados y queridos Reyes Magos que siguen visitándonos todas las navidades. A Lo largo de su vida fueron varias las ocasiones en que el pueblo quiso proclamar Rey a Jesús. sobre todo cuando les invitaba a comer pan gratis a todos. Pero Jesús tenía una idea de realeza muy distinta. Porque para el el más importante es el que más ayuda, el qué más sirve, el que coge la toalla y de rodillas se pone a lavar los pies de sus defectuosos y traidores amigos.
Su corona es de espinas, pues su amor es tan profundo que le lleva a entregar su vida por la gente que le está matando. Su manto es una vieja capa de soldado, su cetro una caña, sus fotos en el hola son los golpes y desprecios de los lobos agresivos que le mataron. Su trono es una cruz desde donde contempla su desastroso reino de hermanos caínes y abeles que se despedazan unos a otros. Por eso ante Pilato dice que su reino no es de este mundo; su reino de paz y de justicia, de compasión y de perdón no parece estar muy establecido en esta tierra de fango.
Sin embargo su Reino viene. Muchos son los hombres y mujeres que trabajan humildemente por transmitir la fe y la esperanza a este mundo-Babel donde tanto nos cuesta entendernos. Son de estirpe real pues sanan curan, construyen, limpian lodo o heridas, con la fuerza de la fraternidad y la luz de la esperanza. El pequeño Cordero que murió degollado se sube al trono y acaba con el dragón. Parece un cuento de hadas pero es real. Jesús es el Rey. Nuestro Rey. El Rey de la ternura, de los niños y pecadores perdidos, el rey de los heridos y defectuosos. Como tú, como yo.
¡Viva el Rey!