#pascua2023 Padre perdóname
A la luz de Juan, 1
| Mercedes López Herrera
La semana santa me vuelve y me revuelve toda yo, no puedo evitarlo, es como si de pronto pudiera observar “el esfuerzo colectivo para salir del sufrimiento”, ya sea mediante el pretendido embellecimiento corporal, ya sea mediante las torrijas, los churros y el chocolate, ya sea mediante el olor a incienso como si éste pudiera con su perfume alejar el horror, el dolor, o el sufrimiento que acontece en cada quién o cada cual.
Ventanas de esperanzas se vislumbran en los ojos de quienes destellan con angustia llamaradas de las mismas, deseos reprimidos inconfesados… locuras de insatisfacciones…
Y todo alrededor de una historia que aconteció hace 2000 años, que sigue aconteciendo cada día en el más absoluto y silencioso reconocimiento de masas, aunque haya quienes sí nos damos por aludidos de que es una realidad constante de injusticia y crueldad.
En la admiración de las gentes no sólo nos distinguimos por el lustre de nuestras ropas o por los euros de la cartera, nos distinguen muchas cosas que se saben, que las sabemos… pero las obviamos aunque estemos codo a codo admirando el arte de una cofradía cuya razón de ser fue nacer para manifestar la injusticia y la crueldad disfrazada de una realidad aparentemente trasnochada.
¿Cómo no revolverse ante semejante espectáculo? Bello, deshonesto, brutalmente sensible, dolorosamente expuesto… ¿Cómo cerrar los ojos a la transposición de esa realidad, actualizante?
No hay modo. Sólo la comprensión del respeto a la evolución por mucho dolor que me cueste es la respuesta.
No hay más respuesta que preguntarme ¿y tú cómo te sitúas?
Y es ahí donde repaso mis acciones diarias, mi compromiso, mi tiempo, mis iras, mis desconciertos, y mis permanentes perforaciones en las que busco desesperadamente la luz divina que es la respuesta de Dios ¡¡Aquí estoy!!
Son los destellos humanos del amor que dejan ver de manera débil, y rápida las respuestas de Dios… para volver de nuevo a la soledad, al desconcierto, a la incertidumbre del cómo seguir haciendo…, la diferencia es que cada paso, cada pequeño paso, me conduce hacia a la luz, pero a condición de no ir hacia atrás.
Y no es la letra sino la Mística la única que como la Mirra, sana la andadura del camino entre la humanidad y el espíritu. El final de Jesús como el de muchas otras personas que han dado su vida por fidelidad y lealtad, ya sabemos cuál es, la clave de la cima de comprensión última está en sus palabras finales “Padre perdónales porque no saben lo que hacen”.
También ahí me incluyo compadeciéndome con misericordia en mis sufrimientos y torpezas. Padre Perdóname.
Mercedes López Herrera
5 de abril 2023