Voces dentro de uno mismo

"Estoy acostumbrada a vivir con mucha gente en mi interior". He leído esta frase en una entrevista con una persona, para mí anteriormente desconocida: la francesa Hélène CIXOUS, "profesora, ensayista, dramaturga, novelista", según la que firma la entrevista en El País Semanal, Estrella de Diego. La frase me ha hecho reflexionar.

Vivir con mucha gente dentro de uno mismo. Mirar hacia el interior, y constatar que constantemente está uno dialogando con otras personas. Mi desconocida entrevistada dice que "imagino establecer un diálogo con aquellos que me inspiran, que me contradicen, que me regañan". Dice que ella habla así con su madre, y añade: "Oigo su voz y discuto con ella. Nos peleamos. Hay cientos de personas que están ahí. Que están y se van".


Autoconciencia
La persona humana es la única que tiene conciencia de sí mismo. De los estudios de psicología recuerdo que esto es lo que nos distingue de todos los restantes seres vivos de la tierra, incluidos los animales más sensibles y de alguna manera capaces de establecer relaciones con los demás.

Tomar conciencia de uno mismo es tener una capacidad refleja de percibir lo que está ocurriendo en el interior, lo que pasa por el propio pensamiento, lo que a uno se le ocurre sobre sí mismo y sobre los demás. Es lo que algún filósofo llamó "conciencia segunda", una instancia superior a la que uno puede volver para rebobinar todo el mundo vertiginoso que discurre por la propia interioridad.

El buceo en el propio interior da mucho de sí. La literatura interiorista (Proust, Joyce) y más en general toda la poesía brota del intento de hurgar en la intimidad, de desentrañar lo que va ocurriendo por la propia conciencia. El mundo interior es un arsenal inagotable, de donde el hombre saca sus reflexiones y sus proyectos de acción. Además, bastante ingobernable: Santa Teresa acuño la frase tan repetida de que "la imaginación es la loca de la casa".


Diálogo con muchos


Hablar solos, es una característica muy frecuente del mundo actual. No me refiero a la imagen ahora tan frecuente de los que van hablando fuerte por las calles, conectados a un móvil inalámbrico que les pone en comunicación con personas invisibles y alejadas, cercanas o distantes, dentro del insondable universo del mundo viral.

Sin estar conectadas a ningún móvil, hay personas que hablan también a solas, en sus casas y en la calle, estableciendo comunicación consigo mismo o con los demás, en un diálogo interior, que en ocasiones está cerca del desequilibrio psicológico. Pero no hay que estar locos o paranoicos para establecer estos diálogos interiores, estas comunicaciones hacia dentro, que no raramente se verbalizan también externamente resultando audibles para los demás.

El universo interior es muy rico, y en él resulta posible establecer conexiones mentales con personas de ahora y de otras épocas, poniendo el que así conversa tanto las preguntas como las respuestas. El mundo de los sueños descubre ese universo sin fronteras, ni geográficas ni temporales, en el que se establece comunicación con personas con las que se ha establecido alguna vea relación y aun con personajes no conocidos o sólo descubiertos por lecturas o por los medios masivos de comunicación. La riqueza del mundo interior es inabarcable es insondable.


¿También, diálogo con Dios?
El escuchar las voces existentes dentro de uno mismo no está reducido para nadie, ni exige la fe ni en Dios ni en el mundo del más allá. Todos los humanos poseen la autoconciencia y la capacidad de establecer mentales relaciones interpersonales en su mundo interior más profundo.

Pero evidentemente el creyente tiene un interlocutor interior privilegiado. San Agustín ya se refirió a Dios como "intimior intimo meo", lo más hondo que hay dentro de mi. El que cree, en efecto, en Dios -y en la vida posterior de los que mueren- goza de una posibilidad especial para establecer comunicación con Alguien o con alguien que se cree que está vivo y escucha, aunque sea fuera del tiempo y del espacio. Dios y los que han muero se convierten así en las voces más importantes existes dentro de uno mismo.
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