Un santo para cada día: 4 de diciembre Santa Bárbara. (Abogada y protectora de rayos y tormentas, incluidas las virtuales)
“La de los truenos” ¿Quién no ha oído hablar de ella? Patrona de los mineros, de los artificieros y del arma de artillería. Es una santa cuyo culto tuvo un gran auge en la Edad Media
| Francisca Abad Martín
“La de los truenos” ¿Quién no ha oído hablar de ella? Patrona de los mineros, de los artificieros y del arma de artillería. Es una santa cuyo culto tuvo un gran auge en la Edad Media.
¿Quién de nosotros no invocó de niño a Santa Bárbara durante las tormentas? Es lo que nos enseñaban nuestras abuelas. Se usa también el nombre “santabárbara” para denominar a los polvorines y almacenes de explosivos y según el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, el modismo “quemar o volar la santabárbara”, significa tomar una decisión extrema sin reparar en los daños que puedan causar los medios empleados. Se la considera como protectora contra los daños del temporal, los rayos y las centellas, de ahí viene lo de “acordarse de Santa Bárbara cuando truena”.
Como sucede con la mayoría de los mártires, hemos de echar mano de nuevo de las “leyendas”, para tratar de componer medianamente la semblanza de una de las santas más populares. Las legendarios actas de su martirio se encuentran en la colección de Simón Metafraste, famoso hagiógrafo bizantino. En Occidente la extensión de su devoción es inmensa. Toda Europa, durante la Edad Media, se vio sembrada de ermitas y templos en su honor. La leyenda nos dice que era una joven hermosa, nacida en Nicomedia (antigua ciudad de Anatolia, en el Asia Menor, próxima a Bizancio) hacia el año 273, hija de un sátrapa (recibían este nombre los gobernadores en la antigua Persia), cuyo nombre era Dióscoro. Ante el temor de que se hiciera cristiana y también porque no quería casarse con el joven que se le imponía, su padre la encerró en una torre. Durante su encarcelamiento tenía maestros que la enseñaban poesía y filosofía. Como su padre estaba casi siempre ausente, ella llamó a Orígenes, Padre de la Iglesia de Alejandría, para que la instruyera en la fe cristiana y la bautizara. En la torre donde su padre la había encerrado había dos ventanas y ella mandó abrir una tercera, en honor de la Santísima Trinidad.
Cuando su padre regresó del viaje y fue a ver a su hija, ella le confesó que era cristiana y también que se negaba a desposarse con nadie que no fuera con Cristo. Entonces el padre, furioso, la entregó al juez, quien dictó para ella la pena capital. Fue atada a un potro, flagelada, desgarradas sus carnes con rastrillos de hierro y quemada con hierros candentes. Su mismo padre, Dióscoro, fue el encargado de decapitarla, tras de lo cual, un rayo le alcanzó, cayendo fulminado, dato éste que sirvió seguramente para que la santa quedara asociada con las tormentas. Suele darse como fecha de su martirio el 4 de diciembre del 306 siendo representada con un manto rojo, portando el cáliz de la sangre de Cristo, rama de olivo, corona y espada, símbolos todos ellos alusivos a su gloriosa muerte.
Dice un padre carmelita, Claudio de San José, que el sepulcro de Santa Bárbara fue muy venerado por los fieles cristianos y que allí sucedieron muchos milagros. Sus restos fueron luego trasladados a Constantinopla, después a Venecia a la Basílica de San Marcos y por último a Grecia. Su culto fue confirmado por San Pío V en 1568 y se convirtió en uno de los 14 “Santos Auxiliadores” del Santoral Cristiano. Se la suele representar joven, con la palma del martirio en la mano y una torre con tres ventanas junto a ella. También es venerada en la Iglesia Oriental.
Reflexión desde el contexto actual:
Aún con todo lo novelesco e imaginativo que tienen estas “leyendas”, siempre nos hacen pensar que realmente en los primeros siglos del cristianismo existieron muchas personas valientes y decididas, dispuestas a entregar su vida por defender su fe y esto es lo esencial, lo demás puede venir muy bien desde el punto de vista pedagógico para realzar lo que en definitiva importa. Bárbara es representada con una espada en la mano de forma un tanto intimidatoria, pero en realidad el pueblo ha visto siempre en ella un símbolo protector. Ella será siempre esa abogada y valedora a la que acudimos cuando en nuestra vida aparecen los nubarrones oscuros que amenazan tormenta