Scola, Scherer y Ouellet. Sodano y Bertone. La Curia Los perdedores del segundo Cónclave del siglo XXI
(José Manuel Vidal, enviado especial a Roma).- Una vez elegido, la Iglesia cierra filas en torno al nuevo Papa. La sotana blanca imprime carácter y, desde que sale a la logia vaticana tras el 'habemus papam', el nuevo romano pontífice, sea quien sea, es asumido y querido por los católicos de todo el mundo.
Y más si, como en este caso, un jesuita humilde y sereno se transforma en un franciscano, para llamarse Francisco. Como el Poverello de Así. Con su elección, se inaugura una nueva etapa en la Iglesia. Atrás quedan las "santas hostilidades" y los perdedores de la contienda electoral más antigua y sagrada del mundo. Éstos son algunos de los que perdieron el cónclave.
Scola, Scherer y Ouellet. Estaban en todas las quinielas. Fueron consagrados por los medios de comunicación que, como casi siempre, se equivocaron. Entraron Papas y salieron cardenales. Pero seguirán prestando su ayuda al nuevo sucesor de Pedro.
Angelo Sodano
El que fuera todopoderoso Secretario de Estado de Juan Pablo II y, durante algún tiempo, del propio Benedicto XVI, no pudo entrar en el cónclave por superar los 80 años, pero ejerció como decano en el precónclave. Y ofició la misa 'Pro eligendo pontifice'. En su homilía vino a decir que, en la Iglesia, los trapos sucios se lavan en casa. Reformas sí, pero de aquella manera gatopardesca. Prototipo de las intrigas vaticanas, adalid de la vieja guardia, amigo de Marcial Maciel, que con sus tejemanejes manchó la imagen de la Iglesia en todo el mundo, perdió la partida y el partido.
Tarcisio Bertone
Benedicto XVI, contra viento y marea, confió en él y le entregó las riendas del gobierno de la maquinaria vaticana. Unos dicen que no supo gobernar la barca de Pedro. Otros aseguran que la vieja guardia de Sodano no le dejó. Perdió imagen, seguramente perderá el poder con el nuevo Papa.
La Curia
Tras el Vatileaks, la Curia romana entera ha quedado "tocada" y en entredicho. Ha perdido prestigio entre los propios cardenales y ante los fieles católicos de todo el mundo, que la convirtieron en chivo expiatorio de casi todos los males eclesiales. De hecho, su reforma es un clamor. Para quitarle poder, hacerla más reducida, menos potente y más colegial. A Francisco no le temblará el pulso.
Banco Vaticano
El banco vaticano, eterna causa de problemas para la Iglesia, arrastra mala imagen desde la época de Marcinckus, el llamado banquero de Dios. Y en esa tónica continúa, con dimisiones de su presidente, acusaciones de disponer de cuentas opacas y lavar dinero. Al menos dos cardenales, el brasileño Braz de Aviz y el nigeriano Onayikenan pidieron cuentas claras y que se suprima, porque "no es un dogma de fe". Otros quieren que, al menos, se transforme en un banca ética.
La lista negra
Las asociaciones anti abusos en la Iglesia lanzaron una lista de cardenales "encubridores" de clérigos pederastas. Entre los más atacados, figuran el emérito de Boston, Bernard Law, el emérito de Los Ángeles, Roger Mahony, el emérito de Bruselas, Godfried Danneeels, o el cardenal de México, Norberto Rivera.
El cardenal O'Brien
Acusado de abusar de seminaristas, el cardenal escocés O'Brien, máxima figura y único representante del Reino Unido en el colegio cardenalicio, terminó reconociendo su pecado. Y, para no manchar con su presencia el cónclave, renunció a participar en él y ni siquiera vino a Roma. El Papa Ratzinger, "barrendero de Dios" le aceptó la renuncia anticipadamente.
Leonardo Sandri
Fue el eclesiástico que, junto a Sodano, capitalizó la imagen del entierro del Papa Wojtyla. Eterno curial, el argentino paso, con Benedicto XVI a ser el encargado de las iglesias orientales. Tras la renuncia de Benedicto XVI, fue uno de los primeros candidatos cuyo nombre empezó a sonar. Incluso se atrevió a pedir un mayor papel para la mujer en la Iglesia. Una vez empezado el precónclave se cayó de todas las quinielas de los papables. Otro argentino ocupa la silla de Pedro.
Los españoles
Cinco electores españoles, que pasaron prácticamente desapercibidos en el cónclave. Se notó que el cardenal Rouco está de salida, a sus 77 años. El cardenal Santos Abril, arcipreste de Santa María la Mayor, actuó de kingmaker entre los italianos y los latinoamericanos. El único que salió en alguna quiniela papable fue el cardenal Cañizares, que podría volver a España, para suceder a Rouco en Madrid.
Los cardenales negros
Sonaron, de entrada, sobre todo los nombres de los cardenales africanos Sarah y Turkson. Con el rostro de este último se llegaron a colgar carteles por las calles de Roma. Muchos cardenales se pronunciaron a favor de esa posibilidad de un Papa procedente del continente donde mayor crecimiento experimenta la Iglesia. Pero los africanos tendrán que esperar.
Los americanos
Abiertos, atrevidos y acostumbrados a lidiar con los medios, montaron su propia oficina de prensa, que lo hacía tan bien que tapaba a la de la Santa Sede. Y Bertone les impuso el silencio, que aceptaron a regañadientes. Colocaron a tres de los suyos (Dolan, Wuerl y O,Malley) entre los papables más cotizados, pidieron explicaciones sobre el Vatileaks y apostaron por reformar la Curia y por un Papa argentino y jesuita.
Los italianos
Tras dos Papas extranjeros, estaban deseando que el papado volviese a Italia. E hicieron todo lo posible por conseguirlo. Pero muchos cardenales achacan los males de la Curia, que repercuten en la Iglesia, a la excesiva italianidad de la misma. Llevan en sus genes el papado, pero esta vez (y van tres) se les ha vuelto a escapar. Ad maiorem Dei gloriam.