"Después de la elección del nuevo abad, este 2024 será un año histórico en el monasterio" Rafel Barruè, de prior a abad: la transición silenciosa en Poblet
| Xavier Pete
(agenciaflama).- El pasado 29 de febrero, cuando en el Monasterio de Santa María de Poblet todos los ojos estaban puestos en el nombramiento de Octavi Vilà como obispo de Girona, una de las personas que se mantenían en un segundo plano, entre periodistas y personal del cenobio era el entonces prior Rafel Barruè (Villarreal, 1966). Así, en el momento en que la noticia de la elección de Vilà se hacía pública oficialmente, el prior se sentaba, lejos de los focos y, minutos más tarde, reconocía a Flama vivir esta situación con asombro.
Desde ese día, Barruè continuó conviviendo con normalidad con el resto de monjes hasta el pasado 22 de abril, cuando fue elegido nuevo abad de Poblet durante la reunión de la comunidad en la sala capitular bajo la presidencia del abad general de la Orden Cisterciense P. Mauro-Giuseppe Lepori.
Así pues, Rafel Barruè se convertirá próximamente en el 106 abad de la historia de esta comunidad fundada durante el siglo XII. Más concretamente, será el 11 de julio cuando este religioso aficionado a la pintura recibirá la bendición abacial en el mismo monasterio donde hizo la profesión monástica —también un 11 de julio— en el 2001, unos meses después de recibir el hábito de novicio por parte de Josep Alegre (1940-2024).
"El padre Rafel es un monje muy monje"
De todos sus 92 años de edad, Araceli Herrera, nacida en Barcelona y una de las primeras teólogas que salieron con este título de la Facultad de Teología de Cataluña durante los años sesenta, este 2024 ha sido uno de los más difíciles de digerir: “En pocos meses, se nos ha muerto el abad emérito y se nos han llevado a Girona quien le relevaba hasta ahora. Será un año que quedará marcado con hierro en la historia del monasterio”, admite Herrera, que ha seguido de cerca, como una vecina más de la comunidad cisterciense, la elección de Barruè como nuevo abad, “escogido con sólo dos votos en contra”.
Conocedora de los últimos abades de Poblet por ser miembro de la hermandad de laicos con la que cuenta el monasterio, Herrera indica que “cada abad comunica su personalidad en cada acción que realiza, al margen de seguir unas reglas de comportamiento determinadas”. Por eso, observa que Barruè "es un monje muy monje" porque, como el resto de la comunidad, se dedica totalmente a su función. Una afirmación que realiza mientras observa varias pinturas de fray Rafael en un libro de plegarias monástico publicado recientemente. "Son obras que trabajan muy bien algunos colores en concreto, y demuestran una calidad excelente", sostiene.
La crítica de arte Rosalia Torrent, profesora de la Universidad Jaume I de Castellón de la Plana, conoce personalmente a Barruè (así como a su hermana mayor, Gràcia Barruè) y ha analizado las características pictóricas del nuevo abad. “Él ha pintado paisajes casi abstractos con el azul y el blanco, que son colores que evocan el hermanamiento y la paz, e incluso ha hecho aparecer el verde, que yo he identificado con la vida y con la transmisión de 'un cierto sentido de una paz no necesariamente tranquila“, argumenta esta especialista. Dan fe de la actividad pictórica de Barruè diversas exposiciones en la Comunidad Valenciana y en Tarragona.
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