Hacia una sinodalidad real y eficiente XI Coloquio abierto del Foro 'Curas de Madrid y Más'

Aunque diferentes circunstancias nos han llevado a retrasarlo, reanudamos los “Coloquios abiertos” del Foro “Curas de Madrid y Más”, importantes para nosotros, aunque apenas sean una pequeña ola en el mar a veces proceloso de la Iglesia y de la sociedad. Celebraremos el que inaugura este curso el próximo lunes, día 28 de noviembre. En un salón de la parroquia de la Sagrada Familia, en el que hemos celebrado los anteriores, en la Calle Antonio Toledano, 23. 1º. De siete a nueve de la tarde.

Los miembros de la Comisión permanente hemos acordamos que este primer coloquio del curso seguirá girando en torno al Sínodo de la Sinodalidad y, más en concreto, en torno a algunas de las ideas que nos expuso África de la Cruz en su intervención del coloquio de abril. Le hemos pedimos y ella ha aceptado desarrollar con más detalle la idea de que, frente a “la Iglesia que muere”, como ella califica a la Iglesia conservadora, tan engreída y beligerante en la actualidad, “la Iglesia que está naciendo”, la que llamamos progresista, tan denostada por quienes la desprecian y temen, debe hacer cosas que la reafirmen y hagan más fuerte y eficiente. Y, para no quedarnos en generalidades, le hemos dicho que nos hable de qué cosas concretas son esas en las que quiere que nos pongamos a trabajar.

Será el décimo primer coloquio desde que inició su andadura el Foro en su versión renovada. Su lema es “Hacia una sinodalidad real y eficiente”. Es lo que deseamos, que la sinodalidad no acabe siendo sólo una palabra que describe una situación eclesial que poco tiene de sinodal o que no pase de ser una mera expresión de buenos deseos, sin traducción en normas canónicas que la consagren, articulen, impulsen y protejan. De ello dialogaremos en el coloquio, tras escuchar la intervención de África, que ha titulado “Invitación a la conversión sinodal”.

En cuanto a los siguientes coloquios del curso, hemos acordado que tengan como trasfondo el sesenta aniversario del inicio de las sesiones del Concilio Vaticano II, que comenzaron el 11 de octubre de 1962.

Pero no lo hacemos para recordarlo con nostalgia, sino para tratar elaborar y hacer público un breve documento, a modo de “argumentario”, en el que expresemos las razones por las que, lejos de considerarlo un tremendo error, como los conservadores católicos piensan y dicen sin reparo alguno, seguimos convencidos de que fue un inmenso acierto convocarlo y llevarlo a cabo. En él daremos también nuestra opinión en torno a por dónde y por qué motivos debería ir hoy el aggiornamento de aquel aggiornamento eclesial.