El acto cismático fue la aparición de las 10 monjas en el programa de Ana Rosa, por el que cobraron 7.000 euros Si se empecinan en el cisma, monseñor Iceta proclamará el día 24 la excomunión de 10 de las 16 clarisas de Belorado
"En Belorado, el pueblo donde se radica el convento de las clarisas, será el propio párroco del pueblo el que lo proclame en la parroquia, antes o después de la misa del domingo, a la comunidad parroquial"
"En principio, sólo serán excomulgadas 10 de las 16 clarisas de Belorado. Las 10 que salieron en el programa de Ana Rosa Quintana"
"En el convento seguirán las cinco monjas mayores (entre ellas, madre Pureza, la artífice de la exitosa refundación de la comunidad de Belorado) y Sor Amparo, la monja que salió del monasterio cismático 'para no pertenecer a una secta'"
"Desde Roma, al comisario pontificio le piden diálogo y misericordia, pero también que actúe y que no deje pudrir el conflicto"
"En el convento seguirán las cinco monjas mayores (entre ellas, madre Pureza, la artífice de la exitosa refundación de la comunidad de Belorado) y Sor Amparo, la monja que salió del monasterio cismático 'para no pertenecer a una secta'"
"Desde Roma, al comisario pontificio le piden diálogo y misericordia, pero también que actúe y que no deje pudrir el conflicto"
“Han incurrido en la excomunión 'latae sententiae' reservada a la Santa Sede, de conformidad con los cánones 2343, párrafo 3; 2334, Nº 2; 2209, párrafo 1, 2 y 3 del Código de Derecho Canónico, y son pasibles de las demás penas establecidas por los Sagrados Cánones”. Este o alguno muy parecido es el texto de la excomunión, que promulgará el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, el lunes 24 de junio de 2024, para declarar al pueblo de Dios que 10 de las 16 clarisas de Belorado quedan excluidas de la comunión eclesial y dejan de ser monjas católicas. Aunque a 3 de ellas el plazo les termina a los 10 días (es decir, el dia 16) y a las restantes en 15 días (el 24).
La proclamación pública de la excomunión se hará a través de los órganos mediáticos del arzobispado burgalés, pero, en Belorado, el pueblo donde se radica el convento de las clarisas, será el propio párroco del pueblo el que lo proclame en la parroquia, antes o después de la misa del domingo, a la comunidad parroquial.
En principio, sólo serán excomulgadas 10 de las 16 clarisas de Belorado. Las 10 que salieron en el programa de Ana Rosa Quintana. Algunas compartiendo de palabra lo que decía su abadesa, Sor Isabel de la Trinidad, y otras, asintiendo a sus proclamas cismáticas con sus gestos y sus sonrisas.
En un acto nada habitual en unas monjas de clausura, las 10 clarisas de Belorado participaron en un programa de televisión en horario de máxima audiencia y cobraron por ello nada menos que 7.000 euros. De ahí las concesiones, para que los cámaras y los periodistas pudiesen pasar al otro lado de las rejas y entrar en clausura. Esa fue la suma por la que las clarisas proclamaron públicamente el cisma y sellaron su excomunión.
La excomunión puede ser latae sententiae (automática, en función del delito de cisma) o ferendae sententiae (incurrida solo cuando es impuesta por un superior legítimo o declarada como sentencia por un tribunal eclesiástico.
Con la firma del ‘Manifiesto Católico’ que hicieron público y su aparición en el programa televisivo de Tele 5 abrazando el cisma, renegando de la Iglesia católica ‘modernista y conciliar’ y llamando usurpadores a los últimos Papas, las monjas ya cayeron en la excomunión ‘latae sententiae’.
Pero la Iglesia, dueña del tiempo, ha querido mostrar entrañas de misericordia y les ha concedido más de un mes, para intentar dialogar y reconducir la situación. Sin éxito alguno, al menos por ahora.
El penúltimo intento consistió en la entrega en mano, una a una, a las 10 monjas ‘cismáticas’ de una declaración que tienen que rellenar, para ratificarse en su decisión de abandonar la Iglesia o, por el contrario, proclamar por escrito que quieren seguir en plena comunión con ella.
De las 10 monjas advertidas, las que se ratifiquen en el cisma pasarán a ser excomulgadas y dejarán de ser monjas católicas, para convertirse en simples doncellas del falso obispo Pablo de Rojas.
Pero, en el convento seguirán las cinco monjas mayores (entre ellas, madre Pureza, la artífice de la exitosa refundación de la comunidad de Belorado) y Sor Amparo, la monja que salió del monasterio cismático “para no pertenecer a una secta”, pero que continúa siendo, a todos los efectos, monja del cenobio burgalés.
La Iglesia considera que esas seis monjas, que no se pronunciaron públicamente a favor del cisma, siguen siendo monjas clarisas católicas a todos los efectos y, por lo tanto, las auténticas dueñas de los monasterios de Belorado y Derio. Las demás, dejarían de ser monjas católicas y pasarían a ser okupas en un convento que ya no les pertenecería.
Y, si deciden seguir en el convento, lo harían de forma ilegal, hasta que los juzgados civiles se pronuncien. El arzobispado de Burgos sabe que la vía judicial es la que han elegido las monjas rebeldes y a ella se atendrá, sin dejar de hacer todo lo posible para solucionar el conflicto por las buenas, durante todo el tiempo que haga falta.
Sabiendo, además, que la excomunión es una pena medicinal, para que las excomulgadas recapaciten. Pero las puertas de la Iglesia siempre estarán abiertas para ellas, si quieren volver.
Como un convencido del diálogo que es, el arzobispo de Burgos está activando todos los resortes para reconducir el tema antes del día 16. De hecho, dos sacerdotes burgaleses que, en determinados momentos, mantuvieron buenas relaciones con las clarisas, intentaron mediar sin conseguirlo. Y lo mismo le pasó al capellán de las propias monjas, Ángel Santamaría, al que hasta hace unos meses le decían que estaban encantadas con él y, ahora, no quieren ni verlo.
También lo intentaron diversas abadesas y monjas clarisas, entre ellas, la superiora y la secretaria de la Federación de Aránzazu (a la que pertenece Belorado), pero las monjas cismáticas no quieren interlocución alguna. De tal forma que algunos sacerdotes ya dicen que “cuanto más se les tiende la mano, más la muerden”.
En general, en la diócesis de Burgos son, hoy por hoy, pesimistas y no ven ni un atisbo de luz en el caso. Sin embargo, monseñor Iceta seguirá haciendo todo lo posible. Por talante personal y porque, desde Roma (el caso está en los dicasterios de Vida Consagrada y Doctrina de la Fe, así como en la Secretaría de Estado) le piden diálogo y misericordia, pero también que actúe y que no deje pudrir el conflicto.
Actuar sin prisas y sin asfixiar, parece ser la estrategia del arzobispado de Burgos. De ahí que monseñor Iceta haya pedido las llaves de los monasterios: no para echarlas de ellos, sino porque tiene derecho a tenerlas.
Y de ahí que las cuentas de la comunidad de Belorado hayan pasado bajo la tutela del comisario pontificio, pero las monjas podrán pedir el dinero que necesiten y las domiciliaciones se seguirán pagando.
Mientras tanto, los familiares de las monjas también están sufriendo. Y más teniendo en cuenta que algunas proceden de familias del Camino Neocatecumenal o de parroquias. La mayoría, muy preocupados, ante la perspectiva de que sus hijas quieran salirse de la Iglesia católica y hacerse cismáticas. Lo nunca visto.
Etiquetas