El Nuncio, ordenante no principal, en la Ordenación episcopal de don Fernando Prado Monjas en Donostia y el Nuncio inadvertido (V)
"A monseñor Argüello, por acumulación de tantos y tan grandes empeños, los del Gobierno, según me informan, ya le llaman 'El Monte de Piedad'”
"Había muchas mujeres y muchas monjas viendo el “paseíllo”, entre los ruidos de una tamborrada y los vítores de unos forofos, 'Los Mensajeros' y los pobres de San Antón de Madrid, del querido Padre Ángel"
I.- Introducción sobre Isabel La Católica:
Las noticias corren imparables, luego los de Religión Digital también corremos imparables. Uno de los últimos acontecimientos noticiosos fue la decisión de monseñor Argüello, Excelentísimo y Reverendísimo arzobispo de Valladolid, de relanzar los trabajos de la Comisión para la Causa de Beatificación de Isabel La Católica. A este Monseñor, por acumulación de tantos y tan grandes empeños, los del Gobierno, según me informan, ya le llaman “El Monte de Piedad”. El que los empeños sean de imposibles, no tiene importancia, que eso da igual.
Y es que los judíos, a su pesar, siguen estando de actualidad. Y no sólo por lo de Monseñor, que tanto está haciendo recordar al bárbaro y pecador “Edicto de expulsión” de los judíos, en España, en 1942, en tiempo de la Reina Católica e inmediatamente después de la conquista de Granada a los otros, a los moros. Sabido es que los monarcas españoles siempre juntaron a los moros con los judíos hasta que llegó Franco, más o menos monarca, y los separó, haciendo a unos de su guarda y diciendo que los otros eran muy masones. Y no sólo de actualidad por lo anterior, también por otros dos hechos próximos:
a): Por la publicación en español del libro de Delphine Horvilleur, rabina y muy locuaz, titulado Reflexiones sobre la cuestión antisemita, editado por Libros del Zorzal.
b): Por la extravagancia que supone el artículo 146 de la C.A. Praedicate Evangelium, por el que las Relaciones Religiosas con el Judaísmo fueron a parar al Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, procedentes del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso. ¡Qué interesantes son de análisis las denominaciones de ambos Dicasterios! Pregunté en el Oriente Medio qué pensaban de eso y, en respuesta felina, de micifú, me respondieron con desdén y subida de hombros: “ni fú ni fá”.
Todo eso, lo de los judío y lo de Isabel 1ª, muy interesante, lo dejaremos para el siguiente artículo, pues ya prometimos que en el presente analizaríamos lo de San Sebastián y el nuncio filipino, yendo a ello por obligación de pública promesa y sin pretensión de recompensa.
II.- Mujeres vascas, también en la ordenación episcopal:
Siempre se dijo, incluso los antropólogos lo escribieron, que las mujeres vascas, también las navarras, son muy importantes, poderosas y matriarcales, y por eso, se dice, que los varones vascos, también los navarros, “tiran tanto al monte” con esos alardes de virilidad llamativos. Me consta, por vivencia directa, del mando indiscutible de las mujeres navarras en mi familia, con los varones en fila, como indios.
Por eso no me llamó la atención la numerosa y poderosa presencia de tantas mujeres en la ordenación episcopal de don Fernando Prado (Gotzain Ordenazioa), en Donosti, el 17 de diciembre de 2022. A las 10,15 eran muy numerosas las mujeres, que situadas rodeando la Catedral, en la Plaza del Buen Pastor, seguían el paseíllo de don Fernando, en compañía del ordenante principal, el cardenal Bocos, y del otro ordenante, don Francisco Pérez, arzobispo de Pamplona, hasta el acceso a la Catedral, escuchando el concierto a cuatro manos de la Txalaparta en las puertas de la Catedral (eso lo conté en mi crónica, aquí, en Religión Digital, el mismo día 17). Faltó en el paseíllo el otro ordenante, el Nuncio.
Como dije había muchas mujeres y muchas monjas viendo el “paseíllo”, entre los ruidos de una tamborrada y los vítores de unos forofos, “Los Mensajeros” y los pobres de San Antón de Madrid, del querido Padre Ángel. Me acerqué a un grupo de monjas, unas siete, vestidas a lo antiguo, hábito y capa negra, con una medalla en la que se veía el Corazón de María, sostenida por una fina cadena de alpaca, a un lado y otro de la medalla.
Pregunté a una de las Hermanas a qué Congregación pertenecían y con el arrojo de muy vasca, me dijo: “Somos Hermanas de la Congregación Obra Misionera de Jesús y María, con Casa en Pasaia (Pasajes de San Pedro), dedicada a Guardería y Escuela infantil, y con otra Casa también aquí, en San Sebastián, dedicada a espiritualidad y retiros, la “Casa Villa Puyo” que llaman. Me precisó que las Hermanas a la vista eran todas de la Casa de Pasaia.
Por mi curiosidad me contó la Hermana de Jesús y María parte de la vida y milagros de la Fundadora del Instituto religioso, la ya Beata, María del Pilar Izquierdo, fallecida jovencísima en San Sebastián, en 1939. Esas “monjitas” me animaron a rezar para que la Fundadora pronto sea Santa, prometiendo yo así hacerlo, aunque estoy muy quejoso. Y lo estoy porque mi monja preferida, Sor María de Agreda, que falleció en el siglo XVII, y que fue mística, que está de cuerpo incorrupto en el que fue su Monasterio de la Inmaculada Concepción en Agreda, que al bobo de Felipe IV recomendó no tener Validos, a pesar de todo lo cual -añadí- sólo, únicamente, es Venerable, ni beata tan siquiera. Y suspiré: ¡La culpa la tiene el obispo de Burgo de Osma que es un dormilón y que sólo piensa en llegar a ser arzobispo escapando de Soria, sea quien sea, y con lo bueno que está el chorizo de allí!
Y añado aquí algo muy importante, tratándose como se trata éste, de un artículo relacionado con el Nuncio o Representante del Papa: Mi Sor María de Agreda hizo posible lo que es el fundamento mismo de la teoría de la representación, pues de ella, de Sor María de Agreda, se habla, de que sólo ella, hizo posible la bilocación, pues al mismo tiempo la vieron en Agreda, Villa soriana al pie del Moncayo, y en las Américas del Nuevo México.
Muchas monjas, pues, en Donostia, las de lo de Jesús y María, también Las Siervas en diferentes modalidades o ramas, Las Carmelitas Samaritanas del Corazón de Jesús. No vi a la pareja de Hermanitas de los Pobres, tan visibles las dos, en la primera Misa de don Fernando G. Cadiñanos como Obispo de Mondoñedo-Ferrol, en la Con/Catedral de El Ferrol el 5 de septiembre de 2021.
III.- El Nuncio, ordenante no principal, en la Ordenación episcopal y toma de posesión de don Fernando Prado:
El señor nuncio o representante del Papa en España, también obispo o clérigo diplomático de la Santa Sede, al llegar a la Catedral minutos antes del comienzo, a las 11 horas, de la celebración litúrgica, no pudo participar, como dijimos, en el paseíllo previo (a las 10,15 horas), junto al ordenado y a los otros dos ordenantes, por la Plaza del Buen Pastor. Lo cual fue muy comentado, pues unos lo atribuían a simple retraso y otros a añagaza diplomática, pues lo de nuncio en España no era exhibible en lugar tan abertzale como es San Sebastián, que no son lugares tan nacionales (españoles) como Astorga, Zamora o Mondoñedo. Y la llegada apresurada del señor Nuncio impidió que viera allí la presencia de don Fernando G. Barriocanal, el de la COPE, que es mucho no ver.
En esa ceremonia tampoco se vio la presencia, frecuente en otras ordenaciones, de autoridades militares o de la Guardia Civil, si bien -ha de contarse casi todo- don Francisco Pérez, arzobispo de Pamplona y ordenante, con anterioridad fue arzobispo castrense, estando presente en la comitiva episcopal también el navarro, actual castrense, designado por el Papa, previa terna Real de hace unos meses, justo como en tiempos de Franco y de antes del Concilio.
El señor nuncio al no ser el ordenante principal y no pronunciar la Homilía, dijo unas breves palabras de saludo, muy al principio de la ceremonia, “en nombre del Papa Francisco”. Y eso fue todo, pues el peso de la ceremonia fue del ordenante principal, un miembro del Sacro Colegio, llegándose a escribir en el “Libro de la Ceremonia” entregado a los asistentes, para la toma de posesión de monseñor Pardo, lo siguiente: “Se levantan todos, el Obispo ordenante principal invita al nuevo Obispo a sentarse en la cátedra, sentándose el mismo a su derecha”.
Es curioso y desde luego no es, de ninguna manera, incorrección canónica, destacándose un más a menos ceremonial del Nuncio:
A.- Lo más: En la Ordenación de don Fernando Valera (Zamora), el ordenante principal fue el Nuncio, y aunque uno de los ordenantes era el arzobispo metropolitano, de Valladolid, y miembro del Sacro Colegio, el cardenal Blázquez. El Nuncio ordenó e hizo tomar posesión.
B.- Un poco menos: En la Ordenación de don Fernando G. Cadiñanos (Mondoñedo-Ferrol), el ordenante principal fue el arzobispo metropolitano de Santiago de Compostela, el cual, al momento de la toma de posesión, cedió el sitio preferente al Nuncio, representante del Papa.
C.- Nada: En la ordenación de don Fernando Prado (San Sebastián), el ordenante principal fue un miembro del Sacro Colegio, el cardenal Bocos. Y nada dejó hacer al Nuncio.
Y hay que tener en cuenta: Por una parte, lo que dispone el Ritual o Libro de las Ordenaciones: “Como de costumbre, el Metropolitano ordene al obispo sufragáneo”. Por otra, lo que dispone el Motu Proprio de Pablo VI Sollicitudo ómnium Ecclesiarum (de 24 de junio de 1969), sobre “el oficio de los representantes del Pontífice romano”: “En el ámbito del territorio en el que desarrolla su misión, el Representante pontificio tiene derecho de preferencia sobre los Arzobispos y Obispos, aunque no sobre los Miembros del Sacro Colegio ni sobre los Patriarcas de las Iglesias Orientales, en su territorio…”.
Por tanto, es el mismo Papa, el que limita la posición representativa de sus representantes, estableciéndose expresamente en qué casos éstos, por representar a lo máximo (“Cabeza del Colegio de Obispos, Vicario de Cristo y Pastor de la Iglesia universal en la tierra”), ha de otorgar a otros la preferencia. Y esto es muy importante, pues refleja un asunto importante, muy importante, de la relación entre las Iglesias locales y la romana. Por el galicanismo, en Francia, en las Ordenaciones episcopales parece estar ausente.
IV.- La diplomacia vaticana:
En estos artículos, en éste y anteriores, escribimos mucho del Nuncio, no de los pronuncios ni de loa internuncios, que si lo de Excelentísimo y Reverendísimo don Bernardito, que si lo de Filipinas, que si lo de Aupa en vez de Auza, pero siempre sin olvidar el respeto que nos produce una persona, como monseñor Auza, tan paciente, callado y no de protestas, con cierta indiferencia a la provocación, a diferencia de otros propensos a urticarias y picores.
Tampoco olvidamos el prestigio de la diplomacia vaticana y sus objetivos, en primer lugar, los religiosos, y con sus singularidades que, como ya escribió Jean Chevalier (La política del Vaticano), en el lejano año de 1969: “son consecuencia de su ambigüedad existencial”, por ser de pastores y de diplomáticos. Y unos nuncios bien formados en la Academia Pontificia, que hasta 1939 fue la Academia de los nobles eclesiásticos como Pío XII. Y también a ellos, por ser importantes en la Curia Romana, dedica Praedicate Evangelium del Papa Francisco, de 17 de marzo de 2022, el artículo 52 (“Sección para el personal diplomático de la Santa Sede”). No es ahora ocasión de plantear si la diplomacia vaticana ha de permanecer o ha de cambiar de raíz.
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