"A mayor poderío religioso del Vaticano, mayor es su poderío político" El poder político del Vaticano: Lo maquiavélico y lo demás (II)
"Gran Poder, el llamado moral, con episodios de excesos de poder, no sólo en el Renacimiento, sino también, por ejemplo, en el siglo XVIII, que el Vaticano amenazaba con excomunión hasta los que comieran chocolate"
"A mayor poderío religioso del Vaticano, mayor es su poderío político, siendo evidente la crisis de aquél en la Europa occidental, lo que no significa que, en algunos países como en España, habiendo una profunda crisis religiosa, la Iglesia católica siga siendo un poder fáctico"
I.- La actualidad de Maquiavelo:
Aunque han pasado siglos desde que en 1532 se publicó El Príncipe de Maquiavelo, el análisis de su obra, pieza maestra para la ciencia Política moderna, sigue mereciendo el interés de especialistas. Limitándome a España, destaco que, en 2017, Xavier Gil, catedrático de Historia Moderna en la Universidad de Barcelona, en la conferencia que pronunció el 5 de abril sobre “La ciencia política moderna y sus artefactos institucionales”, dedicó minutos a analizar al funcionario florentino del Quatroccento. Y que, como escribiera J.G.A. Pocock en el siglo XX, Maquiavelo supone la irrupción en la historia de una poderosa invención cognoscitiva. El jesuita Rivadeneira lo calificaría de “hombre impío, sin Dios y ministro de Satán”.
Recientemente, en el mes de diciembre de 2023, Fernando Vallespín, catedrático de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid, en la Fundación Juan March, pronunció dos conferencias sobre Maquiavelo. Y en este mismo mes de marzo (2024), la Editorial Planeta, puso a la venta. en nuevo formato, una “primera edición” de El Príncipe de Nicolás Maquiavelo, siendo el antiguo el de la colección Austral, de Espasa-Calpe Argentina, de fecha de 1939. Y señalo que el texto por mi utilizado de El Príncipe de Maquiavelo, para mis exámenes y oposiciones, fue el editado por Planeta en 1983, con Introducción, Traducción y Notas a cargo de Francisco Javier Alcántara. Unan nueva edición con Introducción de Giuliano Procacci.
Todo lo cual da fe de la actualidad y vigencia del pensamiento del gran Niccoló Machiavelli, valiente por muchos conceptos, entre otros por los siguientes: A) Por haber escrito sus obras, no en el elegante latín, sino en italiano toscano, de aparente y calificada vulgaridad. B) Por haber separado de manera rigurosa, como recordó últimamente Jürgen Habermas, la acción de gobierno respecto de todos los vínculos morales, lo cual fue hipócritamente criticado por la Iglesia Católica, que tuvo unos Papas tan pecadores, contemporáneos de Maquiavelo, como el español Alejandro VI, el padre de César Borgia, y el italiano Julio II, llamado “El Papa guerrero”. C) Por haber hecho, según Anne Torres, tabla rasa de la trascendencia, de todos los valores superiores invocados o inventados por los príncipes para afianzar su legitimidad, no interesándole lo sagrado a estos efectos”.
Difícilmente se entenderá el pensamiento maquiavélico sin tener en cuenta la compleja realidad política de la fragmentada Península italiana en aquel tiempo, de cuya parcelación el florentino culpa a la misma Iglesia, factor de desunión que no de unión, y así hasta la unificación de Italia en el siglo XIX, con ocasión del Risurgimento, quedando el Papado territorialmente muy arrinconado; diciéndose con razón que Pio IX se encerró en el Vaticano. Aquella situación de Italia, dividida en reinos y principados, fue descrita por Marcel Brion en el Capítulo dos (Italia desgarrada) de su obra Maquiavelo, escrita en 1948, siendo el texto español de 2003. Comienza el autor con la cuestión tan problemática conocida como “la donación de Constantino”, escribiendo luego de los Reinos de Florencia, Nápoles y Sicilia, del Ducado de Milán, el de los Visconti, y del Reino de Venecia, faltando lo de la República de Génova y los Estados Pontificios, que luego, el último, será desarrollado en otro capítulo, el nueve (El Papa soldado).
Parece que Maquiavelo, funcionario de la Secretaría de la Segunda Cancillería de la República de Florencia, antes del cambio de Régimen al regresar al Poder los Medicis, vio la práctica de un poder de príncipes y papas que buscaban únicamente el mantenerse en el Poder, ocupando lo religioso un papel accesorio y variable, según conviniese. Es interesante tener en cuenta que en 1513 se escribe El Príncipe y que en ese mismo año se acusa a Maquiavelo desde el poder de los Médicis, en Florencia, de conspiración. También en 1513 el Papa reinante, León X (de 1513 a 1521), “es el que comenzó la Reforma”, según B. Russell.
II.- El capítulo XI de El Príncipe (De principatibus ecclesiasticis):
En la primera parte aludimos a la ironía de Maquiavelo y a los comentarios realizados por Bertrand Russell de ese capítulo en su libro El Poder, en el capítulo cuarto sobre el Poder sacerdotal. Y aquí procede separar:
1º.- El texto de Maquiavelo:
Su capítulo XI consiste en excepcionar a los “Principados eclesiásticos” de los principios generales, que son la base de su teoría política en los “Principados civiles”:
--“Los principados eclesiásticos están regidos por antiguas instituciones eclesiásticas que han tenido tanta influencia y tanto prestigio que mantienen a sus príncipes en el poder INDEPENDIENTEMENTE de cuál sea su forma de proceder y de vivir”.
--“estos (los principados eclesiásticos) son los únicos seguros y felices. Pero, puesto que están gobernados por CAUSAS SUPERIORES, a las que la mente humana no alcanza, me abstendré de hablar de ellos porque, puesto que son ELEGIDOS Y MANTENIDOS POR DIOS…”.
--Analiza el peligro mayor, el de los Venecianos y el del Papa, así como su posible freno.
--Se contiene el pensamiento de Maquiavelo sobre los Papas Alejandro VI, el lujurioso y simoníaco, muerto envenenado, y Julio II, conversador con Miguel Ángel, habiendo tomado el control sobre los Estados Pontificios, planeando derrotar a los venecianos y expulsar a los franceses de Milán.
--Claude Lefort, fallecido en 2010, acaso el autor que más profundizó en el pensamiento de Maquiavelo, en la página 172 de la edición en español de su libro Maquiavelo, lecturas de lo político, escribió que el capítulo XI de El Príncipe, “tal vez sea el que depara la sorpresa más grande”, remitiendo ahora a ese texto para un análisis en profundidad del capítulo.
2º.- El texto de Bertrand Russell:
--Señala que la más importante organización sacerdotal es la Iglesia Católica, que hizo suya, sumando a la propia y cristiana, la tradición de todo el Imperio Romano, que también y tan bien “heredó”. Son interesante las referencias que Russell hace al Papa reformador Gregorio VII y al celibato obligatorio de clérigos católicos.
--Es muy relevante lo siguiente, que ya indicamos en la primera parte y que volvemos a copiar: “Lutero, un hombre presuntuoso e imprudente, deseaba completamente entrar a discutir el poder papal QUE NO SE ATREVIÓ A TRATAR MAQUIAVELO”.
--Considera como características del poder papal y de su fuerza, su condición de no hereditario, no perturbado por largas minorías de edad como sucedía en los reinos seculares. También su continuidad impersonal, y, como la fuerza más grande de la Iglesia, “era el respeto moral que inspiraba”, señalando para el debate lo siguiente: “Al final, la Iglesia del Renacimiento perdió todos los propósitos morales a los que debía su riqueza y su poder y fue necesario el sacudimiento de la Reforma para producir la regeneración”.
Lo último, recuérdese, está escrito por un aristócrata británico, muy educado contra el Papado).
Gran Poder, el llamado moral, con episodios de excesos de poder, no sólo en el Renacimiento, sino también, por ejemplo, en el siglo XVIII, que el Vaticano amenazaba con excomunión hasta los que comieran chocolate. Es sabido que el chocolate y los venenos, en el Vaticano, estuvieron muy relacionados, habiendo sido los venenos causa de la muerte de Papas, antes y después del Borgia Alejandro VI.
III.- El Poder Político del Vaticano:
Los Pactos de Letrán fueron firmados en 1929 por el representante de Pio XI y el primer ministro fascista del Reino de Italia, Benito Mussolini, dando personalidad jurídica internacional a la Santa Sede o Estado de la Ciudad del Vaticano, que se rige por la Legge Fondamentale dello Stato della Cittá del Vaticano, cuya última modificación fue por el Motu proprio del Papa Francisco, firmado el 13 de mayo de 2023, y cuya reforma última no elimina el carácter autocrático de ese peculiar Estado, tan absoluto.
Lo de 1929 sirve para recordar que el Vaticano fue territorio de la Iglesia desde los lejanos tiempos del “heredado” Imperio Romano, tan de él la estructura actual y curial de la Iglesia Católica. No se debería olvidar que la única Religión jerarquizada con fuerza, con una imponente estructura a dicho fin, es la Iglesia, de ningún parangón, por ejemplo, con el acéfalo islamismo, siendo aquélla una Iglesia y un Estado, al menos en la modalidad del islamismo sunnita, frente al chiita.
A mayor poderío religioso del Vaticano, mayor es su poderío político, siendo evidente la crisis de aquél en la Europa occidental, lo que no significa que, en algunos países como en España, habiendo una profunda crisis religiosa, la Iglesia católica no siga siendo un poder fáctico. Eso se ha visto hace un par de años, cuando el presidente del Gobierno español, autoproclamado muy laico, ha “colocado” su firma refrendaria en una terna de nombres, confeccionada por el Rey, para la designación por el Vaticano de un arzobispo, aunque sea de titularidad de un ordinariato militar. En Italia también se producen asombros en la relación Iglesia y Estado.
Y un Estado que tiene un pseudo primer ministro, llamado Secretario de Estado, titular de la Secretaría Papal, y un pseudo ministro de Asuntos Exteriores, que unos dicen que es el Arzobispo sustituto titular de la Sección de Asuntos Generales; que otros dicen que es el Arzobispo titular de Relaciones con los Estados y Organismos internacionales. Queda, más o menos “suelto” el tercero y último, que es el titular del personal diplomático de la Santa Sede, muy importantes los nuncios, más que su dirigente inmediato.
Es llamativo el elevado número de Estados que están representados diplomáticamente en el Vaticano y, correlativamente, el de países que cuentan con embajador o nuncio, representante del Vaticano, siendo ese el caso del Excelentísimo y Reverendísimo Bernardito, nuncio filipino en España. Esa importancia diplomática se ve afectada, inevitablemente, por los descréditos causados por una legislación vaticana favorecedora de la opacidad y la delincuencia en materia financiera, así como por la ola de denuncias contra clérigos por abusos sexuales, por ahora clérigos de diócesis y congregaciones religiosa, fuera o extra muros vaticanos. Son indudablemente de alabar los ímprobos esfuerzos del Papa Francisco para poner orden ante tanto y tan delictivo desorden.
Que lo podrido haya, hasta hace poco, tenido la apariencia de lo falso, y ello por múltiples medios, incluido el secreto y la rigurosa e inflexible jerarquía, añade gravedad a los problemas que son muchos y de retahíla su enumeración. Entre los muchos, señalo el atolondramiento de ciertos clérigos, que creyéndose obedientes y para hacer la “pelota”, escriben de una necesaria “des/masculinización” de la Iglesia Católica, debiendo de escribir, con mayor tino y mejor puntería, de una necesaria virilización, de hombres, y de una necesaria feminización, de mujeres.
Como me creo libre, puedo citar y decir que leo a Carl Schmitt, con el que tanto discrepo. Me llamó la atención que Benedicto XVI hablara y escribiera adecuadamente, tanto de Kelsen como de Peterson, lo que me pareció muy bien, y que silenciara al católico y alemán como él, Schmitt, silencio acaso haber sido jurista del III Reich. Carl Schmitt tiene un texto muy bueno, escrito en 1923-1925, titulado Catolicismo romano y forma política, en el que además de escribir sobre el poder político del Catolicismo y de la que llama “la burocracia célibe”, escribe de la complexio oppositorum o de la complexio católica que es la Iglesia, y que tanto gusta a mi director, José Manuel Vidal.
Y escribe el alemán: “Su historia (la de la Iglesia) conoce ejemplos de asombrosa adaptación, pero también de rígida intransigencia; de capacidad de resistencia varonil y de flexibilidad femenina; de orgullo y humildad extrañamente mezclados”. Complejidad en todo, en su estructura jurídica, también en lo teológico, juntando el Antiguo y Nuevo Testamento, y diciéndose también heredera del monoteísmo judío, declarándose también de la Santísima Trinidad.
Todo hace que todo sea complicado, en particular la política internacional, habiendo en cada conflicto bélico una situación complicada para la diplomacia vaticana: un continuo tira y afloja, llámese problema judío palestino o ruso-ucraniano. No es intrascendente que un Papa tan viajero como San Juan Pablo II no hubiera podido poner sus pies en territorio ruso, acaso porque los Popes rusos recuerdan que ya Pío XII, en su afán por convertir Rusia al Catolicismo a la caída del Comunismo, no supo frenarse a tiempo, diciendo insensateces dolorosas para la perseguida Iglesia Ortodoxa rusa. A eso se une lo de la Ucrania de los rusos, con la de los ortodoxos y la de los católicos. Y con los judíos pasan cosas parecidas.
Lo dicho, siempre con la complexio oppositorum.
IV.- Una reflexión pertinente para el actual momento político en España, que escrito en 2010 es más actual hoy, en 2024:
En la contraportada del libro de Claude Lefort, más al principio señalado, está escrito lo siguiente: “La tentación de conservar el poder a cualquier precio no es fue exclusiva de los príncipes renacentistas. Los gobiernos democráticos también sol alcanzados por el deseo de un poder sin límites y total”. La especialista Marie Gaille-Nikodimov afirmó que Maquiavelo es rico en sugerencias y cuestiones para la reflexión contemporánea sobre la democracia. Es indudable que la brutalidad del Poder, en su ejercicio y para su mantenimiento, trata de minorarse con las reglas y condiciones de un ejercicio democrático del poder, pero la democracia a veces es impotente.
Desgraciadamente la apelación a la democracia se hace mejor desde la oposición política que desde el ejercicio del poder, pues hasta los más demócratas, cuando llegan al poder, se olvidan o desprecian los límites que la democracia impone. Incluso a los más demócratas, la separación de poderes y demás garantías, desde el Poder, fastidian e incordian. Estos problemas, el Vaticano, Estado absoluto, no los tiene.
Y para finalizar una pregunta política, sabiendo que no estamos en tiempos del Renacimiento: ¿Para cuándo el acaso último Consistorio del Papa Francisco para la creación de nuevos cardenales? Dicen que los que ya llaman “Los Bustillos” están muy inquietos, dentro, en secretarías vaticanas y dicasterios, y fuera, en diócesis de postín, de antes, muy anteriores.
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