¡Feliz martes! Hoy es 16 de julio, es decir, el día de esa advocación mariana que tanto puebla todos nuestros pueblos: Nuestra Señora del Carmen. ¡Felicidades! Y para este día te traigo una música antiquísima que nos vendrá de un lugar y un templo míticos que, desgraciadamente, la pasada Semana Santa fueron testigos de un pavoroso incendio que casi tocó las raíces de nuestra cultura occidental y base de la música europea.

Me refiero a la que salió de la llamada École de Notre-Dame. Es un conjunto de músicos, no todos conocidos, que trabajaron en la catedral de Notre-Dame de París sobre todo entre 1170 y 1250. La escuela dio a luz un volumen llamado Magnus Liber Organi, con composiciones a dos, tres y cuatro voces, que influyeron decisivamente en lo que se compondría luego hasta casi nuestros días. En los días más solemnes el libro era colocado en el facistol y los cantores se colocaban alrededor de ese monumento que contiene también los fundamentos de la notación occidental. La escuela parisina destacó por la composición de los llamados organa, que era un tipo primitivo de composición polifónica pero que no era para nada simple sino algo muy elaborado y bello, especialidad de la casa. La polifonía parisina también debe ser colocada en su entorno, es decir, ese magnífico templo que es la catedral que, en celebraciones solemnes, se llenaba de pompa y boato, enriquecidos por los sonidos que provenía de ese fascinate coro que nos maravilla y que sin duda debió de ser algo único en su tiempo.

Es muy posible que la Natividad de la Virgen fuese una de tales ocasiones. Para ella fue compuesto el gradual a dos voces Benedicta et venerabilis. Se trata de un canto responsorial que sonaba entre la epístola y el aleluya. Está compuesto en forma de organum a dos voces. Se alterna una parte lenta, en canto muy ornamentado, con otra en la que la segunda voz aparece en el registro grave (al modo del ison bizantino) que la sostiene. Luego se interpolan momentos de canto llano, que canta el texto del gradual, en el que se alude a la Madre de Dios como aquella que dio a luz al Salvador, Dios hecho hombre en el seno de María. Todo un testimonio de los orígenes de nuestra cultura.

Tú eres bendita y venerable,
oh Virgen María,
quien, sin mancilla la pureza,
fue Madre del Salvador.
Versículo: Virgen Madre de Dios,
a quien todo el mundo no puede contener
en tu seno,
donde se hizo Hombre.

La interpretación es del Ensemble Organum dirigido por Marcel Pérés.