Un septeto
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¡Feliz lunes! Empezamos la semana con la música de un maestro que siempre es tan llamativa. Quizá asociemos más su apellido con composiciones para el piano, pero también en el tipo de obra de hoy deja recuerdo en nosotros.
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A quien me he referido en la introducción no es otro que a Conlon Nancarrow (1912-1997), compositor estadounidense nacido en Texarkana. Empezó tocando la trompeta en bandas, pero su padre le obligó a estudiar una carrera de ingeniería, quizá intentado que la música se le quitase de la cabeza. Empezó componiendo para piano y pequeños conjuntos. Sin embargo, son famosos por sus estudios para pianola, explorando un fascinante rango de técnicas y con una interesante complejidad tímbrica. La variedad que consigue Nancarrow es impresionante, teniendo en cuenta que también compuso mucho para el instrumento. Incluso llegó a rescatar técnicas renacentísticas como la de la isorritmia. Su música la escribió casi en total aislamiento hasta la década de 1970, momento en que se empezaron a publicar sus obras.
Escuchemos su Septeto, obra compuesta en 1940 para clarinete, saxofón alto, fagot, piano, biolín, viola y contrabajo. Está formado por tres movimientos brevísimos y es posible que Nancarrow lo escribiese mostrando más bien un interés histórico por el género. El compositor plantea un buen reto a los intérpretes puesto que esas texturas polirrítmicas son muy complicadas de interpretar. Sin embargo, la música es muy atractiva y con una sonoridad muy rica.
La interpretación es del Ensemble Modern.