Alianzas que garantizan el bienestar de los refugiados
¿Te imaginas que todos y cada uno de los habitantes de Alemania tuvieran que huir de sus hogares en busca de un futuro mejor? Pues ese es, más o menos, el número de refugiados y desplazados que hay en todo el mundo: casi 80.000.000 de personas, una cifra que nunca antes habíamos alcanzado
La Fundación ”la Caixa” apoya el reto número 17 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, para que se establezcan alianzas sólidas entre las organizaciones internacionales, ciudadanía, estados y empresas que permitan construir, juntos, la sociedad que todos merecemos
(Alma de la Caixa).- ¿Te imaginas que todos y cada uno de los habitantes de Alemania tuvieran que huir de sus hogares en busca de un futuro mejor? Pues ese es, más o menos, el número de refugiados y desplazados que hay en todo el mundo: casi 80.000.000 de personas, una cifra que nunca antes habíamos alcanzado. Sin embargo, miles de organizaciones que operan en una gran red mundial trabajan día a día para garantizar el derecho de asilo y asegurar unas condiciones de vida dignas para estas personas.
Así, en un momento en que se ha evidenciado que juntos podemos lograr cosas increíbles, la Fundación ”la Caixa” apoya el reto número 17 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, para que se establezcan alianzas sólidas entre las organizaciones internacionales, ciudadanía, estados y empresas que permitan construir, juntos, la sociedad que todos merecemos. Porque el mundo necesita a las personas. Y las personas necesitan al mundo.
Y para conocer de cerca las alianzas que se han llevado a cabo desde la comunidad internacional, hablamos con tres grandes expertos en sumar esfuerzos: Sophie Muller, representante en España del Alto Comisionado de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR); Ariadna Bardolet, directora del departamento de Cooperación Internacional de la Fundación ”la Caixa”, y Francisco Rey, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH).
Según el ACNUR, hemos alcanzado el récord de personas refugiadas y desplazadas en el mundo. ¿Dónde se concentra mayormente esta problemática?
Ariadna: Es una cifra sin precedentes. Los conflictos en Siria, Sudán del Sur o Somalia son los que han provocado más desplazamientos. Aunque, sin duda, una de las mayores crisis recientes ha sido la de Venezuela.
Francisco: Si nos referimos a las personas que traspasan las fronteras de un país para pedir asilo, los casos más graves siguen siendo Siria, Afganistán, Myanmar o Somalia. Si analizamos los desplazamientos internos forzados, vemos casos especialmente alarmantes en Colombia o Sudán del Sur.
Sophie: Los países receptores suelen ser limítrofes a aquellos de los que huyen los refugiados o con enlaces entre ellos. En algunos, debido al volumen de solicitudes de asilo que reciben y a las capacidades de acogida del país de asilo, se crean campos de refugiados, que están bajo la responsabilidad de las autoridades. En el ACNUR estamos presentes y trabajamos para garantizar la protección física y social de las personas.
¿Y cuál es vuestra función?
Francisco: En nuestro caso, llevamos a cabo proyectos de investigación, formación o asistencia técnica con varias ONG. De hecho, publicamos un informe anual con Médicos sin Fronteras. Ahora estamos trabajando para que se aumenten los fondos de la cooperación española dedicados a la crisis de la COVID-19.
Sophie: El ACNUR nació después de la Segunda Guerra Mundial, para proteger a los refugiados y apoyar a los estados en la implementación de sus obligaciones internacionales para con las personas desplazadas de manera forzosa. Actualmente estamos presentes en 134 países y trabajamos para proteger y para encontrar soluciones duraderas a las necesidades de protección internacional, que tradicionalmente son tres: ayudarles a regresar a su hogar cuando deseen hacerlo, a integrarse en el país de asilo, porque creemos que es muy importante que se sientan integrados; y en los casos más graves, ayudarles a reasentarse en un tercer país. Sin embargo, también hay soluciones híbridas.
Ariadna: En el año 2017 pusimos en marcha, junto con ACNUR, el proyecto Mom, de lucha contra la malnutrición infantil en los campos de refugiados de Etiopía. Este programa incluye varias acciones, no solo dirigidas a los niños, sino también a cambiar los hábitos de sus madres. Así, hemos reducido un 57 % la desnutrición global aguda en algunos campos y hay un 75 % menos de mortalidad infantil en los campos de Gambella. En total, más de 138.000 niños y más de 23.000 mujeres embarazadas y lactantes se han beneficiado del proyecto en este último año. También estamos introduciendo nuevas tecnologías que ayuden a dar pasos importantes, como Last Mile Mobile Solutions, un registro digital de los refugiados que mejora la rapidez en la distribución de la alimentación.
¿Por qué son importantes las alianzas en la cooperación internacional? ¿Lo son aún más en una situación de pandemia como la actual?
Francisco: Vivimos en un único planeta. Los problemas que suceden en un país pueden generar consecuencias en otro. Y creo que esta crisis ha puesto de manifiesto más que nunca la necesidad de la cooperación internacional: si no hay soluciones para todo el mundo, esta pandemia u otras volverán. Además, la coordinación de los recursos es fundamental y eso ha generado que haya una agencia propia en la ONU, aparte del ACNUR: la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios. Así se pueden evitar ineficiencias que son intolerables cuando estamos hablando de vidas humanas afectadas por desastres, conflictos u otras situaciones.
Sophie: En el ACNUR, que parte de varios foros de coordinación, damos impulso a la colaboración entre países y organizaciones para ayudar a los estados acogedores, ya que la responsabilidad no debe recaer en un solo país. Así lo estipula la Declaración de Nueva York y el Pacto Mundial sobre Refugiados. Y pone a su disposición todo lo que sea posible para ayudar a coordinar estos esfuerzos.
Ariadna: Desde hace más de 20 años trabajamos en cooperación internacional en colaboración con entidades y organismos internacionales con una larga experiencia sobre el terreno. Nuestra misión es poner a su disposición tanto recursos económicos como conocimiento y sumar esfuerzos para incrementar la solidaridad, así como la sostenibilidad de los programas.
¿Creéis que la existencia del ODS 17 nos recuerda la importancia de trabajar unidos, y más cuando están en juego vidas humanas?
Sophie: Por ejemplo, si hablamos de la situación de Venezuela, y de los 4.000.000 de personas que se han desplazado de ese país, trabajamos con la Unión Iberoamericana de Municipalistas (UIM), con los países de la región y con los países donantes. Es importante sumar esfuerzos y trabajamos codo con codo con los estados, la sociedad civil (que es un actor fundamental) y el sector privado.
Ariadna: Es importantísimo trabajar en alianzas, así nos lo recuerdan los ODS, y en concreto el número 17 insta a los países a trabajar en colaboración para no dejar a nadie atrás. Y también es muy importante trabajar con humildad, aprendiendo unos de otros, saber escuchar a las personas a las que atendemos y entre todos sumar esfuerzos para conseguir una sociedad más justa.
Francisco: Está muy bien que se incluyera el ODS 17, que en realidad es transversal al resto, para remarcar la importancia de las alianzas entre los actores que tienen interés en el desarrollo. Pero creo que los países desarrollados no llegamos a entender la gravedad de estas crisis. En Europa nos dimos cuenta cuando llegaron muchos refugiados a Turquía y Grecia. Todos los informes dicen que, en el futuro, habrá desplazamientos derivados también del cambio climático y de crisis económicas. Y creo que es importante que las ciudadanas y ciudadanos europeos seamos conscientes de lo que nos viene.
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