La Asamblea de obispos de Colombia reflexiona sobre la situación del país Óscar Urbina: "Podemos ayudar a colocar la economía al servicio de todo nuestro pueblo y no de unos pocos"
La pobreza, el asesinato de líderes sociales, los cultivos ilícitos, la migración venezolana, la trata de personas, el acompañamiento a las víctimas, la dificultad en la implementación de los acuerdos con las FARC... son algunas problemáticas que preocupan al episcopado
Sobre las FARC, han afirmado que la Iglesia ha de asumir la reconciliación como algo que "surge del Evangelio mismo"
Urbina: “Todo lo que acontece, por más negativo y terrible que sea, siempre servirá para el bien; por eso los invito a proseguir en el trabajo que las jurisdicciones han realizado”
Urbina: “Todo lo que acontece, por más negativo y terrible que sea, siempre servirá para el bien; por eso los invito a proseguir en el trabajo que las jurisdicciones han realizado”
| Conferencia Episcopal de Colombia
Reconciliación, justicia transicional, panorama electoral, plan de desarrollo, seguridad, defensa de la vida, familia, educación, ecología y libertad religiosa, temas con los que se abrió la agenda de reflexión y trabajo en la 108 Asamblea Plenaria del Episcopado Colombiano.
Durante la primera sesión de trabajo, los obispos reunidos en Bogotá, analizaron estos aspectos con miras a fortalecer la mirada regional que oriente la definición de líneas de acción pastoral para la promoción del desarrollo integral y solidario.
La pobreza, el asesinato de líderes sociales, los cultivos ilícitos, la migración venezolana, la trata de personas, el acompañamiento a las víctimas, la dificultad en la implementación de los acuerdos con las FARC, entre otras problemáticas, fueron evidenciadas como aspectos que requieren urgente respuesta a nivel gubernamental y se constituyen en grandes retos para la acción pastoral y evangelizadora de la Iglesia.
“El año pasado el DANE reportó un incremento que muestra una nueva tendencia en cuanto al tema de pobreza multidimensional (…) Frente a este hecho requiere mantener políticas sociales a largo plazo (…) El tema de la pobreza es una situación de región, pero Colombia precisa redistribución de la riqueza”, explicó monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social, durante su intervención.
Sobre el tema del asesinato de líderes sociales y defensores de derechos humanos, el sacerdote aseguró que “es una de las preocupaciones grandes que hay en el país, porque vulnera de una manera muy fuerte el ejercicio de la democracia local y de la participación ciudadana”.
Han afirmado su esfuerzo hacia una solución de las necesidades de educación, salud, vivienda y trabajo de la población migrante
Ante este panorama, precisó, se requiere una mirada muy clara de protección de estos líderes, de reconocimiento y legitimación de su actividad, “para que sean las comunidades mismas las que garanticen su permanencia y la sociedad colombiana sienta que es su deber el salir en defensa de la vida humana, particularmente en este caso, de la vida de todos los colombianos y colombianas que están comprometidos con la superación de temas sociales, de necesidades urgentes de las poblaciones”.
Frente al tema migratorio, monseñor Henao ratificó el compromiso de la Iglesia Católica con las poblaciones migrantes y advirtió que “se tiene la necesidad de recuperar todos los esfuerzos para ser mucho más claro el enfoque hacia una solución de las necesidades de educación, salud, vivienda y trabajo de estas poblaciones”.
Finalmente, llamó la atención sobre la urgencia del cuidado de la 'Casa Común': “El año pasado hubo una deforestación de 260 mil hectáreas”, afectando gravemente los departamentos de Meta, Guaviare y Caquetá; además del desequilibrio que esto produce a nivel general en el medio ambiente.
A su turno, el padre Darío Echeverri González, secretario general de la Comisión de Conciliación Nacional, al referirse al acuerdo de paz con las FARC, precisó que los desafíos de la Iglesia son múltiples, entre ellos está la implementación de los acuerdos, la tarea de animar y estimular escenarios de diálogo, "donde la gente misma pueda participar, ayudar y ambientar una negociación con el ELN que es necesaria”. Al concluir afirmó que “la Iglesia tiene que asumir el tema de la reconciliación como algo que surge del Evangelio mismo, de la misión de la Iglesia y de todos los bautizados. Los que nos sintamos miembros de la Iglesia tenemos que dar nuestro aporte a la reconciliación de esta Colombia”.
Por su parte, en la mañana de hoy monseñor Óscar Urbina Ortega, arzobispo de Villavicencio y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, fue el encargado de hacer la instalación de la asamblea plenaria de obispos que llega a su versión ciento ocho. En esta ocasión, el tema principal de discernimiento se centrará en “la economía al servicio de la dignidad y del bien común.”
Monseñor Urbina Ortega, inició su intervención recordando que “la dignidad de la persona, creada a imagen de Dios, es un misterio. Pero, también, es una conquista que está a la base de la construcción de toda sociedad que coloque a las personas en el centro de las transformaciones sociales”.
El arzobispo de Villavicencio expuso que las cuestiones sociales y económicas deben ir encaminadas, en la reflexión y anuncio de la Iglesia, a despertar las conciencias de los responsables de ellas, para recuperar el sentido de humanidad y justicia. Dijo, además, que “Los derechos humanos no son simples concesiones sociales, sino, elementos nucleares de la propia dignidad humana, y el poder político y la sociedad están llamados a protegerlos”.
Al referirse al tema del bien común, expresó que se requiere de una ética responsable para el manejo de la economía “que debe pasar por la responsabilidad en el consumo, en el cuidado de la casa común y en la protección de los más vulnerables”.
El prelado develó durante su alocución que es evidente ver como la tenencia de tierras se concentra en manos de unos pocos, por lo que advirtió que las medidas que acompañen la reforma agraria no pueden quedarse solo en un reparto de tierras, sino que debe contribuir al desarrollo integral de los pueblos.
En su discurso, se refirió también al cambio de época que conlleva nuevas dinámicas de ver el mundo en una “aldea global” interdependiente. “El desarrollo humano y el bienestar social tienen necesidad del amor en la verdad, en una sociedad que pasa por momentos difíciles: la crisis financiera, sus consecuencias sociales, sicológicas, políticas y antropológicas; la globalización con la reducción del nivel de protección social, el eclecticismo cultural, la ambigüedad de la ciencia con aplicaciones cuestionables en el dominio de la vida y la falta de reflexión sobre el fin de la economía”.
A la vez que resaltó que solo el amor permitirá vivir y guiar la creciente interdependencia de la humanidad en términos de relación, comunión y de participación, monseñor Urbina Ortega mencionó y reflexionó sobre algunas pistas que el Papa Francisco sugiere para redescubrir el camino del respeto y la equidad de las personas. Son ellas: La opción preferencial por los pobres; las periferias; la inequidad; la corrupción; la injusticia política, social y económica; el techo, la tierra y el trabajo; los emigrantes; la tarea profética y las nuevas generaciones.
Al dirigirse a los obispos presentes en la asamblea, dijo que a pesar de que los tiempos son difíciles siempre hay una esperanza.“Todo lo que acontece, por más negativo y terrible que sea, siempre servirá para el bien; por eso los invito a proseguir en el trabajo que las jurisdicciones han realizado”.
Finalmente, afirmó que, ante esta compleja realidad, los obispos durante la asamblea se darán a la tarea de escuchar, discernir y trazar tareas de acción para la tarea evangelizadora de la Iglesia que acompaña a las comunidades. “Sabemos que no hay fórmulas mágicas, pues la historia la construimos paso a paso, en el tiempo más que en el espacio, pero podemos ayudar a colocar la economía al servicio de todo nuestro pueblo y no de unos pocos, luchar contra la exclusión, la corrupción y la inequidad, en la que el dinero domina en menoscabo de las personas”.
La asamblea del episcopado que congrega en esta ocasión a 85 prelados de las diferentes jurisdicciones del país, sesionarán en plenaria hasta el próximo 5 de julio. El sábado 6, los obispos peregrinarán hacia la Basílica de Chiquinquirá donde celebrarán el centenario de la coronación de Nuestra Señora del Rosario como reina y patrona de Colombia.