Eran los años en los que el país libraba una sangrienta guerra civil (1979-1992) entre el gobierno militar de derechas del país y el grupo revolucionario Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN). De este último grupo fueron acusados de ser partidarios el rector, el padre Ignacio Ellacuría, filósofo y teólogo, Ignacio Martín-Baró, Segundo Montes, Amando López, Joaquín López y López y Juan Ramón Moreno Pardo. Por ello, acabaron siendo víctimas de un feroz ataque, durante el cual también fueron asesinadas la cocinera y ama de llaves, Elba Ramos, y su hija Celina, de 16 años.
Largas investigaciones
El derramamiento de sangre conmocionó a la opinión pública internacional en su momento, pero la investigación nunca condujo a la verdad. El caso fue desestimado en el año 2000. Veinte años más tarde, Estados Unidos sancionó a trece militares aún en activo y exmilitares, exiliados salvadoreños, considerados responsables de una "ejecución extrajudicial".
El cardenal Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, recuerda a quienes define "mártires" más de tres décadas después de su muerte. Y lo hace mediante una carta escrita en español publicada precisamente en el día en que se celebran las conmemoraciones en El Salvador. El purpurado jesuita recuerda el asesinato de estos hermanos y lo sitúa en una larga estela de derramamiento de sangre que encuentra su clímax hoy en día en lo que el Papa ha estigmatizado como una "tercera guerra mundial".
Invitación a la renovación
El cardenal Czerny pregunta: “Al contemplar nuestro mundo, ¿hay algún continente o región donde este aniversario tan importante que hoy recordamos pueda ser celebrado con auténtica tranquilidad y paz? ¿O es este, más bien, un momento con múltiples desafíos y disturbios?”.
En efecto, el escenario es dramático, pero las perspectivas son esperanzadoras, porque, como escribe, "a pesar de los signos de violencia en varias partes del mundo y de la fragilidad de la paz, Nuestro Señor nos invita a una renovación a través del camino sinodal. Despertar, levantarnos y caminar. Esta es la auténtica vida de la Iglesia, en humilde peregrinación y servicio alegre, inspirados por nuestros hermanos y hermanas”
Mártires que también encarnaron el Concilio Vaticano II, cuyo 60 aniversario la Iglesia celebró el 11 de octubre, escribe el cardenal en la carta: “En nuestros esfuerzos para poner en práctica, organizar e institucionalizar la visión y la misión del Concilio, podemos decir con gran honor que los nuestros son ciertamente mártires de este don que fue el Concilio Vaticano II. Ellos, con su vida y su muerte, encarnaron el Concilio y la 32º Congregación General en la gran iniciativa evangélica, educativa y social que fue la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas”
La misión del Dicasterio
Czerny también afirma que la propia misión del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral -expresión tomada de la Populorum Progressio de Pablo VI-, que recientemente ha renovado su configuración, sigue inspirándose en la "vida" y el "servicio" de los jesuitas de la UCA.
El suyo, escribe, es el ejemplo concreto de las palabras del documento final de la 34ª Congregación General de la Compañía de Jesús en 1995: “Hombres que vivieron silenciosos y desconocidos y hombres que fueron renombrados eruditos, predicadores y maestros; hombres que dieron su vida por el Evangelio, por la Iglesia y por los pobres; hombres que vivieron con sencillez y fidelidad en un mundo que nunca entendió su pobreza, castidad y obediencia; hombres que trajeron a la Compañía hasta este momento histórico. Damos gracias a Dios por ellos”