Rolando Álvarez, en ayuno indefinido para denunciar "la persecución" del régimen Los episcopados de Costa Rica, Panamá y Nicaragua respaldan al obispo de Matagalpa
“Expresamos nuestra solidaridad y cercanía a nuestro hermano monseñor Rolando Álvarez, quien siente zozobra por su seguridad personal y la posibilidad de ejercer su derecho a vivir y celebrar su fe, y cumplir pastoral en un ambiente de paz”
Una situación similar a la de Álvarez vive desde mediados de esta semana el sacerdote Harvy Padilla, de la parroquia San Juan Bautista de la ciudad de Masaya
El líder sandinista ha calificado de “golpistas” al Episcopado nicaragüense desde que los religiosos dieron refugio en sus templos a quienes huían de los ataques armados del Gobierno contra las manifestaciones en 2018
El líder sandinista ha calificado de “golpistas” al Episcopado nicaragüense desde que los religiosos dieron refugio en sus templos a quienes huían de los ataques armados del Gobierno contra las manifestaciones en 2018
| RD/Efe
Los episcopados de Nicaragua, Costa Rica y Panamá expresaron este domingo su respaldo al obispo nicaragüense Rolando Álvarez, crítico del Gobierno de Daniel Ortega, quien se encuentra “recluido” en una parroquia de Managua y en ayuno indefinido para pedir que cese la “persecución” en su contra.
“Expresamos nuestra solidaridad y cercanía a nuestro hermano monseñor Rolando Álvarez, quien siente zozobra por su seguridad personal y la posibilidad de ejercer su derecho a vivir y celebrar su fe, y cumplir pastoral en un ambiente de paz”, indicó la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) en un comunicado firmado por los restantes siete obispos activos, incluyendo al cardenal Leopoldo Brenes.
Comunicado de la Conferencia Episcopal Panameña 🇵🇦 pic.twitter.com/6guHCgsCTF
— CEP-Panamá (@IglesiaPA) May 21, 2022
Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa y Administrador Apostólico de Estelí, ambas en el norte de Nicaragua, denunció el pasado día 20 que fue víctima de “persecución” constante por parte de la Policía nicaragüense durante una visita a Managua y anunció un “ayuno indefinido de agua y suero” hasta que las autoridades garanticen el fin del asedio.
Tras la denuncia, la parroquia Santo Cristo de Las Colinas, en las afueras de Managua, fue rodeada por agentes de la Policía Nacional, que bloquearon la calle del templo, donde quedó “recluido”.
Una situación similar a la de Álvarez vive desde mediados de esta semana el sacerdote Harvy Padilla, de la parroquia San Juan Bautista de la ciudad de Masaya (Pacífico), que en 2018 se proclamó “territorio libre del dictador”, en referencia a Ortega.
El pasado viernes Álvarez denunció que el Gobierno de Ortega, al que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) responsabiliza por la muerte de al menos 355 personas en las manifestaciones antigubernamentales de 2018, así como de mantener encerrados a más de 180 “presos políticos”, quiere “una iglesia muda”.
Las fricciones entre la Iglesia Católica y Ortega son históricas. El líder sandinista ha calificado de “golpistas” al Episcopado nicaragüense desde que los religiosos dieron refugio en sus templos a quienes huían de los ataques armados del Gobierno contra las manifestaciones en 2018.
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