Tras unos nombramientos que proyectan su cosmovisión de la Iglesia más allá de su pontificado Francisco lleva la “revolución” a Argentina con obispos jóvenes y progresistas

Francisco con la bandera argentina
Francisco con la bandera argentina

Las últimas designaciones episcopales subrayaron ese impulso, ya iniciado en otros países. Todo en el marco del proceso hacia una Iglesia más comprensiva y misericordiosa. Un cambio “cultural” interno, con la inclusión de todas las generaciones

José Cobo, Luc Terlinden, Tucho Fernández, Jorge Ignacio García Cuerva o Gabriel Mestre forman parte de una serie de nombramientos en jurisdicciones eclesiásticas importantes de clérigos no solo afines a su línea religiosa, sino también jóvenes para la importancia del cargo, lo que de alguna manera proyecta su cosmovisión de la Iglesia más allá de su pontificado

(Valores Religiosos).- Desde que comenzó su papado, Francisco dio señales de una Iglesia más comprensiva y cercana a todos. La apertura a los católicos divorciados en nueva unión y a los homosexuales fueron dos casos emblemáticos que, dicho sea de paso, suscitaron la resistencia de los sectores más conversadores, minoritarios, pero muy poderosos y activos.

Jorge Bergoglio consideraba y sigue considerando que -sobre la base de que ninguna norma está por encima de la misericordia de Dios- la Iglesia debe dejar atrás la primacía de una actitud condenatoria -por lo menos así lo percibe mucha gente- para dar paso a otra que recibe a todos con amor y alegría, lo que, en definitiva, la vuelve creíble.

Hombre de procesos -cree que de modo paulatino los cambios son más perdurables, pero también consciente del peso de la tradición en una institución dos veces milenaria-, Francisco fue llevando adelante de a poco su “revolución cultural”. El hecho de que Benedicto XVI estuviera vivo también fue un condicionamiento.

El Sínodo de la Sinodalidad, un hito

Últimamente parece haber acelerado. La elección del arzobispo argentino Víctor Manuel Fernández -un teólogo progresista- como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe constituye toda una señal. Francisco le pidió que no se ocupe tanto de la pureza doctrinaria, sino de la promoción del Evangelio.

José Cobo en Villaverde, barrio de la periferia de Madrid
José Cobo en Villaverde, barrio de la periferia de Madrid

Además, el Sínodo de la Sinodalidad que se hará entre este y el año próximo será seguramente un hito en este proceso. Todas las cuestiones más álgidas estarán presentes -divorciados, gays, diaconado femenino, entre otros-, según surge del documento de trabajo, producto de una amplia consulta mundial.

Paralelamente, Francisco viene realizando una serie de nombramientos en jurisdicciones eclesiásticas importantes de clérigos no solo afines a su línea religiosa, sino también jóvenes para la importancia del cargo, lo que de alguna manera proyecta su cosmovisión de la Iglesia más allá de su pontificado.

Luc Terlinden
Luc Terlinden Facebook

El mes pasado designó arzobispo de Madrid a José Cobo, de 57 años, quien se venía desempeñando como obispo auxiliar de la arquidiócesis madrileña. Y arzobispo de Bruselas a Luc Terlinden, de 54 años, que era hasta entonces vicario general de esa jurisdicción eclesiástica de la capital belga.

La Iglesia en la Argentina también fue alcanzada por la renovación francisquista. En mayo, el Papa sorprendió con la designación del obispo de Río Gallegos, Jorge Ignacio García Cuerva, de 55 años, nada menos que como arzobispo de Buenos Aires, la principal arquidiócesis del país. El viernes se conoció que había nombrado al obispo de Mar del Plata, Gabriel Mestre, de 54 años, como arzobispo de La Plata, una jurisdicción históricamente muy conservadora que tuvo al frente, entre otros, a prelados como Antonio Plaza y, más recientemente, a Héctor Aguer.

La primera misa de García Cuerva, el nuevo arzobispo de Buenos Aires
La primera misa de García Cuerva, el nuevo arzobispo de Buenos Aires

García Cuerva cursó buena parte de su sacerdocio hasta ser designado obispo, en 2017, en barrios populares de la zona norte del Gran Buenos Aires -llegó a ser párroco en la emblemática villa La Cava-, donde se ganó el aprecio de los pobladores por su empatía con ellos.

García Cuerva trataba de paliar las necesidades de la gente para lo cual buscaba -como él dice- alianzas con el Estado, lo que lo vinculó con funcionarios de los principales espacios políticos. Más allá de expresiones y gestos de simpatía hacia el peronismo de cuando era sacerdote, que se conocieron tras su reciente designación y que generaron polémica, en 2012 evidenció su actitud de apertura al bautizar a los hijos de la artista trans, Florencia de la V.

Monseñor Mestre, nuevo arzobispo de La Plata
Monseñor Mestre, nuevo arzobispo de La Plata

A su vez, Mestre también construyó en la diócesis de Mar del Plata una intensa relación con políticos de todas las denominaciones y dirigentes de diversos sectores llegando a conformar una mesa de diálogo para acordar respuestas ante las necesidades sociales. Con motivo de una denuncia por abuso sexual contra uno de sus sacerdotes, Mestre brindó una rueda de prensa y recibió a los familiares de la víctima, a quienes alentó a hacer la correspondiente denuncia judicial. Además, se ofreció como testigo.

Aunque con más edad que García Cuerva y Mestre -tiene 64 años-, hay que incluir en la serie de nombramientos de obispos particularmente cercanos a la gente al arzobispo de Córdoba, Ángel Rossi, muy apreciado y con una gran obra solidaria. Rossi se encamina, además, a ser creado cardenal a fines de setiembre junto con Víctor Fernández. Lo mismo sucederá en algún momento con García Cuerva, lo que terminará de plasmar la futura conducción de la Iglesia argentina.

Ángel Sixto Rossi, arzobispo de Córdoba a quien el Papa ha nombrado también cardenal
Ángel Sixto Rossi, arzobispo de Córdoba a quien el Papa ha nombrado también cardenal Vatican Media

Está a la vista que la Iglesia no solo en la Argentina, sino en el mundo no la tiene fácil frente a un clima cultural refractario a lo religioso que afecta ciertamente a todas las religiones, lo que se traduce en una pérdida de fieles. En el censo de 1960 -el último que preguntó sobre la filiación religiosa- más del 90% de los argentinos se declaraba católico y en la última encuesta del CONICET y cuatro universidades públicas, solo el 63%.

Francisco cree que la clave para frenar el drenaje y promover el Evangelio es el testimonio a partir de la cercanía con todos, sin importar su condición, con un mensaje de amor y una actitud de alegría. En esa línea, está eligiendo a los hombres que mejor la encarnan para seguir avanzando en su revolución cultural dentro de la Iglesia.

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