"¡Feliz y Santa Navidad!", recalca el arzobispo de Buenos Aires García Cuerva: "Hagamos de nuestro corazón un pesebre de verdad"
"Si creemos que tenemos todas las respuestas, si creemos que somos dueños de nuestra vida, que tenemos todo bajo control, si no nos dejamos interpelar por la Buena Noticia del nacimiento de Jesús, nos vamos a perder la mejor noticia"
“Él quiso nacer en ese lugar oscuro, en ese lugar de animales, en ese lugar con mal olor”
“En la sonrisa del bebé nos está diciendo: ‘Quiero compartir toda la vida con vos’; en la sonrisa del bebé nos dice: ‘Quiero nacer en el pesebre de tu corazón; no te muestres perfecto delante mío, no tengas miedo, soy Dios que, desde el Niño, desde el pesebre, te digo una y mil veces que te amo y te quiero ver feliz”
“En la sonrisa del bebé nos está diciendo: ‘Quiero compartir toda la vida con vos’; en la sonrisa del bebé nos dice: ‘Quiero nacer en el pesebre de tu corazón; no te muestres perfecto delante mío, no tengas miedo, soy Dios que, desde el Niño, desde el pesebre, te digo una y mil veces que te amo y te quiero ver feliz”
El arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, presidió la misa de Navidad en la catedral metropolitana, donde exclamó “¡Feliz y santa Navidad!” y donde, en la primera lectura, leyó el Evangelio que dice: “Hoy les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor”.
“Hoy quiero resaltar este contraste entre el emperador Augusto, seguro de sí mismo, con todo el gobierno; y por otro lado los pastores, hombres frágiles y marginados, de los que no sabemos ni siquiera su nombre”, describió el primado argentino, y completó: “Augusto y los pastores nos pueden mostrar a nosotros con qué actitud nos acercamos al pesebre, con qué actitud y con qué corazón recibimos la Buena Noticia del Nacimiento de Jesús”.
Una posible actitud que señaló el arzobispo fue: “Si nosotros nos parecemos a Augusto, si nos creemos seguros de nosotros mismos, si creemos que tenemos todas las respuestas, si creemos que somos dueños de nuestra vida, que tenemos todo bajo control, si no nos dejamos interpelar por la Buena Noticia del nacimiento de Jesús, nos vamos a perder la mejor noticia”.
Monseñor García Cuerva también destacó la actitud de acercarse al pesebre con corazón de pastores: “Si en estos días de Navidad mostramos el corazón con toda su fragilidad, si nos animamos a ser como los pastores y nos ponemos delante del pesebre con toda nuestra pobreza, si le pedimos al Señor con fuerza que ilumine nuestras oscuridades, si hacemos de nuestro corazón un pesebre, pero un pesebre de verdad, entonces recibiremos también la alegría del Nacimiento de Jesús”.
“Él quiso nacer en ese lugar oscuro, en ese lugar de animales, en ese lugar con mal olor”, recordó y agregó: “No tengamos vergüenza y, en Navidad, mostrémosle al Señor la parte de nuestra vida, la parte de nuestro corazón que se parezca al pesebre. No nos escondamos delante de la ternura del Niño: mostrémosle la vida, pero la vida como es”.
“No nos presentemos delante de Jesús con la seguridad de Augusto, mostrémonos con la fragilidad de los pastores”, pidió.
#BuenosAires Mons. García Cuerva: 'Hagamos de nuestro corazón un pesebre de verdad' https://t.co/hKkaeQZAy8@arzbaires@iglesiaba
— AICA (@AgenciaAica) December 26, 2023
Monseñor García Cuerva finalizó su homilía diciendo: “El Señor, desde el pesebre, nos dice que nos ama. En el llanto del bebé nos hace despertar de la indiferencia y darnos cuenta de que hay muchos hermanos que necesitan de la alegría de la Navidad, pero también en la sonrisa del bebé nos está diciendo: ‘Te amo, no te escondas de Mí’.
“En la sonrisa del bebé nos está diciendo: ‘Quiero compartir toda la vida con vos’; en la sonrisa del bebé nos dice: ‘Quiero nacer en el pesebre de tu corazón; no te muestres perfecto delante mío, no tengas miedo, soy Dios que, desde el Niño, desde el pesebre, te digo una y mil veces que te amo y te quiero ver feliz”.
“Vayamos con el corazón abierto y las manos vacías al pesebre: estoy seguro de que María y José nos van a poner al Niño en nuestros brazos”, invitó finalmente el arzobispo.
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