(Vatican News).- “Con la palabra “PORRAJNOS” - la Gran Catástrofe - pronunciada con fuerza por los gitanos del mundo entero, gritamos con ellos en un clamor al cielo para que hechos semejantes no vuelvan a ocurrir en nuestra historia humana”.
Con estas palabras concluye el mensaje de solidaridad de la Conferencia episcopal colombiana (CEC), que recuerda este 2 de agosto el 77º aniversario del Día del Holocausto del Pueblo Gitano, que se vivió durante la Segunda Guerra Mundial.
El padre Omer Giraldo, director del área de Etnias del Centro Misionero de la CEC, en la misiva recuerda que la noche del 2 al 3 de agosto de 1944 es tristemente recordada por el infame genocidio de más de 4.300 miembros de las minorías conocidas como los Sinti y los Romaníes, por el ejército Nazi de Adolfo Hitler durante la Segunda Guerra Mundial.
“La Iglesia colombiana, desde la Conferencia Episcopal de Colombia, desea expresar su más hondo sentido de solidaridad con los pueblos Rom a nivel mundial y, en particular, con el pueblo Rom, el pueblo gitano, que vive en Colombia desde hace ya varias centurias; aprovechando esta ocasión, al hacer memoria de este genocidio”, se lee en la misiva.
Discriminación y exclusión inmemoriales
La intención del mensaje, según explica el padre Giraldo, es hacer una invitación a los colombianos a tomar conciencia del sufrimiento que, a lo largo de la historia ha tenido que padecer esta población gitana. De manera especial, pide que este 02 de agosto, se haga una oración especial y se abra espacios de reflexión frente a las actitudes que se asumen muchas veces cuando no se conocen de cerca estas comunidades asentadas en territorios de Colombia.
“Los gitanos han sido víctimas, incomprendidos donde quiera que lleguen. También en nuestro suelo colombiano los gitanos han sufrido la discriminación y la exclusión social en el empleo, la educación y la salud”, advierte el mensaje.
Sin embargo, la CEC reconoce como positiva la decisión del Estado colombiano que, en la Constitución de 1991, reconoció al pueblo gitano como una minoría étnica. En efecto, estas minorías han padecido las consecuencias de la guerra interna de Colombia y las ha obligado a desplazarse a las ciudades. Actualmente, informa la nota, en el país habitan entre 5 y 7 mil gitanos, en su mayoría en las regiones de Santander, Atlántico, Tolima, Antioquia, Sucre y Bogotá y están organizados en clanes llamados Kumpañy.
Memoria del beato gitano “El Pelé”
La Iglesia católica también celebra, este 2 de agosto, la memoria del Beato Ceferino Giménez Malla, el gitano que fue fusilado en Barbastro en 1936 por intentar salvar a un sacerdote. En la nota publicada en el portal de la CEC se recuerda que en la vida del “Pelé”, como es conocido popularmente por los gitanos, se encuentran reflejados los valores centrales de la vida cristiana. "Era muy devoto de la Virgen y de la Eucaristía, generoso con los más necesitados y preocupado por la catequesis de los niños", afirma.
El 4 de mayo de 1997 san Juan Pablo II lo encumbró a los altares. Ese día el pontífice recordó que Ceferino “supo sembrar concordia y solidaridad entre los suyos, mediando también en los conflictos que a veces empañan las relaciones entre payos y gitanos, demostrando que la caridad de Cristo no conoce límites de razas ni culturas”.
Una historia de dos milenios
El mensaje del Centro Misionero de la CEC, no se limita a recordar la fecha, sino también hace una breve síntesis del origen de esta comunidad partiendo de la región asiática de Kannauj, del norte de la India, con testimonios históricos de más de dos milenios de existencia. Un grupo étnico caracterizado a lo largo de su historia por su tendencia al nomadismo y que lo llevó hasta el occidente europeo y de allí al mundo. Un pueblo que “lleva en su ser”, un sentido de libertad, espíritu solidario y adaptabilidad. Además, sus lazos familiares son una “enorme fortaleza cultural,” así como su fe en Dios y su riqueza artística.
“Los colombianos estamos, de alguna manera familiarizados con la cultura gitana desde las preciosas narraciones de nuestro Nobel Gabriel García Márquez, sobre la visita anual de los gitanos al legendario pueblo de Macondo. Nos unimos como Iglesia Católica al pueblo Romaní en la conmemoración del 77º aniversario de esa terrible noche del 2 de agosto de 1944”, finaliza el mensaje.