"El Dios de la esperanza" "Un año de gracia": Mensaje de de esperanza de los obispos de Honduras previo al Jubileo
Los obispos de Honduras también se refirieron al Sínodo sobre la Sinodalidad como uno de los acontecimientos prominentes de la Iglesia, el cual "no acaba en la participación y la comunión, sino que desemboca en la Misión"
| Ariana Pernía Paolini
(Vatican News).-La Conferencia Episcopal de Honduras (CEH), compartió, este 4 de noviembre, un mensaje de esperanza ante dos “grandes acontecimientos eclesiales”, el Sínodo sobre la Sinodalidad, clausurado recientemente, y el venidero Año Jubilar 2025.
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El mensaje que coronó el comunicado de los obispos fue “el Dios de la esperanza”, a partir del cual, los religiosos recordaron que, del corazón de la Iglesia “tiene que brotar un especial llamado a quienes en la vida social, política y económica tienen la responsabilidad de hacer una Honduras para todos”.
En este sentido, el episcopado invitó a los fieles a hacer “de nuestra esperanza, una esperanza contagiosa”, a la vez en que reiteraron su llamado a la solidaridad y a la caridad, al elevar una oración en el escrito, donde pidieron “que nuestro Señor Jesucristo y María, Madre de la Esperanza, nos acompañen en todo el camino que, juntos, estamos llamados a hacer y estamos dispuestos a hacerlo, incluyendo en él a quienes más necesitan de nuestro apoyo y de nuestro abrazo”.
El Sínodo de la Sinodalidad
Bajo este contexto, la conferencia destacó que el encuentro eclesiástico les abrió “la mente y el corazón para caminar juntos” en un camino que describieron como “ancho”, donde todos pueden transitar, especialmente, “los pobres, los excluidos, los marginados”; por ello, consideraron que, como fieles, el llamado del Sínodo sobre la Sinodalidad, “nos tiene que tocar fuerte […] y no sólo lo debemos hacer en el nivel de la limosna, sino en el nivel de la justicia social”.
Así mismo, admitieron que la misión y el efecto del Sínodo no se debe quedar, únicamente, dentro de los fieles, sino que debe ir más allá; «el Sínodo no acaba en la “participación y la comunión”, sino que desemboca en la Misión. Y la misión tiene una dimensión transformadora sin la que no sería misión, sino una especie de propaganda religiosa», por lo cual, señalaron que este acontecimiento eclesial, debe dar como fruto “un alma misionera” que permita vivir los valores del Evangelio para que se conviertan en “la alegría de una fe compartida”.
El Año Jubilar
En cuanto al segundo gran acontecimiento, mencionado por los líderes eclesiales, destacaron que se tratará de un “año de gracia”, el cual se presenta como “un tiempo especial de misericordia y perdón, para poder llegar de nuevo a nuestras mismas raíces”, de tal modo que, la vivencia del Jubileo 2025 dé lugar a buenos frutos; por ello, destacaron que el «Jubileo no se nos puede quedar en “actos”, está llamado a cambiar “actitudes”».
Así mismo, los obispos destacaron que el año jubilar resulta en un llamado a vivir “una dimensión misionera”, a transmitir la esperanza cristiana y el mensaje del amor de Dios, para que “la Iglesia sea testigo fiel de este anuncio en todas las partes del mundo”.
Ante esta premisa, el episcopado enfatizó que se vivirá “así, un Jubileo anclado en un mensaje caracterizado por la esperanza que no defrauda: la esperanza de Dios” el cual, dará lugar a un “testimonio creyente”, para que pueda “ser en el mundo levadura de auténtica esperanza, anuncio de cielos nuevos y tierra nueva”.