Es momento de invertir en las nuevas generaciones, afirmó . Mons. Jose De Jesus González Hernández Monseñor José de Jesús González: "México se está hundiendo más"
En entrevista, Mons. José De Jesús González Hernández, Obispo de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, habló de los retos en este territorio debido a los problemas de violencia que se viven a diario y que van en aumento.
Describió la forma en la que estos grupos delictivos controlan diversas zonas con la aceptación del gobierno, por lo que aseguró que la Iglesia debe apostar por las nuevas generaciones para “remendar el tejido social que hemos permitido que se desgarre”
Jimena Hernández corresponsal en México
“Urge que la Iglesia comience a predicar con su palabra y con su ejemplo una Cultura de Reconciliación y Construcción de paz a través del diálogo. Y Ojalá que este Guerrero no lo heredemos a las nuevas generaciones” aseguró Mons. Jose De Jesus González Hernández, quien compartió algunas de sus experiencias como Obispo de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, la cual forma parte de la provincia Eclesiástica de Acapulco.
En una entrevista, explicó cómo es acudir y visitar en trabajo pastoral a las comunidades de Guerrero, lamentó que se tenga que ir con temor, porque grupos delictivos instalan retenes en las carreteras. “Cuando llegas te revisan, te bajan, te preguntan: “quién eres”, y por lo mientras “paga algo para pasar”, ¿a qué vas? ¿Con quién vas? ¿Cuánto tiempo vas?, ¿Cuándo te regresas? Imagínate si viene un turista y le toca esto, ya no regresa”.
“Entonces: ¿Qué policía es esa? Pues es la que cuida ahí. ¿El Ejército, la Guardia nacional, la Policía que hace?”, comentó.
Mons. Gonzalez, manifestó su sorpresa porque cuando llega la policía, estas personas ya no están “no sé si se van o regresan o que hacen, pero así es como vivimos, lo cual es vergonzoso, ya que si yo quiero trabajar tengo que “cooperar” y llevarla bien con ellos, porque si no lo hago no me dan entrada”.
“Nos los hemos encontrado en los caminos, tienes que “cooperar” para entrar al territorio de la policía comunitaria, ya que la presencia del gobierno, de la Comisión de Derechos humanos, de la fiscalía del Estado, son nulos, no se ven en esos lugares”, afirmó.
El obispo mexicano aseguró que “esos grupos tiene controlada esas zonas y el gobierno acepta”. Por lo que dijo que “ni con abrazos, ni con balazos va a poder levantar al país”, ya que México se está hundiendo cada vez más.
Manifestó que existe una crisis en nuestros dirigentes (de gobierno), cuestión por la que la Iglesia debe apostar e invertir en las nuevas generaciones.
“Ya con las grandes no se pudo, si todos trabajamos en una reeducación por una nueva Cultura de la Paz, con la ayuda de los grandes podremos remendar el tejido social que hemos permitido que se desgarre”
¿Qué vamos a hacer?, a ésta pregunta Monseñor González contesta que es muy importante educar la conciencia, fomentar la educación “para dejar de depender de esos “intereses” económicos, como dependemos de todo, si el gobierno no les da nada a nuestros pueblos originarios, yo creo que si se mueren de hambre, porque ya dejaron de hacer lo que sabían hacer”, afirmó.
Por su parte mandó un mensaje a los futuros políticos, a los médicos, maestros, padres de familia, a los sacerdotes, religiosas(os) y los empresarios: “Decirles que: están a favor de la sociedad, no la sociedad a favor de ellos, donde no sea el dinero lo principal, sino la salud, la vida, la familia, la humanidad, estar a favor de la humanidad”.
Al ser cuestionado por el asesinato de los dos sacerdotes jesuitas en la región tarahuamara de Chihuahua, , manifestó su tristeza pues comentó que conocía y trabajó con el padre Javier Morales a quien le decían “El Gallo” por su facilidad de imitarlos.
Pero también, reconoció que murieron como buenos discípulos, dando la vida por los demás, “podemos decir que, si se puede ganar el cielo, son unos de los santos modernos, como dijo San José Sánchez del Rio: “Nunca fue tan fácil ganar el cielo”, aseveró.
El fraile de la Orden Franciscana Menor, aseguró que a pesar de vivir en esta situación, él no tiene miedo, ni va a dejar de realizar el trabajo pastoral que le ha sido encomendado.
“Nosotros estamos llamados evangélicamente a dar la vida por las ovejas por nuestro bautismo, esto es un desafío para la iglesia, y sería el colmo que su obispo tenga miedo, esto puede ser un mal ejemplo para los sacerdotes que están día y noche en esos lugares en el que impera la violencia”
“El pueblo de Dios también necesita de la presencia del Obispo, que alguien los visite, les da tanto gusto que el Obispo los visite o en muchos casos que el padre los visite, y dicen: “qué bueno que vino a vernos”, comentó.
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