Con motivo de la solemnidad de los Santos Apóstoles de Pedro y Pablo Obispos del Celam, unidos a Francisco bajo su signo y guía
Con motivo de la solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, ayer 29 de junio, el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM) dedicó una carta al Papa Francisco, renovando su compromiso de seguir trabajando junto al Santo Padre, "bajo su guía paternal"
Expresan, siguiendo "sus palabras, testimonio, actitudes y magisterio" sobre cómo asumir la vida ministerial y ser "mejores colaboradores en la construcción del Reino"
| Maria Camprodon
(Vatican News).- El episcopado latinoamericano ha enviado un “saludo y reconocimiento” en una carta dirigida al Santo Padre, en el día de la celebración de los patrones de Roma, San Pedro y San Pablo, ayer jueves 29 de junio.
Comprometidos con la construcción del Reino de Dios
Los obispos del CELAM manifiestan su agradecimiento al Señor “por haber mirado a uno de sus hijos para elegirlo sucesor de Pedro”. Asimismo, renuevan su compromiso de laborar “para ser una Iglesia sinodal en salida hacia las periferias”, expresan, siguiendo “sus palabras, testimonio, actitudes y magisterio” sobre cómo asumir la vida ministerial y ser “mejores colaboradores en la construcción del Reino”.
En honor a la celebración del ministerio petrino – las funciones y el trabajo del Pontífice - hacen llegar al sucesor de Pedro su “cariño y apoyo para que, con la gracia de Dios, tenga la fuerza ante las dificultades y situaciones cotidianas de su ministerio”.
La carta concluye elevando las oraciones de los obispos a María de Guadalupe para que proteja al Papa Francisco con “su amor maternal”, y al Señor, quien “le siga asistiendo y bendiciendo”.
El día de San Pedro y San Pablo desde el Vaticano
En la Solemnidad de los Santos Pedro y Pablo, tras celebrar la Santa Misa en la Basílica Vaticana con la bendición de los Palios para los nuevos arzobispos, el Papa Francisco rezó la oración del Ángelus asomado desde la ventana del Palacio Apostólico. El Obispo de Roma manifestó que “es con esta humanidad verdadera con la que el Espíritu forma la Iglesia. Pedro y Pablo eran personas verdaderas, y nosotros, hoy más que nunca, necesitamos personas verdaderas”.
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