Se cumplen 33 años del asesinato de los jesuitas salvadoreños Funeral por los mártires de la UCA: "La muerte no apagó su resplandor"
“33 años después del sacrificio de nuestros compañeros, a nosotros nos toca continuar en esa tarea de seguir mostrando el camino de la vida. Es tarea permanente para toda persona de buena voluntad. Pero en la UCA es parte además de la propia identidad universitaria, forjada en la palabra beligerante de nuestros hermanos y en su sangre derramada”, señaló en su homilía José María Tojeira
“Gandhi, Mandela, Martin Luther King, Romero, Elba y Celina junto con los jesuitas, y tantos otros, estuvieron presos o fueron asesinados. Quienes los encarcelaron o los asesinaron trataban de apagar una luz que hablaba de la igual dignidad de las personas, de la paz, de la justicia y de la convivencia fraterna. Pero la muerte no apagó su resplandor. Al contrario, el brillo aumentó con la persecución y con el sacrificio de la propia vida”
“33 años después del sacrificio de nuestros compañeros,a nosotros nos toca continuar en esa tarea de seguir mostrando el camino de la vida. Es tarea permanente para toda persona de buena voluntad. Pero en la UCA es parte además de la propia identidad universitaria, forjada en la palabra beligerante de nuestros hermanos y en su sangre derramada”.
Eran las palabras pronunciadas esta tarde por José María Tojeira en el funeral con motivo del 33 aniversario del asesinato de los mártires de la UCA, los seis religiosos jesuitas y las dos mujeres que les atendían, tal día como hoy a manos de un grupo paramilitar salvadoreño.
Próximas actividades del XXXIII aniversario de los #MártiresUCApic.twitter.com/IBXCn78ySW
— UCA El Salvador (@UCA_ES) November 10, 2022
“Nos toca ahora defender los Derechos Humanos en su totalidad y universalidad, frente a un gobierno que se ampara en los derechos de las víctimas para negar derechos a la ciudadanía. Y que interpreta los derechos de las víctimas como a una especie de derecho a la venganza masiva e indiscriminada, ejecutada desde el poder”, señaló en su escrito el religioso jesuita, rector de ese centro de la Compañía de Jesús cuando tuvo lugar aquella masacre.
Defender el Estado de Derecho
“Nos corresponde -añadió Tojeira- apoyar una vez más a las madres de los desaparecidos y defender el Estado de Derecho, junto con la libertad, la crítica y el diálogo. Estar al lado de las causas de los pobres y de los débiles es tarea permanente de una universidad que tiene su centro fuera de sí misma, en la realidad, y que ve con dolor las amplias capas de sufrimiento en el país.
Porque, apuntó, “‘bajar de sus cruces a los crucificados’ de hoy, como decía Ignacio Ellacuría, es la única manera de impedir que ‘el monopolio de la fuerza se convierta en monopolio de la verdad’”, señaló, subrayando que “si queremos ser luz, el recuerdo y la memoria se vuelven indispensables para imitar y seguir las huellas de quienes nos precedieron como testigos insignes en la fe y en el amor”.
“Nos corresponde, desde el recuerdo de nuestros mártires, volver los ojos hacia los que han sido despojados de sus derechos e impedidos en el desarrollo de sus capacidades”, señaló el jesuita, para quien “no nos queda más remedio que mirar la problemática social y estructural de nuestros países. “Somos y debemos convertirnos cada vez más en una verdadera comunidad de solidaridad. Solidarios entre nosotros y solidarios con el mundo de quienes tienen hambre y sed de justicia, nos corresponde elaborar universitariamente proyectos de realización común que lleven a un nuevo tipo de civilización”.
Construir una sociedad diferente y aportar a la construcción de un mundo distinto es una exigencia indispensable a la hora de honrar a nuestros hermanos
“A esa civilización de la pobreza, basada en el trabajo y la solidaridad, de la que hablaba Ellacuría. Opuesta a la civilización del capital, que prioriza la acumulación de la riqueza como motor de la historia y del desarrollo. Y abierta y afincada en el trabajo humanizante y humanizador, creador de riqueza y camino de autorrealización personal, satisfacción de necesidades y desarrollo social”, señaló.
Pro ello, añadió, “construir una sociedad diferente y aportar a la construcción de un mundo distinto es una exigencia indispensable a la hora de honrar a nuestros hermanos. Y es sobre todo, la respuesta de la inspiración cristiana universitaria que nos llama a ser luz que ilumina el camino de la vida”.
Fuerza mundial de solidaridad
Tojeira recordó cómo “un asesinato local se convertía en fuerza mundial de solidaridad, en apoyo a la paz en El Salvador, en defensa de los Derechos Humanos y en condena del militarismo y la fuerza bruta”, porque “ni el odio ni la mentira pueden apagar la luz de las personas buenas”.
“Gandhi, Mandela, Martin Luther King, Romero, Elba y Celina junto con los jesuitas, y tantos otros, estuvieron presos o fueron asesinados. Quienes los encarcelaron o los asesinaron trataban de apagar una luz que hablaba de la igual dignidad de las personas, de la paz, de la justicia y de la convivencia fraterna. Pero la muerte no apagó su resplandor. Al contrario, el brillo aumentó con la persecución y con el sacrificio de la propia vida”, concluyó el exrector.
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