El caso de la pequeña Esther
Esta indignación y consternación nace en particular de la historia de la pequeña Esther, que ha sacudido al país y ha vuelto a poner de relieve el abuso y la explotación de los niños. En efecto, la niña de tan solo 9 años, quien vivía en El Alto, fue encontrada sin vida el pasado 5 de julio. Según el prelado, ese caso es signo también de “complicidad y encubrimiento, signos de una sociedad que se deshumaniza cada vez más”.
El presunto delincuente fue arrestado gracias al testimonio de una niña de 12 años que presenció el hecho, siendo así condenado a 30 años de prisión. Otros tres cómplices están siendo investigados.
Trabajar mucho y sostenidamente en fortalecer los valores
Enfatizando en el hecho que la cuarentena ha provocado un aumento de ciertos problemas sociales, Monseñor Pesoa instó a las familias a “trabajar mucho y sostenidamente en fortalecer los valores dentro del hogar”, así como a todas las instituciones a “redoblar los esfuerzos por abordar los conflictos desde una perspectiva de no violencia”.
“Todos estamos llamados a llevar a cabo esta lucha contra la violencia para que ninguna injusticia sea callada, para que nadie deba llorar en silencio y soledad las secuelas de una agresión y para que toda forma de violencia sea juzgada y superada”.
Desafortunadamente, las cifras siguen siendo preocupantes. Según las Naciones Unidas, Bolivia es uno de los países con mayor índice de violencia de género. Siete de cada diez mujeres sufren maltrato de todo tipo y se reportan 10/12 episodios cada día. De los 4,800 casos de violencia reportados, el 95% son mujeres.
Comunicado
LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER, EXPRESIÓN DE UNA SOCIEDAD DESHUMANIZADA
“La tierra está llena de crímenes sangrientos
y la ciudad llena de violencia”.
Ezequiel 7, 23
El ambiente de violencia va creciendo en nuestro país
La Secretaría General de la Conferencia Episcopal Boliviana, alerta sobre el ambiente de violencia que va creciendo en nuestro país y, llama la atención, sobre uno de los grupos, más frecuentemente, víctima de esa espiral de violencia, que son las mujeres.
Violencia, complicidad y encubrimiento son signos de una sociedad deshumanizada
Estos días estamos indignados por la forma despiadada en que esta violencia se ha cobrado la vida de una niña: Esther, en la ciudad de El Alto. Más aún con los signos de complicidad y encubrimiento, signos de una sociedad que se deshumaniza cada vez más. Expresamos nuestra solidaridad con su mamá, sus familiares, amigos y aseguramos nuestra oración por el eterno descanso de quien ha sido víctima de extrema violencia, cuando apenas comenzaba a vivir, uniéndose a la ya larga lista de niñas y mujeres víctimas de la violencia en Bolivia.
La pandemia y la cuarentena han profundizado problemas estructurales de la sociedad
No cabe duda de que la pandemia y la necesaria cuarentena, han trastocado nuestro mundo. Lo ha hecho de múltiples formas. Y debemos constatar, con profundo pesar, que muchos problemas estructurales de la sociedad se han profundizado. Ese es el caso de la violencia doméstica contra la mujer.
Fortalezcamos los valores del hogar desde la perspectiva de la no violencia
Sabemos que hay que trabajar mucho y sostenidamente en fortalecer los valores dentro del hogar, con relaciones saludables, de respeto entre esposos, entre padres e hijos, entre tíos, sobrinos, nietos. Es en el hogar en que se debe fomentar el diálogo, la confianza y la no violencia. Hay que redoblar los esfuerzos por abordar los conflictos desde una perspectiva de no violencia.
Estamos llamados a unir esfuerzos para que ninguna injusticia sea silenciada
Por ello exhortamos a todos los agentes pastorales y a todas las instancias de la Iglesia y de toda la sociedad boliviana, a unir esfuerzos en esta lucha. Todos estamos llamados a llevarla a cabo para que ninguna injusticia sea callada, para que nadie deba llorar en silencio y soledad las secuelas de una agresión y para que toda forma de violencia sea juzgada y superada.
Llamamos a los políticos buscar caminos de diálogo para superar las diferencias
También llamamos a los responsables políticos a predicar con el ejemplo buscando caminos de diálogo, para superar las diferencias. El camino de la confrontación y de la violencia son signos de deshumanización y no resuelven nada.
Oramos por la salud de la Presidente de Bolivia
Enviamos también un mensaje de solidaridad y nuestra oración a la Presidente de Bolivia con el deseo de un pronto restablecimiento de su enfermedad.
Que Santa María, Reina de la Paz, nos ayude a transitar por los caminos del respeto, el diálogo y la no violencia.
La Paz, 10 de Julio de 2020
Secretaría General
Conferencia Episcopal Boliviana