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Artículo 66).- 61 organizaciones de oposición nicaragüenses
solicitaron al papa Francisco que abogue por la libertad personal de monseñor Rolando Álvarez, a quien la dictadura de Daniel Ortega le impuso como «cárcel de facto» la Curia Episcopal de la Diócesis de Matagalpa. Ha pasado una semana desde que la Policía orteguista mantiene sitiada la Curia, impidiendo la salida de monseñor Álvarez y de 10 personas más, entre sacerdotes y laicos.
En una carta enviada al Vaticano, los organismos explican al papa Francisco que «escribimos con desesperación en nuestro nombre pero, sobre todo, lo hacemos en nombre de decenas de miles de nicaragüenses quienes -dentro del territorio de Nicaragua viven bajo zozobra y amenazas permanentes por temor a represalias- no podrán plasmar sus firmas en este documento».
Asimismo, manifestaron que se sienten «conmovidos e indignados» por los recientes acontecimientos en Matagalpa, en donde «vimos el día de la fiesta de San Juan María Vianney en las cuales monseñor Rolando José Álvarez, (...) aparece rodeado de agentes de la Policía Nacional hincado con el Santísimo en custodia en las manos tras ser impedido a ingresar al templo para celebrar los oficios religiosos propios de ese día».
Las organizaciones nicaragüenses también expresaron que temen «por lo que le pueda suceder» al jerarca católico, tras el anuncio de la Policía al servicio del régimen de Ortega-Murillo, que ordenó abrir una «investigación» en contra de monseñor Álvarez, por supuestamente «organizar grupos violentos» e incitarlos a ejecutar «actos de odio para «desestabilizar al Estado de Nicaragua».
De igual forma, recordaron el ataque dirigido contra el padre Uriel Vallejos, en el municipio de Sébaco, Matagalpa. El sacerdote permaneció durante tres días aislado «en la casa cural de la parroquia de Jesús de la Divina Misericordia de Sébaco, también rodeado por policías y fuerzas paramilitares afines al gobierno». El padre Vallejos logró salir del templo junto con los feligreses que lo acompañaban gracias a los esfuerzos de un grupo de religiosos.
Destacaron que el despliegue policial en Sébaco se efectuó el pasado primero de agosto, con el objetivo de «apropiarse de los equipos de la estación de radio de la parroquia, que junto a otras radioemisoras operadas por la Iglesia católica en diferentes municipios del departamento de Matagalpa habían sido cerradas por órdenes del gobierno».
Agregaron que «la presencia de fieles impidió que se apropiaran de los equipos de la radio, pero muchos fueron golpeados, heridos y apresados cuando la Policía impuso la fuerza en los alrededores de la iglesia. Todavía resuena en nuestros oídos y nuestros corazones el clamor del padre Vallejos desde su encierro: «No me dejen solo».
En Nicaragua reina la impunidad
En la carta enviada a su santidad, las organizaciones opositoras expusieron al papa Francisco los diversos atropellos y violaciones a derechos humanos que ha cometido la dictadura de Daniel Ortega en contra del pueblo de Nicaragua. Además, denunciaron la escalada represiva en contra de la Iglesia católica nicaragüense y la privación de la libertad de los 190 opositores que se encuentran encarcelados por órdenes del régimen.
Las entidades resaltaron que «en Nicaragua priva la impunidad y el régimen tiene sumido al país en un estado de excepción de facto». Por lo tanto, temen «por la vida de monseñor Álvarez, también por la vida de los más de las presas y presos políticos inocentes. Ya son dos hermanos que mueren estando en la cárcel en manos del régimen. No permitamos que muera uno más».
«La persecución y el odio del régimen contra la Iglesia católica no tienen ninguna justificación. Sus pastores solamente han cumplido con el mandamiento del amor y el consuelo a los más débiles y oprimidos. Sus obispos son acusados de ser cómplices de un intento de golpe de Estado, cuando en realidad lo que han hecho es buscar una salida pacífica y democrática a la profunda crisis que consume al país», subrayaron.
«Su Santidad Francisco, por todo lo anterior y todo el dolor vivido en Nicaragua, le rogamos, le imploramos: «No nos dejen solos». No nos dejen solos en estos momentos. Escuchen nuestra palabra», concluyeron. La misiva la firman la Articulación de Movimientos Sociales, delegaciones de SOS Nicaragua alrededor del mundo, asociaciones de expresos políticos así como el Movimiento Anticanal.